Especulaciones
-A mi lo que me duele es ésto, Moreno.
-Y sí, es molesto y eso que estos nuevos espéculos de plástico son mucho mejores.
No digo nada pero me pregunto qué sabrá Dr. Moreno acerca de lo que se siente tener un espéculo entre las piernas. Me callo. Igual el hombre es suave y respetuoso, no hay mala intención en su comentario. Cierro las piernas.
Revisa “las mamas”.
-Vamos a ver las mamas, ahora.
Primero una, con movimientos circulares desde afuera hacia adentro con dos dedos y después las dos a la vez con los brazos a los costados, Charlotte, con los brazos atrás de la nuca, con los brazos sobre mis hombros, Charlotte. También explica que siempre hay un pezón más sobresaliente que el otro o uno más retraído (no recuerdo bien) y confirmamos que mi sobresaliente es el izquierdo.
-¿Ves? Fijate.
Apunta a uno y al otro.
-Todo bien, piba. Andá a cambiarte.
Camino al baño en puntitas de pie porque el piso impoluto está también helado y me saco la batita de papel que por lejos debe ser el atuendo menos sentador del mundo del diseño. Dudo si se tira en el tacho o en el canasto. Opto por el canasto.
Nos damos los besos de despedida, me dice que lo llame en diez días por el resultado del PAP y me escolta hasta la puerta.
Llego al gimnasio y me siento en los aparatos esos para ejercitar abductores. Siento que me pasé el día abriendo y cerrando las piernas. Cuando paso del aparato que cierra al aparato que abre, la máquina me confirma una verdad predecible: a igual carga en las pesitas del costado, es mucho más esfuerzo cerrar las piernas que abrirlas. Vaya descubrimiento.
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