Friday, December 31, 2010

2010

Me voy despidiendo de ese año en el que fui tan binaria.

Back Up

Me entero del poco entrenamiento mental con el que cuento a la hora de recordar teléfonos de memoria. Perdidos todos mis contactos son contados los números que marco así como por instinto, esos en los que tenés que relajarte y confiar en tus dedos que te van a guiar medio como las miguitas a Hansel y Gretel. Lo demás un gran blanco mental.
Yo que todavía te puedo recitar la parte de Claudius en Hamlet o las primeras lineas de Henry IV, ese que arranca "So shacken as we are, so wan with care" no puedo mi empezar a acordarme de 8 dígitos.
Me voy, sin lista mental de New Year´s resolutions, sólo esta idea de "casa nueva vida nueva" o si no simplemente casa nueva, que no es poco. Y que sea un buen año. Que tampoco es poco.

Thursday, December 30, 2010

Estás

Esperando a un amigo en la esquina de Green Bamboo, Carranza y algo.
Justo abajo del cartel que indica las calles.
Tipeando como una imbécil en esos botoncitos diminutos de tu Blackberry.
Pensando en que lo único que te dijeron de este barrio es "ojo con los pibitos que te birlan el teléfono".

Estás segura de que ese pibito que pasó en bici te relojeó y te creés vivísima porque le sacaste la ficha.

Estás pensando en que no hay que hacer esto y mientras estás escribiendo algo sentís el empujón, la caída al suelo pero antes el teléfono que se te escapa de las manos como un jabón y mientras te parás y gritás y ves al mismo pibito en bicicleta te enterás que no eras tan viva.

Estás parada en la misma esquina puteando en Arameo mientras los que toman tragos en la veredita ni se inmutan y ves el auto de N llegando a la esquina.
Estás sentada en un auto persiguiendo un caco en bicicleta y tu amigo te pregunta si lo reconocerías y contestás que sí, que obvio; mientras el manifiesta que piensa frenarlo de un cazote (¿o es casote¿) mirás por todos lados y te das cuenta que te da un poco de miedo el tema.
Estás sentada en un bolichito de Palermo eligiendo qué vas a comer de extremo mal humor, movés la mano como buscando la Blackberry y estás vacía, te falta algo.
Estás enferma.

Tuesday, December 28, 2010

We two have run

Tarde en su vida, mi vieja aprendió a tener amigos varones o de repente simplemente le tocó tenerlos en ese momento y no tenía nada que aprender al respecto. Poco probable. La cuestión es que los tiene, no muchos pero los tiene y los quiere y los respeta y tiene relaciones muy parecidas a las que tengo yo. Los escucho hablar por teléfono el día de Navidad. Su mujer atiende y se quedan charlando hasta que le pasa el teléfono. El está lejos. Se retiró a vivir al campo; se retiró a vivir al campo el último tiempo que le queda desde que dijo no al segundo round del tratamiento que le proponían. Hablan, se ríen. El le cuenta de los viajes a los que lo lleva la morfina y hacen arreglos para verse pronto. Lo más pronto posible. Se despiden por teléfono; mamá suena contenta pero si le mirás los ojos están como se le ponen los ojos azules a mi vieja cuando se conmueve.
-¿Y vos lo querés ir a ver? ¿A despedirte?
Mira por la ventana de su cuarto y medita en serio mi pregunta. La piensa y la mastica en milisegundos.
-Definitivamente. Pasamos mil cosas juntos… Definitivamente.
Apenitas se le quiebra la voz pero ni se nota y ya está eligiendo lo que se va a poner. Yo los imagino hablando en el campo, sentados en un banco afuera charlando como hablan ellos, en ese tono "dramatismo cero". O tratando. Después pienso que le puse un final muy cinematográfico y tengo mis dudas.
Y en algún lugar egoísta creo que me tranquilizo pensando que no soy yo la que tiene que hacer esa visita, y que falte mucho para esas cosas, me digo, que me agarren más sabia, más algo, no sólo más vieja.
En la sala de espero le cuento a Toti. Lo hago con dudosas intenciones, como para refregarle que la vida es dura, para todos. Creo que lo digo para que se salga de su ombligo (¿y yo del mío?).
-Qué historia triste, me dice.
Y el también se queda mirando para la ventana.

(*)We two have run about the slopes,
and picked the daisies fine ;
But we’ve wandered many a weary foot,
since auld lang syne.

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Monday, December 27, 2010

Xmas



La colección de libros de Beatrix Potter está en uno de los estantes del “Guest room” de la casa de mi madre que visito probablemente no más de una o dos veces al año y no me quedo a dormir. Abro the Tale of Tom Kitten y paso las acuarelas miniatura mientras le recuerdo a mi madre que no los tires, eh, que los quiero. También está The Happy Prince de Oscar Wild y un libro de poemas de R.L Stevenson que podría recitar perfectamente en ese tono aburrido con el que uno recita poemas de chico. Faster than faires, faster than witches…
Recorro esta casa que no es mía aunque voy encontrando recuerdos de Olivos por todos lados y a pesar de que me pierdo buscando los cubiertos y las servilletas, encuentro los vasos de wiskey donde estuvieron siempre, en el mismo mueble del comedor, al fondo a la derecha (como un baño). En la heladera los imanes con la cara de Joyce, Shakespeare y las velas que pongo en bolsas de papel y un fondo de arena por todo el jardín antes de que llegue la gente y esta sensación de estar tan de visita igual que en 2005.

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Wednesday, December 22, 2010

Descorchar

Había una época en la que guardaba los corchos de las salidas del año que habían valido la pena. Hace muchos. Podía pasar que los encontraba de casualidad y me acordaba exactamente cuál había sido el programa, dónde y con quién. Generalmente venía en forma de mínimo relato descriptivo como "Comida en casa con X, la noche que hice el curry de cordero" o "Con Y cuando nos fuimos a Baradero ese fin de semana". Entonces más o menos cada corcho importante venía con un cuento atrás que me podía dejar pensando.
Hasta que un día me topé con un Escorihuela Gazcón que nunca supe si era un gran recuerdo borrado o simplemente basura. Un corcho de mierda. Puede que haya sido las dos cosas.
Ya no guardo más en corcho. Porque además, las noches de vodka tonic no tendrían recuerdo y eso sí que estaría muy mal.

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Tuesday, December 21, 2010

Chapter Eleven (revisited)

Me invitan. Playa. Casas al lado del mar. Me tientan con propuestas indecentes que no incluyen el palo verde de Demi que sacaría a cualquiera de la ruina. No a cualquiera, claro. A mí seguro. Puede que en un mes esté haciendo la mudanza, empezando a irme. Aunque creo que de a poquito ya me fui yendo.
Esta mañana abrí los ojos (en mi cuarto entra el sol), miré el techo de ladrillos en bovedilla y pensé lo raro que va a ser amanecer en otro lugar. Es en estos detalles en los que me pega la cosa, en no reconocer la forma de esos ladrillos antiguos, desparejos y sentirme en casa.

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Friday, December 17, 2010

Permiso



Me paro en la puerta con las llaves en la mano. Espero. Me da la sensación que debería tocar el timbre, avisar que estoy entrando, pero no, miro las llaves apretadas en la mano y me acuerdo que es mi casa. Espío por a cerradura el pasillo largo para ver si hay alguien, para tener algo preparado para decir si me ven entrar. Como pidiendo permiso.
En ese momento N estaciona su auto en la puerta, se baja, me da un beso y mira hacia arriba con aprobación.
-¿Entramos?
Ya en el pasillo dice que muy bien, muy bien nena, que buena compra hiciste.
En “mi nueva cocina” le hago gestos con las manos y le cuento ideas, acá una mesa alta para comer y cocinar.
-Quiero que todo esto sea mi cocina, ¿entendés?
N se agarra la cabeza y dice que en esta casa va haber guerra. N me hace reír.
Subimos la escalera y entramos a mi cuarto. Uso mucho y a propósito la palabra en suite que odio. Decidimos la orientación de la cama. ¿Mirando a la ventana? ¿De espaldas? ¿La tele dónde?
N opina que el segundo cuarto puede ser TV room “y total te arrastrás de vuelta a la cama, ¿o vos sos de la que usan sleep?¨.
En la diminuta terraza corre vientito y yo digo que le pondría “una barra acá, así, como para echar unos tragos¨.
-Es que si no me pongo a pensar estas cosas, no le tomo cariño. Difícil desprenderse del chateaux.
-Si el chateaux hablase…
Diría que fuimos bastante felices ahí, che. Nada más. Nos vamos caminando y le muestro sus baldosas.
-Estas todavía son tuyas, eh. Se ríe.
Cuando paso por la puerta de Olsen, mi amigo Javier que sale me grita “¡Dueña!”. Soy yo la que se ríe.
Dueña. Eso.

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Wednesday, December 15, 2010

Knockout técnico

JB ofrece Tequila para traer desde México al próximo Bloxxamor. Digo que sí, rápidamente mientras me vienen flashbacks de la última vez que tome Tequila en vasito chiquito, sal y limón. Fue hace años, antes del 2002 seguro, cuando se podía ir todavía a Las Cañitas. Creo.
Ahora que me pongo a pensar me vuelven más imágenes. Santino. Mesa cerca de la puerta. Al lado, un tejano sin sombrero pero con botas manda una ronda a nuestra mesa en una bandejita. Viene otra. ¿Otra más?
Silencio. No tengo respuesta. Salto elíptico.
Estoy subiendo las escaleras de casa hasta mi cuarto. Manos y rodillas apoyadas, es algo más parecido a reptar. Llego. Marco el teléfono de F (milagrosamente hay cosas que uno nunca se olvida no importa cuánto tiempo ni qué pase, como eso de andar en bicicleta y coger). Atiende. Nos gritamos al teléfono a carcajada limpia durante media hora sin poder pronunciar palabra. En algún momento cortamos.
Knockout técnico.
Sí, Juli, tráete una botellita.

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Tuesday, December 14, 2010

Go team! Dueña


Hay cosas para las que necesitás a tus amigos, para la mayoría de las que hacés en tu vida supongo.
Ahí estaban, los dos bodyguards en persona, impecables, siguiendo todo, marcando de cerca al enemigo, haciéndome caras tranquilizadoras y agarrándome la mano para felicitarme; y atrás todos los que no estaban ahí ahí pero estaban.
-Off you go baby, hay mucha gente que está pensando en vos hoy- me dijo mi vieja cuando tuve cortar el teléfono porque el de seguridad me miraba.

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En un día como cualquier otro

-Calma, tranquilidad y educación si es posible.
Eso me pide mi madre antes de cortar. Quien sabe, en unas horas tendré casa nueva.

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Friday, December 10, 2010

Chapter Eleven

A esta altura, si agarrase y contase las baldosas de lo que será mi nueva casa, debería decirles a varias personas cosas como:
-¿Ves? Este pedacito que ves acá es tuyo?
O de repente:
-Podés elegir entre este cuadrado que se forma trazando dos líneas en este rincón abajo d ela escalera o decidir que la luz redonda que pienso repetir acá también es tuya.
Mi junta de acreedores es de lo mejor que se vio jamás y a veces me los imagino sentados a la misma mesa mirándose y preguntándose qué hacen todos ahí. También estarían sentados los acreedores emocionales (la mayoría tiene doble función) y ahí seríamos un montón y debería entonces levantarme (copa en mano) y empezar a explicar despacito todas las cosas que tengo para agradecerles.
Prrbablemente nunca los junte, algunos ni se conocen y ni saben que comparten baldosas. Yo los tengo a todos juntos y aún con la deuda saldada, va a quedar una pendiente siempre.

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Wednesday, December 08, 2010

Boy Toy


Ese verano que tendríamos 12 ó 13, Stephie nos llevó a Punta del Este en su Taunus azul. Stephie era la típica madre joven, rubia, separada y linda y además era obvio para mis 12 ó 13, que tenía onda. Cada verano antes de partir, llamaba a un amigo DJ que tenía (algún ex Mau Mau o Le Club) y le pedía que le grabase varios cassettes para que le duren todo el verano en el edificio El Puerto que era y es aún hoy supongo, algo parecido a un Jurassic Park de viejos ingleses bastante como lo era el edificio de Rosales en el que vivía mi abuela polaca, que de inglesa no tenía nada. En casa siempre nos referíamos a Rosales como Jurassic Park.
-Voy un segundo a Jurassic Park a dejar algo.
-José, el portero de Jurassic dice que van a cerrar la cuadra la semana que viene por arreglos.
-Mrs. Hutchkinson parece que se muda de Jurassic.
Y así.
Entonces, Stephie debería equiparse el verano con buena música para sobrevivir su propio Jurassic esteño con nosotras que incluiría idas a Gorlerear y horas eternas grabándonos palitos colgantes en la feria hippie con el nombre de el chico que nos gustase ese verano y un churro Manolo en la mano. A veces el de uno al que jamás en tu vida le habías dirigido la palabra pero suponías que estabas destinada a casarte con el y era absolutamente coherente que te colgase del cuello un palito de bronce con Marcos escrito así en forma vertical desde arriba hasta abajo. Lo loco que de repente eran dos o tres con el mismo palito.
Y el mismo nombre.
Ese verano en particular, el DJ había grabado dos cassettes pegadizos y el primero que escuchamos desde la bajada del ferry en Colonia, seguramente el Atlantic o el Mihanovich (Buquebus todavía no existía), tenía mucho Foreigner y este tema de Adrian Gurvitz que cantábamos a los gritos todas todo el camino hasta llegar sin equivocarnos en la letra. También discutíamos cómo se escribiría Gurvitz y creo que varios años le seguimos diciendo Adrian Gurnitz y daba lo mismo porque siempre cantaba igual y "gotta write a classic, gotta write in an attic" y así rimando classic y attic, boy y toy y el atardecer ahí cuando pegás la curva en Punta Ballena y sabés que llegaste, que se ve la punta chiquita allá a lo lejos y arranca tu verano.

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Monday, December 06, 2010

No

Me preguntes de nuevo cómo puede ser que una mina como yo esté sola, porque esta vez tampoco te lo voy a poder responder.
Y además me da fiaca, nene.