Friday, November 30, 2007

Expedición Robinson. Zarpándose.

Llegan varios mail de índole organizativo a la casilla. Uno, hasta contiene un Excel con la organización de los cuartos y en el que el anfitrión afirma haber estado días “TRATANDO DE RESPETAR LA INTIMIDAD DE LAS PAREJAS EN LOS CUARTOS Y LA AGRUPACION POR AFINIDAD EN LAS CASAS.TAREA NADA FACIL”. Nos sabe unos malcriados de mierda, factor que no mejora con edad. La planilla debe ser revisada y rectificada “PARA QUE NADIE SE QUEDE COLGADO.” Y después mi major amigo pide a “EL 10 % QUE PENSO EN UN REGALO MATERIAL, LES PIDO QUE NO SE MOLESTEN. EN CAMBIO, ME ENCANTARIAN BUENA ENERGIA, GANAS DE DIVERTIRSE…PERO POR SOBRE TODO, ALTAS DOSIS DE TOLERANCIA. ES TODO LO QUE LES PIDO.” Claro, tolerancia para la convivencia es fundamental.
Llevo mis shampoos, un secador de pelo, cepillo gordo para brushing, make up, doscientas remeritas blancas, otras tantas musculosas en todo el pantone de colores, dos jeans, zapatos altos, bajos medios y Havaiannas. Todo para dos días. Mis bolsos son idénticos ya sea me vaya por un fin de semana a uruguay o una quincena a Hannoi. No tengo criterio. Todo me parece sumamente fundamental y después hago cosas terribles como darme cuenta de que me olvidé de meter los dos protectores solares de 60 y 30 respectivamente y un buen par de anteojos.
La llamo a F que me tranquiliza y asegura proveerme de unos Rayban y unos SPF 20 y 30 (mucho menos de lo que querría pero bueno, después de todo son dos días).
El mail sigue con los arreglos de esta noche. Nos sugiere a “Los que llegan en Buquebus vayan directo al Club House (o sea coman solo un tentenpié en el barco)”.
Ni que la comida de Buquebus fuera comestible. Todo listo. Expedición Robinson zarpa hoy con la caída del sol. Espero no quedar nominada en la pimera vuelta.

Labels:

Wednesday, November 28, 2007

Caro Cuore y la mala prensa


La mala prensa es todo, inclusive en paladares experimentados como el mío. Cuando entramos al peruano de Corrientes íbamos por las clásicas papas a la huancaina, el tamalcito o el ceviche mixto, salvo a que a último minuto (porque estas cosas suceden a último minuto) terminamos dudando y se nos ocurrió probar “cosas nuevas”. Error. Stick to basics. Chaufanito, decía. Sonaba chaufancito, sonaba a un incocente y pequeño chaufan. Error. No guiarse por los fonemas, son engañosos. Le señalé el plato que figuraba bajo Entradas a la simpática moza.
-¿Este qué tiene?
-Bfofbfebe y viene con o sin arroz.
-Aah…- Miré con cara de ¿porqué no? básicamente porque no había entendido un carajo de la explicación y me sentía osada. Oh sí. –Bueno, ¿pedimos este entonces? Con arroz.
Ella me miró con la misma cara de ¿porqué no? mientras se tocaba las puntas del pelo. Permanentemente se toca las puntas del pelo. Es un vicio masturbatorio que tiene.
Llegó el Bfofbfebe con arroz. Parecía carne. No olía como carne. Metí un tenedor. Pinché un pequeñìsimo pedazo. No tenía la consistencia de la carne al tenedor, menos aún al diente, aún menos al paladar y todo el tracto digestivo gritó al unísino ESTO NO ES CARNE. Ella pensó en hacer lo mismo. Mientras yo masticaba identificó un trocito con una enorme cavidad. Aorta, vena cava, mínimo.
-Esta son de las carnes que ni vos ni yo me parece que comemos, Charlotte. I think it´s a heart- se desfiguró y empezó una extensa campaña de desprestigio que terminó en algo cercano a las náuseas.
Probamos con el arroz mientras hacíamos un gran esfuerzo discriminatorio. Corazón animal, cereal, corazón animal, vegetal, corazón animal, tubérculo y así. No se pudo. Todo se veía como un plato canibal, hasta la lechuga. Traté de servir arroz.
-Que no se toque, que no se toque con la carne! Ay no revuelvas que levanta humito. Yo voy a hacer una cosa: me sirvo acá, revolvemos un poco como que comimos y listo, hacemos como que estábamos con poca hambre.
Para esa altura creía haber perdido el hambre para siempre. Tragué profundo. No respiré porque el aroma era invasivo. Juré que me convertiría en macrobiótica por la mañana. Apenas alguien se movía en el local empujaba una leve brisa "a corazón".
-Bofe, debe ser bofe, boluda.
Después me acuerdo que bofe es lo que le revoleaba mamá a la Misha en la cara con una sonrisa diciendo "Bofe, misha, te traje bofe" y la gata andaba como loca trepándose a la mesada o refregándose entre las piernas de mi madre. Le cuento de esa noche en la que fuimos al restaurant francés que quedaba sonre una barranca en Beccar y Her pidió al mozo que lo sorprenda. Con el último bocado siendo masticado le cuenta que lo había sorprendido con un carpincho. Her me seguía llamando semanas después asegurando que bicho lo razguñaba desde adentro del vientre.
-Todavía no eliminé el carpincho, boluda.
Pedimos la cuenta.Estuvimos extactamente 48 minutos.
-De última les decimos que estábamos apuradas, que teníamos algo…
-¿Algo, además de poca hambre decís?

Labels:

Cosas que hubiese hecho hoy si no cargase sobre mí, el peso de la cultura

Como Lee Harvey Oswald, apuntando desde el piso del depósito en Texas hacia el grassy knoll, me parapetaría en mi entrepiso y con una mira laser (los tiempos han cambiado, aunque ya no hacen balas como aquella se ve) le apuntaría a cada uno de los señores que manejan ese taladro que agujerea entre los adoquines de mi calle a las 7am. Años después buscarían a la lone shooter y escribirían libros sobre la neurótica rubia de Palermo. Me abstengo.
Me hubiese negado a despertarme. No voy no voy y no voy un carajo. Solo para quedarme metida en mi cama, tapada, durmiendo descaradamente hasta el mediodía, buscar alguna droga recreativa y flotar durante el resto del día sobre mi colchoneta en la pileta. Nihilists, dude, dirían en el Gran Lebowski. Me movería por puro instinto, sed, hambre, calor, sexo, sueño.
A las invitaciones de hoy a la mañana hubiese dicho, ah, no me da una paja tremenda. Me aburrís, de hecho. Y a otro más, me torra tu depresión, medicate.
Después hubiese salido en robe y ojotas a la calle y hubiese decidido que ese sería mi atuendo para el día y si me pintaba, por los próximos dos meses.
A Ramón el portero de la oficina le apagaría el Parisenne en la sien al grito de Fumar parichos no da, tienen olor a culo quemado y a los del sexto les hubiese preguntado si tienen algún abono con el ascensor o si lo traban en su piso de puro pelotudos que son nomás.
Pero claro, la mona Jacinta se ha puesto una cinta, se viste se pinta, se peina y se peina y parece una reina y viene al microcentro bien emperifollada y saluda amablemente a todos con los que se cruza y lleva el pelo limpio y le deja el asiento a una viejecita en el colectivo y hasta se tapa la boca cuando bosteza porque tiene sueño. Pero que no se note.

Labels:

Monday, November 26, 2007

Expedición Robinson. La Reserva

La cola para sacar el pasaje incluye básicamente foráneos de variada procedencia entre los cuales hay un señor norteamericano con muy feos pies. Horripilantes. No puedo dejar de mirarlos. Una morbosa fascinación. Los pies feos me superan, me hacen mal. A K le pasa lo mismo y estoy tentada de llamarla y decirle "I am witnessing, at this very moment, the most disgusting feet ever" cosa que la fascinaría a ella también a la vez que me acusaría de enferma por mirar cosas de ese tipo, sabiendo que ella estaría haciendo extactamente lo mismo. Escucho la campanita de mi número y me paro, tramito pasajes para F y para mí y me voy de Buquebus con mi pasaje y los pies de John Doe en mi cabeza. En las pocas cuadras hasta mi oficina me distraigo. El cumpleaños va a ser multitudinario. Hace tiempo que traigo problemas de conviviencia con grupos de más de cinco personas. Creo que somos al menos 30. Creo que son tres cabañas. Asumo que somos diez por cabaña. Cabin fever, pienso. Hago listas mentales de los invitados que pueden llegar a agrupar en mi cabaña o al revés, las cabañas dentro de las cuales pueden llegar a encajarme. Armo un grupo de 12 más que agradable y sonrío relajada. Después pienso en ser la 11 ó 12 y me preocupo, eso puede dejarme en cualquier lado. Borro pensamientos negativos y paso a cuestiones de índole doméstica.
Pienso en los items fundamentaels a cargar en el necessaire. F sugiere dividir “que una lleve el shampoo (sí, yo no digo ni escribo champú), la crema de enjuague, pasta de dientes, otra secador de pelo y cepillo redondo y eso”.
-Pero F, no se puede eso, todas usamos shampoos distintos…vos usás Pantene. F no entend[ia la gavedad de su razonamiento.
Y pienso en todo el tiempo que me llevó deshacerme de ese lacio promesa a la virgencita de Itatí que me dejó el Pantene No Frizz y arruinar meses de Neutrogena No Residue para sacar los vestigios, todo por la borda en un mísero fin de semana. O peor aún, encontrar que un varón descuidado manoteó del baño un frasco de Kerastasse de dos millones de petrodólares el mililitro y usarlo con el mismo descuido que administraría el Plusebelle en su casa. Entonces sugiero que cada cuál se lleve el suyo y compartamos cosas menos conflictivas como leche para el desayuno, Nescafé instantáneo, la bodega del auto y la pasta de dientes, por ejemplo.
Creo que voy a ser acusada de la clásica actitud de hijez única pero con el pelo no se jode.

Labels:

Thursday, November 22, 2007

It was the nightingale, and not the lark,that pierced the fearful hollow of thine ear

Supongo que están siempre en los árboles de acá afuera, los que se ven desde mi ventana, pero se los escucha más por las mañanas con sol. Arrancan antes de que haya luz, a eso de las seis y no es precisamente cantar lo que hacen. Es un chirrido intermitente y contagioso. Arranca uno y después se ponen a cantar en masa. En un momento se vuelve casi enloquecedor y dan ganas de salir con una gomera y empezar a calentar el agua de la polenta.
“Alimañas” me dijo, no se si una mañana con cara de sueño o durante el día cuando se pagan las consecuencias del sueño interrumpido. Roberto Carlos hubiese dicho “un coro de pajaritos” pero claro, el no durmió en mi cama ni escuchó los chirridos del otro lado de la ventana con el primer rayo de sol. Así cualquiera. Alimañas. Y cuando ya hay que efectivamente despertarse y salir, se callan.
En Olivos mi cuarto daba a un jardín largo en barranca que terminaba en la vía, no la muerta (esa estaba en Rioja y Alberdi), la muy viva. La que dejaba pasar el tren cada diez minutos de un lado y del otro y algunas otras hacía que se crucen justo a la altura de mi casa. En esos momentos había que dejar de hablar o leerse los labios. Las visitas un poco desconcertadas miraban intrigadas las pautas de conducta de los locales. Había que hacerles un gesto de “ya pasa” con la palma de la mano levantada y los ojos cerrados un poco más que un parpadeo para explicar que era solo cuestión de segundos para que pasase el tren y poder retomar una vida normal. Y así no se cuántas veces por día, tantas y por tantos años que uno deja de escucharlo y llega a escuchar claramente entre el ruido ensordecedor, una puerta de entrada que se abre o la Misha arañando el mosquitero de la cocina para entrar. Y después el talento pulido para distinguir entre una locomotora que vaga sola sin parar en las estaciones de Retiro a Tigre en el medio de la noche o el tren de carga que suena tan distinto. Tanto que podría reconocerlos hoy así diez años después, con solo cerrar los ojos.

Labels: ,

Wednesday, November 21, 2007

De último minuto



Los Hell´s Angels llegan a los pueblos en sus motos y no se sabe si lo hacen con el propósito de aterrorizar a la gente pero la cuestión es que todos entran en pánico cuando los ven venir en sus cueros, tatuajes y las enormes Harley Davisons.
La producción nacional a veces termina siendo una imitación berreta de lo importado. Cuenta la leyenda, que metiendo miedo por una calle de Belgrano (la semana pasada nomás) se vió a Espantosa Enriqueta con un hombre, un tipo, alguien diría después. Pero eso no fue lo peor ni lo más patético del cuento. Cuando se la vió surcar las calles a toda velocidad, la muy ridícula estaba trepada en una moto.

Labels:

Monday, November 19, 2007

Para todo lo demás existe Mastercard


El sistema de premios de las compras con mi tarjeta Mastercard del HSBC es patético. Hay que sumar casi medio palo verde para llevarte una camarita digital que saca peor que una Polaroid de esas que había que sacudir la impresión diez minutos hasta que apareciese la foto asepiada por ejemplo. O unos trescientos mil puntos para partir con una plancha Moulinex que es exactamente el triste premio al que accedí, o peor aún, el triste premio que elegí. Como si yo fuese (o alguna vez pudiese convertirme) en una eximia planchadora. Soy capaz de condenarme a toda una vida de polyester con tal de evitar el ida y vuelta obsesivo de la planchita. Y ni siquiera me excita ver cómo desaparecen las arrugas. Creo que prefiero limpiar el inodoro con Cif blanco y después pasarle el Ayudín limón antihongos que mata el 99% de las bacterias conocidas, hasta el esatifilococo aureus. Nada me resultaba mínimanente atractivo. Miro el catálogo como la chica material obnubilada por los Harry Winstons y las cajitas verde (¿o es celeste?) Tiffany´s. Triste. Con decir que me entusiasmé un poco con un juego de toallas y un balde de Champagne plástico que después descarté porque había más chances de que terminase como baldecito con todos los productos de limpieza adentro. Y las toallas, las toallas eran muy feas, de esas que "rechazan" el agua, brillosas como enceradas. Deberían ampliar el catálogo al Extasy Collection, por ejemplo. (No sugiero abrir en locación laboral). Muchas más opciones para elegir y además ahora veo que hay que renovar stock. Los productos tienen una vida útil de un año. Las nuevas colecciones vienen en versión wireless, con las pilas esas chiquitas como aspirinas. Un lujo.
Divago. A las 15.15 tocaron el timbre de la oficina y subió un joven de Correo Argentino con una cajita de carton corrugado y mi plancha Moulinex que lejos de ser wireless, viene con un novedoso cable de 2.5 mts (más que el ancho que cuento para planchar en mi casa) y un simpático dispositivo en formato papagallo de nosocomio con un piquito vertedor para rociar, tan pequeño que probablmente solo permita la inserción de un pene de colibrí. Diamonds, I said, diamonds are a girl´s best friend y sino te pedís una plancha Moulinex que hace las delicias de toda ama de casa renegada.

Labels: ,

Thursday, November 15, 2007

The Birds and the Bees *

En el balcón de la oficina apareció un pichón muerto de esos que se ven como un feto y deberían estar más adentro de un huevo que sobre las baldosas blancas que dan a Paraguay. Cuando abrimos las persianas para que entre el sol siempre encontramos dos o tres abejas muertas. Miramos para arriba, para los balcones de al lado y nunca entendemos de dónde es que vienen. El microcentro no es muy apto para la polinización, aunque tal vez sí.
-We seem to have been invaded by bumblebees-K comenta algunas mañanas mientras las empuja con un escobillón de cerdas azul eléctrico y las lanza al vacío.
K mira el pichón muerto, busca el mismo escobillón que sirve para el entierro de las abejas y barre el pichón sobre una hoja A4 con nuestro logo impreso. Me acerco. Es diminuto, parece más un insecto que un animal. Resuelve que el inodoro es la manera más rápida. No me opongo pero me quedo pensando si todo esto no amerita algún otro ritual, después de todo los animales no son insectos. Brillante deducción. Cuando murió mi hamster, mi madre cortó unas flores del jardín y lo metió en una cajita de Minitost, un féretro perfecto, casi diseñado para un hamster de nombre Mickey Ham. ¿Cuándo me convertí en una mujer observadora de rituales? Yo, la misma que enterré las cenizas de mi abuela en bikini y pareo en un jardín de Olivos.


* Cuando los niños preguntan la clásica pregunta ¿Cómo nacen los bebés?, es de uso común entre los anglosajones referirse a toda esa actividad como The birds and the bees , como si todo ese fenómeno de los picos, el polen, la miel y el propóleo tuviese algo que ver con esos otros rituales, que la dejan a una empapada y jadeante mirando el techo de una habitación mientras recupera el aliento. Tantas cosas mal explicadas en este mundo.

Tuesday, November 13, 2007

The pools of your eyes

Caminamos despacio por Belgrano el odioso, esquivando baldosas flojas y pozos. En la esquina hay un charco enorme que queda de la lluvia del sábado y como pega un poco el sol tiene todas las nubes reflejadas. Es un charco de nubes. Me lo señala con el bastón (ahora todo lo señala con el bastón que es casi como una prolongación de su brazo).
-Si quisieses filmar este charco, ¿dónde pondrías la cámara para no salir reflejada en la toma?
Tardo en entender si se trata de una pregunta filosófica o de índole técnica. Si es técnica ni me gasto en pensar y él sabe y por eso contesta antes de mi "ni idea".
-A 45 grados.
Pone el bastón a 45 grados del charco y efectivamente si me agacho y miro desde ahí no hay manera de aparecer reflejada en el agua.
-Ubicás la cámara acá. Y si pusieses un barquito de papel por ejemplo, quedaría navegando en las nubes. Si usás el reflejo del cielo podés filmar en el lago de Palermo y hacer que estás en el lago de Como.
El otro día se cayó en la calle. Estaba en mi lista de posibilidades y cuando me lo cuenta le pongo un tic mental casi antes de preocuparme, casi antes del pánico, casi antes de diseñar los cuatrocientos desenlaces fatales.
-Tenés que andar más atento.
El Parkinson genera rigidez y pérdida de equilibrio, yo lo tenía en la lista y por eso lo sé. Seguimos caminando despacio y me pregunto porqué habría yo de querer filmar un charco lleno de nubes.

Labels:

Monday, November 12, 2007

Return of The Living Dead

Ella encuentra en un casamiento con “el primer hombre que me rompió el corazón”, ese que además de portar nombre y apellido siempre va ser “el primer hombre que me rompió el corazón” porque es el que te hizo Sufrir así con S mayúscula. Ella no lo quiere mucho, claro. Las amigas nunca quieren al que te rompe el corazón, pero esta vez se saludan, charlan y el logra reivindicarse, tanto que ella me dice que “nunca me había dado cuenta de lo lindo que es, muy lindo, che”.
Con el nos encerrábamos a darnos besos de horario laboral en un piso altísimo del micro centro tan alto que en las tardes de niebla parecía que estabas metida adentro de una nube. Yo que estaba literal y metafóricamente en las nubes me creía que éste me había dado los mejores besos de mi vida. Me equivoqué una, dos, tres veces... Los mejores, por ejemplo, ahora digo que me los dieron en octubre. Después creí que el tenía la cuota justa de responsabilidad y reviente, onda y rigidez, intelectualidad y frivolidad. Era de esos tipos que registraban que yo me había cambiado el esmalte de las uñas de guinda a mora, o que había pasado de mi perfume de invierno al que uso en verano. Casi como un Frankenstein perfecto. Un día me vio un poco más rubia y obviamente comentó, eso y más.
-Te queda lindo el pelo así. Conocí a una chica. Mi chica se tiñó el pelo de pelirrojo.
De repente me di cuenta que estaba pasando lo impensable, no solo conocía a una mina que pasaba a ser su chica sino que me dejaban por una pelirroja. Lloré desde Plaza de Mayo hasta Palermo. Gasté infinitos minutos de celular cuando era carísimo y no existía el mensaje de texto. Con el tiempo lo subí a un estante y le di un trofeo. "Vos sos oficialmente el primer tipo que me rompió el corazón, roto, pero bien roto. Después de vos, vendrán otros, pero como vos y así, nadie".
Me equivoqué, claro, pero en ese momento tenía sentido. Con los años nos seguimos cruzando, nos vemos cada tanto por la calle, en algún cumpleaños y creo que hasta nos hemos reído del tema.
Ella se encuentra en un casamiento con “el primer hombre que me rompió el corazón” y entonces yo aprovecho para preguntarle detalles que ya ni se si me importan pero son como un hábito y pregunto igual (esos que solo te los contesta tú amiga). Porque después sí que le pregunto lo único importante que hay para saber.
-¿Y... hablaron de mí?

Labels: ,

Tuesday, November 06, 2007

Before the storm

Dos de los protagonistas de mi libro se tienen ganas hace como 115 páginas. Ganas de tocarse, olerse, reconocerse y llenarse de besos por todos lados. Tienen 20 y 16. Ella usa saris largos y pienso lo fáciles que son de sacar. Pero hay que tener un poco de experiencia y por momentos dudo que él lo logre. Aunque tiene unas ganas de desnudarla que puede que se convierta en experto. Está bueno cuando saben desnudarte.
With an unsteady finger, he embarked on the arch of an eyebrow. Yo tiemblo. Se me llena la panza de mariposas. Página 126 y todavía no se han tocado aunque hay algo que se está juntando, como una tormenta, como las hojas que se van amontonando, con bichos inquietos por todos lados. Esa sensación. Y todo que se va oscureciendo desde los costados, como cuando estás por desmayarte, el negro que se cierra y que sabés que es inevitable y lo único que pensás es que ojalá que haya alguien que me ataje.
Están ahí a punto de tocarse. Yo les hablaría al oído. Yo les diría que yo de estas cosas se. Les diría así en secreto que no se pierdan del olor, ese ahí justo arriba del cuello que no aparece en ningún otro lugar del cuerpo. Y las manos ahí, ahí y ahí. Y después por ahí también pero despacio.
En la 129 ya estoy caliente y es difícil bajarse del 111 y dejarlos a estos dos así como locos por coger adentro de mi libro. Se van a sacar las ganas a mis espaldas. Todo un día de laburo por delante y ni un colectivo en el medio. Una injusticia.

Sunday, November 04, 2007

Mrs. Dalloway

Estaba cerrado el vivero en Don Torcuato así que nuestra idea del gardening quedó enterrada. Con la hermana de F igual aprendimos varios nombres y ahora puedo comentar con cierta certeza de no equivocarme que “qué bien tenés los agapantos" y "las lobelias y las tulbalgias están increíbles”; un paso bastante avanzado del “no me gustan las amarillitas esas con olor feo”. (Culo de vieja siempre dijo Toti de las margaritas). Dicen que mi abuela tenía un green thumb. Mi madre afirma no haberlo heredado. En Olivos teníamos un rosal gigante al que apodó "el rosal de las ruinas". 3 ó 4 míseras flores al año. Mi madre dice que puede haber salteado una generación, no el rosal, el green thumb. Después se acuerda de mi balcón francés también en ruinas y se da cuenta que como viene la mano ya salteó dos. Quería reivindicarme y llenarlo de plantas, al mismo balcón francés cuyas dimensiones se deben medir en cm3 como un envase de Actimel, el mismo en el que además pretendo incluir el backstage de un split. Ilusa.
Volviendo de la no ida al vivero, F ve el tráfico y se pone instáneamente de mal humor y me recuerda los 13 motivos por los cuales no viviría en zona norte. A la ida me había explicado las 13 razones por las cuales tener tu jardín con palmeras, agapantos, rosales y un perro y blabla es "lo más, boluda".
Fencia. Así le digo cuando le hablo rápido y no tengo paciencia para decir su nombre con todas las letras. Le pregunto si años después ella cree que había habido una división arbitraria según nuestras capacidades intelectuales en A, B y C cuando íbamos al colegio. Hacemos un repaso de las tres listas. Claramente.
-B eran las tragas, bochos, C las chotas con onda…¿y A?
-A eran chotitas también. Pero laburadoras, eso sí, empeñosas.
-Adoquincitos emprendedores. No agarrés colectora.
F estaba en A y yo en C. Después me cuenta que le presentan un candidato. Y que el anterior no le gustó porque cada dos o tres palabras le clavaba un “mi vida, gordita, coranzoncito”. Y después me confiesa que además le pegaba para atrás que tuviese una hija con un nombre realmente terrible y espantoso. Me lo dice. Casi tan feo como llamarla Grosella.
-¿Pero no es que no te gustó por lo de coranzoncito, mi vida y Grosella?
-No se, ni idea, pero es un poco la ley del ecosistema, ¿víste?. XX me esnobea a mí y una a alguien. Siempre te toca. Es así...
Cuando me bajo de su auto camino con las bolsas de jazmines (no me acuerdo si del país, de leche o de qué) que me traje de lo de la hermana de F y otra con rosas pequenísimas que pinchan como nada. Flor agresiva la rosa, dice F. Estoy de acuerdo. Caminando por la calle me encuentro con un amigo que me dice que estoy linda, con look Axel Rose. Gracias, supongo y me arreglo la vincha que es el claro accesorio de último recurso, me miro el jogging, las All Stars y una campera larga de cuero negro. En casa, por culpa de Pedro (Mairal, no Almodóvar) me termino bajando a Estrella Morente cantando Volver mientras corto los cabitos y las pongo en floreros diminutos apretadas por docenas por toda la casa. Después ensayo unos pasos de Tango aflamencado en el espejo y pienso que tal vez el plankton esté sumido por los siglos de los siglos en la soledad más extrema. Aunque el ecosistema debe funcionar mejor que eso me digo.

Friday, November 02, 2007

Long and winding

Con 4 reuniones en un día y contestando, sí, gracias, dale a cada cafecito que me ofrecieron, termino el día con una sobredosis de cafeína que me deja con el pulso levemente acelerado y sumamente impaciente. Cuando entro al local de Amor Latino a chusmear para cambiar esas puteces que me habían regalado revuelvo las bombachitas con tiritas, los conceptos cullotte que no entiendo, unos topecitos con flecos para los pezones que son una vil (y muy mala) imitación de los de Agent Provocateur y me voy exactamente con la misma bolsita que entré. Conservadora. Aún así en la putez. Insisto con otro café más, este de las dimensiones de un apagased de Mc Donald´s con L y L que confío me mantendrá despierta por lo que queda de la noche.
En casa me cambio en no más de 13 minutos y en el minuto doce decido que quiero usar los zapatos de taco negro, los altísimos con boca de pescado adelante que dejan entrever los dedos. Todo para enterarme cuando me saco los de chaco chino, rojos, que me regalaron las chicas, que no tengo las uñas pintadas. Están con dos míseras capas de transparente. Con los zapatos puestos manoteo uno de los miles de esmaltes que están tirados por ahí y pinto cuidadosamente 4 uñas de cada pie porque si no no llego. Pour la gallerie. Únicamente lo visible. Ni una más. Y para acelerar el proceso (con una bocina sonando en el frente de casa) les dedico dos segundos de secador y un rezo.
En el hotel de la F tomo solo una copa porque me niego a sufrir las consecuencias del otro día por sumársela a la Margarita que me había tomado con Dholo más las quichicientas tazas de café.
De repente a la 1.am solo quiere huir y corro por Puerto del Miedo buscando un taxi que me devuelva a Palermo. Me devuelve. Una fortuna después, me devuelve. El taxi que más caro pagás es esa vez que te hacés la impaciente y cinco minutos de espera (a tus amigas que ya se van, ya se van) te son la muerte. Casi un aforismo de Narosky.
-Córdoba derecho y después Salguero.
El puticlú ese de Córdoba tiene aparte de sus tradicionales leones en dorado, dos esqueletos parados en la puerta por Halloween. Qué raro todo. Sigo pensando aforismos brillantes. El último que pienso mirando por la ventana mientras mi tachero bocinea al de adelante que se desplaza a velocidad crucero, es: Un regreso mañero y lento como tachero manejando sin pasajero por carril derecho. Pegando la vuelta ya veo mi calle. La cafeína ya se me fue del cuerpo.

Labels: ,