Thursday, June 29, 2006

If

Si estuvieses en Buenos Aires hubiésemos comido en el peruano del que vengo. Seguro el mismo cebiche pero a vos te habría entusiasmado más el mixto y no el que pedí yo hoy.
Y mañana, después del partido nos tomábamos una botella de ese tempranillo español en la barra de Tancat rodeados de esos bankers que son lo menos, con unos chipirones, unos pimientos del piquillo y reptábamos doblados cada uno de vuelta a su oficina y a remar el resto de la tarde que total falta poco. Si estuvieses en Buenos Aires, claro.

Viaje

Llamados que no espero, esos de gente que uno no ve hace tiempo y trayendo las peores noticias.
Siempre me sorprende la muerte y más en alguien joven. Fanataseo con un cuerpo muerto en un cuarto de hotel, un cocktail letal y en la soledad del viaje de un cadaver sin cortejo, desde muy lejos y en avión.
Abro mi casilla de mail y busco palabras viejas . Mucha dificultad para recordar una voz. Gestos, contenidos de conversaciones. Encuentro palabras viejas en mi casilla de mail.
Estaba un poquito enamorado de mí. Siento culpa. El último mail que tengo dice:
Hi C, how are you? Hope everything is doing well. I would like to resume with our English classes (I really enjoy having a smart chat with you) if you have time in your schedule. Cheers y firma con la inicial de su nombre.
Nunca volví a tener tiempo. Nunca lo volví a ver.

Wednesday, June 28, 2006

Screwdriver

Y así como quien no quiere la cosa en este mismo momento abro la heladera, saco unos cubitos y lleno el vaso hasta arriba, hasta arriba con Absolut y como no hay jugo de naranja lo rebajo con Clight duo de mango y pera. A los fines buscadas, se siente exactamente igual. A los fines buscados se siente perfecto. Esto es exactamente lo que necesito para desenroscarme y ya que estamos mandarte un Screw you! y después sueño con un exterminio panda.

Promediando la mitad del año




-Y terminan siendo, considerando los años de soltería, un promedio de 2.3 pibes por año. No es grave. Claro, primer pibe, segundo pibe, lo jodido es el próximo que vendría a ser como un torso romano.
-¿Vos con qué parte te quedás? Seguro que con el tercio que tiene pío pío, viciosa.
-De ninguna manera, me quedo con el busto romano, sin brazos solo cabeza, boca para hablar y besar y claro, una buena lengua.

Tuesday, June 27, 2006

De vuelta


Vuelvo en un taxi con frío después de un sushi y una botella de vino que nos tomamos casi entera antes del primer niguiri y mis relatos inconfesables. Mi amigo tiene una perra a la que le caí bien, que apoyó su ocico en mi falda un millón de veces, me besó en la naríz y me saltó hasta casi tirarme al piso cuando recién entré. El taxi de vuelta toma por Paraguay para llevarme a mi casa y leo el mismo cartel que otras tantas veces, Bodegas Amparo, el mejor aceite de Oliva. Estoy tentada de parar y comprarlo pero es pasada la medianoche. Siempre que paso por este lugar es pasada la medianoche. Algún día voy a venir a probar ese aceite.
Mi amigo me presta un libro. Lo tengo en la falda, la tapa habla de un incidente curioso, de un perro y de la noche.

Sunday, June 25, 2006

Ailurpoda Melanoleuca


Porque estoy convencida que cada vez que me digo ¿Cómo salgo de esta?, la vida tiene una forma rara de contestarme. El otro día en un encuentro casual de microcentro, después de un almuerzo, en una esquina (Bartolomé Mitre y Esmeralda) alguien dice: "Charlotte Sometimes, Juan Pérez" y cuando tres minutos después me despido caminando hacia Avenida de Mayo, alguien tira un número de teléfono al aire. Rubia, giro la cabeza y sonrío. No retengo números así en el aire.
Casi como un corresponsal de Nat Geo, que se esconde entre las ramas altas de un bosque de bambú en la China milenaria y cuando corre unas hojas se encuentra con el gran Ailuropoda Melanoleuca sentado mascando, esa especie que plaga remeras y merchandising y todos conocen como el Panda Gigante, veo al soltero de 39, sin hijos ni mujer ni ex mujer (pero probablmente con prontuario emocional importante) que me sonríe también y a las pocas horas me llama para comer esa misma noche.
El Gran Oso Panda me dijo “Sos tan Linda” mientras comía un matambrito tiernizado al verdeo, se dispidió con un “mañana hablamos”, llamó mañana y me acompañó en silencio por varias cuadras de Florida cuando nos volvimos a encontrar al otro día y después de despedirmos no pasaron demasiadas horas hasta que el teléfono volvió a sonar.
El Panda Gigante parece inofensivo entre la maleza, masticando inocentemente su brote de bambú pero para el ojo entrenado en especies en extinción, el peligro se ve en esos dientes que muestra disimuladamente mientras se entretiene con los tallos tiernos y entre la selva y las cañas que se mueven un poco con el viento juro que escucho que alguien dice Cuidado.

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Wednesday, June 21, 2006

Caravaggio, Rubens, Rembrandt y Velázquez

Con los años me he vuelto una experta. Sólo tengo que mirar una cara para saber como la pintaría. Eso mismo que puedo hacer cómodamente con un par de acuarelas o pasteles sobre un papel. En casa, aprovechando la luz pareja de mi baño me pongo la base bien líquida y casi imperceptible. Parece el mismo juego de luces y de sombras que en una pintura barroca. Lo que quiero que sobresalga tiene que ser claro, llenarse de luz. Las profundidades las dan las sombras, los colores del musgo, los grises, los marrones de los topos y las ratas que corren por la noche. Mojando apenas la esponja hago toquecitos leves sobre la cara, aplico un poco de corrector abajo de los ojos, empezando del lagrimal y hasta el centro, ahí paro. Esa es la zona que suele oscurecerse. El corrector nunca sobre los lugares donde la piel tiene buen color, eso tiene que quedar al natural. Maquillar no es tapar. Rimmel marrón en las pestañas, apenitas también. El negro endurece la mirada, por lo menos la mía. El dileneador negro a la basura allá por 1985, se lo dejo amablemente a Robert Smith. Tenerlo dentro del kit es un crimen. No hay nada que no puedan hacer un ejército de pinceles de cerdas en varios tamaños y cortes.
La cara está pareja, uniforme. El rubor. Esta parte también es un arte. Desde el centro del pómulo y siguiendo la forma del hueso ¿La cantidad? La justa para que la cara se vea exactamente como después de un orgasmo suave, no alocado, apenas ruborizada, fresca y hasta un poco tirante. Como si hubieses corrido unas cuadras había dicho esa maquilladora. Con esa frase nunca me identifiqué y me armé la del orgasmo que me sienta mucho mejor y es cuando me veo más linda.
En el taxi, la consagración. Delinearme los labios sin espejo y en movimiento con un lápiz casi del color de mis labios, un brillo inofensivo y nunca ese gesto horrible de juntarse los labios que hacen las señoras mayores cuando se ponen rouge. Eso jamás.

Tuesday, June 20, 2006

Señores Benemérita Institución. Devuélvanme mi dinero!


Últimamente me dedico bastante a realizar tareas más operativas que creativas porque el trabajo así lo exige y yo soy una muchacha emprendedora. Por lo tanto me la paso presupuestando cosas.
Hay dos calculadoras en la oficina que servirían a los fines de armar los estimados para pasar a los clientes pero sólo una de ellas sirve a los fines del color de mi pelo. Es una calculadora grandota, de números toscos y las funciones básicas de sumar, restar, dividir, multiplicar y sacar porcentaje pero sin la función de sumárselo al número anterior, entonces yo anoto: $3500 X 30%= 1050 y a eso le sumo la cifra original + 3500 igual 4550. Y todo lo chequeo varias veces porque no soy buena con los números y no tengo una percepción especial, esa que tiene mi madre por ejemplo cuando de solo mirar, sabe que la cuenta del restaurant está mal calculada. Yo no me acuerdo las tablas, no se dividir con cajita y menos con decimales así que no puedo darme cuenta si un número es irrisorio y está claramente mal calculado.
La calculadora de números toscos está en uso y me pasan la científica, la Casio SCIENTIFIC CALCULATOR fx-115wa. Gracias, pienso mientras la apoyo en mi escritorio y la miro. No se usarla, no tiene tecla para calcular el porcentaje como la otra de almacenero que uso. Igual disimulo y tecleo con ruido y digo números en voz alta y me hago la ocupada. En el colegio hacía más o menos lo mismo. Pocas cosas han cambiado.

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Sunday, June 18, 2006

The serpent´s egg

And therefore think him as a serpent’s egg
Which, hatch’d, would, as his kind, grow mischievous,
And kill him in the shell.


-Felíz día del padre.
-Felíz día del padre. Pero eso te lo tenía que decir yo, nene. ¿Cómo atendés así el teléfono?
-¿Estás al pedo? ¿Querés que almorcemos?
Arrancamos así, con esa formas tan poco convencionales con las que nos movemos. Lo busco por Belgrano, cerca de su casa. Caminamos a un ritmo aletargado para mí gusto, yo siempre unos pasos más adelante y un poco impaciente.
-Ojo con los soretes. Ahí tenés uno. Pisalo, dale! Dicen que trae suerte. Hay boludos que salen a la calle solo para pisar soretes. En serio te digo…
La edad lo ha puesto un poco escatológico y el ritmo de la caminata le permite más tiempo para mirar por dónde va. Yo camino rápido pero igual escaneo el terreno; heces caninas por allá, baldosa floja ahí, vereda en arreglo por acá, charco, barro.
-¿Tu madre está caminando bien?
Tiene esas preguntas surrealistas. O asume que todo el mundo anda con problemas para andar. El rugby pienso. Pasamos por la iglesia de Echeverría.
-¿Esa casa es parte de la iglesia? Señalo con el dedo la construcción de al lado.
-Sí, es la vicaría.
-¿Vicaría? ¿No se dice la sacristía?
-No tengo la más puta idea. Vos sabés que yo de religión…
Sí, se. Durante mi comunión se le acercó alguien con el clásico La paz sea contigo y el respondió: Toti X, mucho gusto.
Me río moviendo la cabeza y mordiéndome el labio de abajo. Viene la segunda pregunta surrealista de la tarde.
-¿Tu madre es muy católica?
- No, espiritual más bien, creo. Va,tampoco, no se, qué se yo… ni idea.
¿A qué viene la catolicidad de mi madre? A veces hace averiguaciones acerca de mamá que pareciera que no la conoce o no estuvo casado con ella veitisiete años.
El mozo trae la carta de vinos y papá me pide que elija; cosa rara dejarme a cargo del vino. No le gusta lo que elijo pero solo después de tomarse la copa entera. Mientras almorzamos saca varias teorías acerca del amor y el sexo. Me da un poco de verguenza escuchar algunas cosas.
-Te pido un radiotaxi. No quiero que vayas en otra cosa.
-Toti, me quiero ir en colectivo. Quiero leer.
-Leés en tú casa.
-No, en casa después me cuelgo con la tele. El viernes me compré tres libros y quiero leer.
-Yo te quiero proteger.
-¿Eh? ¿De qué? ¿De un viaje en colectivo? ¿Me estás jodiendo? Ni que estuvieses conmigo las 24 horas cuidándome los pasos. No se puede eso. Ya está.
Me mira bizco y a disgusto me deja ir. Me sigue con la mirada mientras camino por Libertador, me ve chiquita, muy chiquita. Le cuesta un poco pero se la banca. Hace tiempo que abrieron la jaula. El monstruo está suelto hace rato.

Friday, June 16, 2006

Arbitraria

No me gustan los goles hechos con la cabeza, me gustan esos donde corren desde lejos, se acercan y patean y gol.

Puede ser la ovulación que me pone tremendamente sensible, pero camino por Florida y veo veinte tipos alrededor de un televisor y lloro, escucho el silencio de la calle a las 9.55 y lloro, veo todas las propagandas de la tele y lloro, Lucho González se hacen "un tironcito" y lloro, y llamo a NYC y me dicen: Esto es fútbol champagne, nena! y lloro, pero de risa.

Si bien sabía que Beckam realmente jugaba al fútbol (yo pensé que vivía de ser lindo), nunca lo había visto jugar. Los primeros planos que le hacen son perfectos.

Sorín necesita cortarse el pelo y depilarse las cejas urgentemente.

No hay nada más divertido que encontrar conocidos en las tribunas.

Y además, estoy segura que si viviese, mi abuela la polaca estaría gritando los goles de Argentina mucho más que los muchachos de la 12. Lo se.

Thursday, June 15, 2006

Robar a un ladrón, cocinarle a un cocinero...

Cocinarle a un cocinero es algo así como ilustrarle un concepto a Leonardo en una servilleta, jugar a Dígalo con mímica en el mismo equipo con Marcel Marceau, relatarle una anécdota graciosa a Seinfeld o escribirle un mail a Puig desde Punta del Este contándole de las vacaciones. Más o menos así de tonto se siente uno, más o menos ese nivel de exigencia.
Mi amigo suele cocinar para mí. Me espera con la botella de vino abierta, unas velitas siempre prendidas, el tema elegido de su ipod mientras yo lo miro moverse por su cocina. Va separando con tiempo los ingredientes, los selecciona con cuidado, decide cuáles se cocinan primero, cuáles al final para que no se pasen, arma ataditos con hierbas que me hace oler antes de tirarlos en el olla mientras dice “Bouquet”, saca dos enormes platos y apoya la comida con bastante habilidad limpiando los bordes con un repasador. Probablemente yo muera en el primer bocado y con la boca cerrada masticando le indique con un gesto de mis manos -los ojos en blanco hacia arriba- que está increíble, Tano, perfecto.
Bueno anoche me tocó a mí y en casa. El llegó con un ramito de fresias amarillas que no pude oler por mi resfrío y se sentó en mi sillón después de poner música. Extrañamente a los cocineros les gusta que uno les cocine. Yo elijo platos sencillos para estas ocasiones, esos con mucho gusto a casa y sin exagerar los toques de Palermo wannabe. Indefectiblemente funcionan con él. Soy una cocinera intuitiva y en esto sí que me la creo.

Wednesday, June 14, 2006

Spice up your pathetic mornings, Charlotte


Vengo de esos “Feel good about yourself moments”. Y todo por haber ido al dentista, enterarme que mi boca está casi perfecta y haber hecho cita para la semana que viene como corresponde. Arranqué la semana con “Hagamos cosas por una misma” y obvio, eso incluyó la larga lista de médicos de rutina. DR: Miedo, el dentista, fue el primero de la lista. Después de haberle relatado mis tristas experiencias con odontólogos anteriores y hacerle jurar que no me haría doler se puso en barbijo y arrancó la tortura leve.
Volviendo a casa por Salguero caminando (a las 9.30am Dr. Miedo ya me había liberado) vengo como contenta y me armo juegos para distraerme en la caminata.
Si tuvieses que ser una Spice Girl,¿cuál serías?
No me se mucho los nombres, claramente no la Sporty Spice esa porque es sporty y además anda de jogging 24/7 que me deprime. Anorexic Victoria Beckham, tampoco (A pesar que no me molestaría nada ese marido). La Baby Spice pone carita de bebota putona que me torra. Creo que Geri, sí, Geri. Sexy, anchona de cadera, cute face and with a sense of humour.
Cuando llegué a casa estaba decidido. Soy Geri.
¿Queda claro que voy teniendo estas conversaciones sola y para mis adentros, no? La gente por la calle casi no lo nota.

Tuesday, June 13, 2006

Violetas de Palermo Sensible. Historia de una adaptación.

Ella me regala una Violeta de los Alpes divina y me recomienda regarla con agua muy fría, casi de la heladera. Porque es de los Alpes, me aclara. Claro, si fuese local le diríamos Violeta de acá.
La Violeta de las tierras de Heidi, responde brutalmente a los cambios en el caudal de agua. Cuando está bien regada los tallos carnosos están erectos y con las flores en las puntas bien duras. Hoy a la mañana los ví caídos y casi me infarto. Saqué la Villavicencio helada y le tiré unos chorros directamente sobre la tierra. De ser necesario hubiese corrido a comprarle una Perrier. Se la chupó toda. Ni una gota en el platito que le puse abajo. Me sentí tremendamente culpable pero juro que la noche anterior se la veía felíz y sin sed.
Cuenta la leyenda que las mujeres de mi familia tenemos algo que en inglés se llama “Green Finger” o una particular facilidad con las flores y las plantas. De chica me amenazaron con que yo también portaba ese gen. Nunca lo creí. Mi germinación de cuarto grado se pudría siempre entre los frascos impecables con algodón y papel secante de mis amigas, esos que apoyábamos contra la ventana de la clase que daba a la calle Roma. Mi germinación siempre olía a poroto podrido y cuando escribíamos el reporte de la evolución diaria yo anotaba “Cambios: marrón y con olor feo”.
Me distraigo un rato tirando papeles y ordenando mi casa hasta que la miro. De nuevo, los tallos gruesos paradísimos y algunos capullos al límite de abrirse. Respiro hondo. Mi Violeta de los Alpes la está pasando bien en Palermo, casi como si fuese una Violeta de acá...

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Monday, June 12, 2006

Mommie Dearest,



La relación con Mother no siempre fue el lecho de rosas que es hoy; este cómodo ir y venir de llamados telefónicos y te quieros al cortar, regalos innecesarios en fechas arbitrarias, cafecitos céntricos en el medio de la semana, cursos de Eliot los sábados a horarios insanos pero que valen la pena por el rato juntas, en definitiva una cercana independencia funcional.
Hubo un tiempo donde era todo era bastante más tormentoso; gritos, peleas y dardos envenenados que al menos yo, disparaba a matar. Los míos eran ácidos y realmente podían herir de muerte, los de mamá eran etílicos y poco efectivos, yo había aprendido a esquivarlos de mil maravillas.
Harta supongo de mi queja constante de “nadie me entiende, nadie me escucha, nadie me quiere” (dios, no me aguanto a mí misma de solo recordarlo), mamá entró a mi cuarto un día y me revoleó una copia de Mommie Dearest de Christina Crawford por la cabeza.
“Just so you realize that some other people on this planet have had worse luck than you have, when it comes to mothers at least”.
Todavía me acuerdo de las líneas finales del libro: la monstruosa Joan está maquillada con sus enormes cejas negras y labios rojos en el cajón. El abogado de la familia lee el testamente a los dos hijos adoptivos. Como era de esperarse por la armoniosa relación del pasado, no les deja ni un centavo y termina con un “for reasons that are very clear to them” la muy conchuda. Christina se acerca al cuerpo de su madre y le dice “Mommie, God has set us finally free” o algo por el estilo.
No solo porque fue bastante mejor que Joan sino porque también tuvo estas ideas maravillosas, es que mi madre es lo más. Sobre eso no me queda duda alguna.

Friday, June 09, 2006

The Charlotte Syndrome Uncensored

Debo haber batido el record de hipocondríacas histéricas; nadie que conozco sufrió un desmayo en el oftalmólogo. Se entiende en una extracción de sangre, cirujía menor, una sutura. Hoy, después que me pusieron unas horribles gotas color amarillo iodo en los ojos y me tomaron la presión ocular, me mareé un poquito primero. Después me di cuenta que tenía los ojos anestesiados y si cerraba los párpados no sentía nada y me acordé de La naranja mecánica. Finalmente la corené imaginando cómo una aguja había entrado en mi córnea. Claro, después de eso, el blackout. Pero con altura, siempre con altura.
- Puede ser que me vaya a desmayar. Sí, me parece que sí. Me voy a desmayar.
Y solita nomás me acosté en el piso del consultorio frente a los ojos asombrados de la oftalmóloga y me fui por unos segundos. Después el ritual ese de la cabeza entre las piernas, el conocido sudor frío y el blanco justo arriba del labio cuando uno se va recuperando.
En el taxi de vuelta a la oficina le conté el episodio al tachero.
- Uy sí, querida. Qué feo es desmayarse...Yo digo que cuando te vas en serio, para no volver, debe ser mas o menos así, zumbido fuerte en los oídos, te vas desconectando del mundo, ves negro y pum!
Bueno, yo quería contarle mi anécdota señor (que era casi graciosa, yo pensaba) pero no se si quería irme imaginándome cómo se siente la muerte.

Empty shelves, empty drawers

Thursday, June 08, 2006

Evidentemente a mí me cuesta mucho tirar. Abro los cajones y están repletos de cosas que no sirven, por viejas, por gastadas, por feas, por inútiles, por ni siquiera pensar en lo que contienen.
Viejos son los trapos, los trapos en mis cajones. Toda una disyuntiva. Regalable, no regalable. De moda, démodé. Para la calle, para dormir. Usado en las pasadas dos temporadas, usado por última vez en 2001. A grandes rasgos esos fueron los criterios. La musculosa blanca que alguna vez paseó orgullosa por la calle, hace ya unos años pasó a ser pijama y hoy finalmente pasó a desaparecer en el tacho de la basura entre una rúcula en descomposición y envases de yogur. Agujeros por todos lados, jirones, pero una textura que lindaba con la perfección: finita, liviana. Alguien debería sacarla así de fábrica, aunque claro, lo que pasó esa musculosa es inimitable, irreproducible, no hay stone wash que lo logre. Costó, pero partió.
Estantes un poco más vacíos (temo que el amigo Molina me inicie acciones legales). Una pila de libros para devolver, a mamá en su gran mayoría, a amigos, en menor medida. Voy a extrañar particularmente un capítulo de England, England! y el libro de poemas Touched with Fire que pensándolo bien no devuelvo nada. El de Yoshitomo se queda en casa pero hay que dejarlo a la vista para finalmente enmarcar las postales.
Mesa de luz (que extrañamente no tiene luz). Un cajón que rozaba el desastre. Eufemismo. Un cajón que es el desastre. Hojas de agendas telefónicas viejas con nombres de gente que ni recuerdo y otros que prefiero no recordar. Una letra M de tres páginas. Me sorprendo de la cantidad de gente apellidada con M que conozco; me pregunto si en todas las agendas es la letra más popular. Tengo gente en la Y y en la Z, todo un logro. Revuelvo un poco más. Envases de medicamentos de uso íntimo (que palabra maravillosa), lapiceras que no escriben, hebillas, clips, ganchitos, lápices sin mina, una cajita de acuarelas perfecta que no recordaba que tenía con sus correspondientes pinceles Trimay, inciensos que traje de algún viaje, un cassette TDK con grabaciones de ejercicios de vocalización de mis clases de canto, contactos de fotos viejas, cartas de amor y lo más extraño: una bolsita de plumas que se cayeron de mi almohada y decidí envasar! Este último dato fue preocupante, este último dato fue el disparador de mi fiebre tiradora.

Tuesday, June 06, 2006

De la imaginación perversamente florida de mi niñez


Un año cuando yo era muy chica y todavía no opinaba en voz alta como lo hice el resto de mi vida, Toti decidió llevarnos de vacaciones a un remoto balneario de la costa argentina y dejarnos ahí mientras filmaba en Buenos Aires. El regresaba únicamente durante los fines de semana. Mamá, rápida como es, concluyó que se trataba de una triquiñuela amateur para corretear alguna minita en Buenos Aires durante su ausencia, probablmente hasta la modelo que estaba seleccionada para el comercial. Toti es bizco y pelado (antes, igual de bizco y menos pelado) pero parece que el hombre tuvo lo suyo, a pesar de que cuando lo interrogo al respecto dice que no es así y balbucea algo que suena a “el hombre es tan fiel como la mujer”. Ahí es cuando apago el foco que le da en la cara y dejo de interrogarlo.
En el remoto albergue cerca del mar donde nos depositó un mes junto a la mujer y los hijos del escenógrafo (ex marido de Claudia Sánchez en ese momento casada con el Nono Pugliese), pasamos unas vacaciones larguísimas y torturadas. El lugar era una suerte de hotel familiar en decadencia, con frazadas Palette con agujeritos y olor a humedad y sábanas estampadas con flores. Mi madre y su amiga, a fin de no asesinar a sus maridos con la llegada del viernes, optaron por descostillarse de risa viéndose en este lugar horrible mientras imaginaban como Claudia y El Nono corrían por las playas de arenas blancas de Saint Thomas, fumándose un L&M.
No era costumbre de mi padre tomar estas decisiones así machistas y unilaterales, ni el estilo de mi madre aceptarlas. Incomprensible para mí, pero ajena a las dinámicas matrimoniales a mi corta edad (y ahora también, ¿porqué no?) eso fue lo que terminó pasando y no cuestioné nada.
El hotel se llamaba ValMar -o algo por el estilo- y respondía a los nombres de las nietas del dueño, Valeria y Marcela. Las chicas eran huérfanas de madre; alguno de los otros chicos me había contado el cuento antes de llegar al lugar. Creo que esa fue a primera vez que conocía gente sin padres y no entendía muy bien lo que era toda esta cuestión de la muerte. La historia debe haberme impresionado bastante a mis cinco años porque no quería jugar con esas chicas a las escondidas por las noches, al regreso de la playa. No sabía bien porqué, pero yo juraba que en el fondo del jardín, justo atrás de un árbol enorme y el mejor lugar para llegar a hacer Pica para todos mis compas, estaba enterrada esa mujer. Y si yo me escondía ahí sola, seguramente ella me iba a encontrar.

Señales


Hay cosas con las que soy media neurótica; por ejemplo la medida del café con leche. La taza promedio local no satisface mi necesidad de cafeína por las mañanas y entonces me veo obligada a recurrir al mug o jarrito que tiene casi una media taza más. La cuestión es que tampoco puede ser cualquier jarrito, tiene que tener algo con un mínimo de onda o bien ser tan pero tan feo que de nuevo, adquiere onda. En una época nos comprábamos unos bien jodidos que decían En esta taza solo bebe Ayelén en letras globo. Y así como Madonna ahora es Ruth, éramos Ayelén, Brenda y Jennifer.
Después se me dió por comprarlos cuando viajaba y por ejemplo en el 92 me traje de Londres el del Phantom of the Opera al que se le ilumina la máscara cuando se llena de líquido caliente, o el de Friends que no se le ilumina nada pero me gustaba igual. Pero el mejor de la colección y el más viejo era el otro. Ese que hoy reventé sin querer contra el piso. La marca era Understatements y este decía: Everything I like is illegal, immoral or fattening y era absolutamente perfecto. Ahora veo los pedazos de cerámica en el suelo y pienso si no será una señal.

Monday, June 05, 2006

Winter leave, pido licencia por hibernación





Si encontrase una frase que exprese exactamente lo que “Winter doesn´t agree with me” expresa, la usaría. Pero no la encuentro. No se trata de que el invierno no se lleve bien conmigo ni yo con él, ni que no me favorezca el pálido en la cara con el rubio, ni nada por el estilo. Se trata simplemente que no lo se llevar.
El invierno está lleno de decisiones agotadoras como regular la temperatura del Eskabe, decidir si uno lo deja en medio o en piloto, combinar el color de las carteras con las botas, encontrar camisetas y sweaters que abriguen pero no tengan el look muñeco Michelin, usar la cantidad exacta de make up para no verse como el cadáver de la novia pero sin exagerar, comer en la vereda de Krishna que pega el sol durante media hora y después morir como en el Polo o adentro y ahogarse con el incienso, olvidarse de sacar la basura y salir a la calle y desarrollar gangrena o bien dejarla que se pudra adentro por todo el fin de semana...
Pero por otro lado tiene licencias perfectas que uno se puede tomar sin culpa como mandarse cuatro tazas de café con leche en la cama viendo toda la programación mañanera de E!, pasarse todo un sábado encuevada sin cruzar la puerta de calle y bajar a la cocina solo para hidratarse, bajar el Soundtrack entero de Streets of Fire y cantar los temas a los gritos (porque todas las ventanas están cerradas) usando el Fritolín como micrófono. Licencia también para poder ponerse el tapadito vintage de la abuela con las All Stars negras, entre algunas cosas que se me ocurren.

Friday, June 02, 2006

Eterna


Hay días en que me siento de veinte, otros de mil. Pero hay días como hoy en que me siento exactamente de la edad que tengo. Cuando abro el mail, entran trescientos mensajes del Yahoo Group del colegio que agrupa a toda "mi camada". Suelo borrar muchos de los mensajes porque no son demasiado entretenidos pero esta semana los fui leyendo todos y hoy entró esta foto de primer grado. Si bien está en blanco y negro, me acuerdo de los colores perfectamente. Tengo puesta una de mis primeras kilts (azul y verde con una línea amarilla casi imperceptible) un sweater azul , medias azules y la tradicional camisa blanca. Usaba una colita y no dos porque juraba que me hacía verme mucho más grande que era lo que correspondía a estar en "Primer grado".
Me parece que esta tarde me hago dos colitas y salgo por ahí, de repente funciona al revés...