Monday, October 30, 2006

Victoria's Secret, here I come



Mi libro es tan pero tan lindo que tiene una retiración de tapa que parece un vestido y que yo convertiría en un conjuntito de corpiño y bombacha divino. Sí, algo del estilo my panties match my hardcover, algo nunca visto. K dice que las florcitas son alcauciles, yo digo que son cardos. Después las repite al inicio de cada una de las secciones, pero en blanco y negro. Las cuatrocientas y pico de páginas no son blancas, son color manteca y de al menos 75g. On Beauty, de Zadie Smith, estuvo más de un año en mi mesa de luz y cosa rara, lo venía esquivando porque lo veía pesado. Pero ahora, además de tenerme contando las horas hasta el próximo subte casi desde la segunda página, este libro me tiene enamorada. Es una edición de Hamish Hamilton para Penguin Books, de tapa dura, durísima y es pesado. Es lo menos transportable que he visto. No se lleva bien con el subte, ni tampoco con el colectivo. A este libro le gusta quedarse en casa o tirarse al sol, panza abajo.

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R de Revisiting

R evidentemente no pudo realizar el desprendimiento emocional del que tanto se habla o está sufriendo una suerte de síndorme del nido vacío porque cada tanto, se viene para nuestra oficina y se sienta en el sillón y nos pregunta: So, how are you girls? No lo pregunta queriendo que le digamos que está todo mal y que no podemos sobrevivir sin él. Al ingles a veces le pega esta actitud de padre protector y parece estar auténticamente preocupado por el bienestar del negocio, el nuestro.
Y la verdad es que estamos bien, que regulamos nuestras propias temperaturas (las corporales y ambientales) y además nos dimos cuenta de que el nido no era tan cómodo ni era tan seguro. De hecho, estaba mal armado, era pinchudo y se podía caer del árbol en cualquier momento.
Se sienta en el sillón y me mira correr como una loquita a hacia la cocina a hacerme un café. Ni se atreve a decirme que es un día de calor porque está en mí territorio y acá la que regula el termostato soy yo. Igual, no me molesta que R camine por mi oficina y me gusta escucharlo cuando atiende su celular y dice: No, I’m not at my place…I’m here at the girls’ office. You know, they opened up a new office, on their own, Dennis.

Saturday, October 28, 2006

Je t'aime moi non plus


I picture this situation where, when leaving the party, I ask you to hand me my bag and when you ask “Which one?” I simple say, "The brown Birkin, the one on the Ottoman”. And on the taxi ride home I’d explain that this was the bag the Hermés president had designed for Jane Birkin. Apparently they had run into each other on a plane and Birkin trips and drops her handbag and all of her stuff spills onto the floor on the plane and he is amazed at all the things women carry in their bags and wonders why, no one’s designed a bag big enough to hold everything in, just like the cheap canvas thing she was carrying. Channel, Gucci, they got it all wrong. And this bag, the Birkin bag´s big enough for all the things we girls carry in our handbags which is pretty much a small kingdom that holds all these tidbits that make your day perfect: the pinkish lip-gloss, the breath freshner, the hand moisturizer, the nail filer, tweezers for the unexpected eye-brow hair growing out of season, make up kit, extra set of keys and that latest issue of this new book you’re reading by one of these enfant terrible spoilt brat of an English writer which makes you all in all a perfect snob as well, but you don’t give shit. And then this Jane Birkin woman goes off and marries the hideous looking guy Gainsbourg, and they do a couple of movies and this weird sounding piece of music in what appears to be French sex moaning. And I always think it must’ve been odd for their daughter, (the other Charlotte, Charlotte Gainsbourg I mean) to listen to her parents going at it on tape. I imagine myself listening to my parents fucking on tape and think it´s probably not my piece of cake, rather off putting, actually. But wouldn’t mind having had a handbag named after my Mum, though. Don’t have a Birkin bag but you’d probably still find a snobbish piece of literature by some Brit, in mine, what the hell!
But then again, we don´t go to parties together.

Friday, October 27, 2006

So much to do, so little done


Cosas que como viene la mano no voy a llegar a hacer este año.

Leer Atlas Shrugged de Ayn Rand. La letra es minúscula y el papel parece el de la Santa Biblia. Hace años está en una pilita de mi To Read Corner y me las termino ingeniando para leer los de más arriba y los de abajo o los que termino comprando de compulsiva. Por aguna razón u otra siempre queda el pobre Atlas ahí, sosteniendo el mundo con esfuerzo y ofendido con mi desaire.

Comprarme el sillón nuevo. Invertí en pintura para toda la casa, toda la oficina, compré un DVD y presiento que los pocos ahorros que quedan irán destinados a varios pares de sandalias que vengo viendo por ahí.

Retomar las clases de canto que tengo abandonadas hace ya varios años. El único éxito? Mantener mi hiatus alejado en todo este tiempo.

Y otras tipo mudarme a un Ph con patio, ser madre, crecer de altura, paz espiritual, ser la próxima latin american idol, enamorarme de alguien más o menos coherente, sepultarte por completo y ya no oirte hablarme desde six feet under, levantar el culo unos centímetros, reformular la vegetación de mi balcón francés y eso. No hay tiempo, no-hay- tiempo.

Wednesday, October 25, 2006

French Kiss


Espero muerta de frío en la parada. Odio los cambios de temperatura. La pareja cuarentona se besa; beso francés. Ella le agarra la cara y cada tanto lo aleja. Cuando se separan un poco, se puede ver la lengua que entra y sale y los hilos de baba que los mantienen unidos. Miro de reojo. “Estos están cogiendo por la boca, en público” pienso. La lengua de ella entra y sale (medio dura) de la boca de él. Podría ser excitante. Podría calentarme. Pero no. Me da un asco terrible.
Cada tanto ella lo mira y el cada tanto interrumpe el beso para lo mismo. Ella hace sonrisitas bobas y el le vuelve a comer la boca como con hambre o sed. Hay mucha saliva. Ella le frota la nuca y la pelada incipiente con unas uñas rosa nacarado. Lo suelta, y de nuevo lo vuelvo a besar.
Amantes, pienso. Y el 111 que no llega.
Arriba del colectivo el le hace cuentos de vacaciones de la infancia “en la costa” y ella hace preguntas acerca de sus gustos. Amantes, confirmo. Cada dos por tres ella interrumpe para meterle la lengua un rato adentro de la boca. El disimuladamente se saca un pelo largo, negro y enrulado del costado de la boca y le sigue hablando como si nada. Se lo despega del dedo en el costado de su jean. La besa de nuevo. Tienen los labios brillosos. Yo creo que voy a vomitar.
Llego a casa, me preparo un té con jengibre en tetera y me lo voy sirviendo de a vasitos mientras escucho Just like Key Largo de Michael Franks. We had it all, just like Bogie and Bacall. Sí, Bogart y Bacall, esos dos que sí.

Tuesday, October 24, 2006

Shit Happens

Están las leyendas urbanas, esas en las que aparecés sin un riñón en una bañadera ensangrentada o la del pibe que jugando con el perrito de la chica con la que iba a salir, tira la pelota por la ventana y el caniche se estrola contra la vereda de un décimo piso de Quintana y Callao o cualquiera sea el barrio del que está contando el cuento. Están esas y después están las pesadillas colectivas, esas cosas a las que todos le tememos. Bueno, estas últimas son las que me pasan a mí.
Escribo el mail, ni lo releo, es zarpado sí, pero el destinatario es más zarpado aún. Arranca con un amistoso Hola señor pija! En pocas líneas contiene las palabras pija, coger y papito. Aprieto send y ahí lo veo en el Outbox, un mail en la gatera en negrita con un asunto tonto y volando hacia la casilla de un cliente. con igual primer nombre que el supuesto destinatario. Pasos a seguir:
Clickear sobre el mail en el Outbox y apretar delete.
Manotear el cablerío y tironear de todos los cables USB que se conectan a la derecha de mi computadora, ninguno conecta a Internet, uno me inhabilita el mouse.
Apagar botón de encendido al costado de la pantalla.
Tironear de más cablerío detrás del modem y sacudir router con violencia contenida.
Disimular en todo momento la cara de desesperación profunda dándole la espalda a mi socia.
Desconectar al barrio entero, al mundo, retroceder el tiempo, volver a los faxes y los telex, morir, porqué no?

Enciendo la Mac y con el mismo temor que Jamie Lee Curtis abría las puertas en Halloween, escapando del maldito Jason, yo abrí mi Entourage. Apreté el casillero de Sent Items y no había rastros del desastre. Había evitado vomitar sobre el teclado o saltar a Paraguay, bien podía aguantar una última prueba. Me automando mails y aborto el envió en plena tarea. No llegan. Pruebo con Pau y aborto tarea. No aparece en la lista de enviados. Respiro. En el MSN leo: Llegó, boluda.
Tuve que bajar a caminar y hablar con gente desde la calle. Necesitaba contención. En ese momento mi cliente estaría leyendo un mail que arrancaba con Hola Señor Pija y estaría viendo mi nombre clarito, clarito en su bandeja de entrada.
Me sugirieron llamarlo personalmente. Imaginé la conversación: Hola, sí, XX, bueno, aparentemente te mandé confundida un mail de carácter personal y privado y bueno…
Sabía que no iba a poder seguir.
Subí. Opté por la opción menos creíble pero que implicaría la menor exposición. Alguien me rescató online y me preguntó:
-Ud vió Pulp Fiction? Bueno, haga de cuenta que yo soy Harvey Keitel. Haga todo lo que yo le digo sin chistar.
y dictó:
Debido a problemas de seguridad con mi cuenta de e-mail, aparentemente han salido a mi nombre, una cantidad de e-mails falsos, dirigidos a varios o todos mis contactos.
Desde ya les ruego sepan disculpar este inconveniente, y tengan a bien ignorarlos. Habiendo cambiado mi contraseña de acceso, el citado problema parece haberse resuelto.
Saludos,
Y mi nombre con membrete oficial con carita de preocupado y compungido por semejante desastre tecnológico.

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Monday, October 23, 2006

Te pasa algo?
Estoy de mal humor.
Pero pasó algo?
No, me levanté así, cruzada. Y encima la cerradura nueva de la oficina es difícil de abrir y tuve que llamar al portero y me da mucha bronca que el tachero me toque la mano demasiado cuando me da las monedas del vuelto, te toca, pero te toca mal.
Sos tan Linda cuando estás bien.
Bueno, te dije que estoy cruzada.
Bueno, escondelo.
Porque no te vas a la puta que te parió? Prefiero andar así desperdigando mierda por todos lados que reventar de un infarto a los 50. No me jodas. Hablemos en otro momento.

Friday, October 20, 2006

Algo con las arañas, seguro...


Desde muy chica descubrí que tengo un radar especial con el que no cuentan otros seres humanos. Si entro a una habitación, conocida o no, me lleva una milésima de segundo detectar una araña. Por alguna extraña razón, mi ojo va directamente al arácnido, ignorando cualquiero otra información o estímulo visual de alrededor.
Alguien me dijo una vez que mirar una araña de esas grandes y peludas produce un efecto de vertigo similar al de caer desde un edificio alto. Yo le creí.
Recién entro en el baño de la nueva oficina y fue instantáneo: en la bañadera, haciéndose un rollito y estirándose media despatarrada, una de esas arañitas ínfimas pero de patas muy, muy largas. Mi mamá las llamaba Daddy Long Legs, en castellano deben ser Papaito Piernas Largas, para mí: son un asco.

Thursday, October 19, 2006

Black Ballerinas Can't go Wrong


Mi amiga S, que vive en Londres siempre se refirió a sus chatitas negras como sus "Black Ballerinas can't go wrong". Ella sostenía que con ese par de zapatos no te podés equivocar. Se lo discutimos toda la vida y con el tiempo le dimos algo de razón. Pasaron los años y terminaron siendo las "Cangou" y toda prenda caballito de batalla pasó a ser un jean cangou, la remerita blanca cangou, botas negras cangou y así a toda prenda básica del guardarropas.

Decido restringirme al blanco -Ruttini Sauvignon Blanc- para no mezclar y rendirme al cansancio que arrastro desde hace casi una semana. El tinto me palma. El blanco me pone verborrágica y termino por quemarle la cabeza al comensal a mi derecha con conceptos como la semiosis infinita que por alguna razón supuse venían a lugar. En un momento me miró y dijo: “El último libro que leí fue Platero y yo hace como 25 años…”. Vuelvo a concentrarme en el vino que está riquísimo y sorprendentemente siempre se mantiene al mismo nivel en la copa a pesar de que tomo y tomo.
La mañana es perfecta. Humedad en su punto justo para el pelo y temperatura ideal, algunos grados arriba serían la gloria, pero me conformo. Elijo un atuendo que nada tiene que ver conmigo, pollera ancha con vuelo y larga, larga con unas chatitas que se parecen un poco a Cyd Sharisse en American in Paris o no, mejor a las que usa Audrey en Roman Holiday. Son tan femeninas que me miro los pies en las vidrieras. Sí, esas. Solo me falta un scooter y Gregory Peck, y las calles de Roma, y esos ojos y esa levedad de ser…

Wednesday, October 18, 2006

On how to impress a blond chick

La torturo a Chechus con que me acompañe a Frávega de Alto Palermo a comprar. Quiero un DVD que sea tan simple de comprar como una Coca Light. Quiero un producto que no venga con preguntas, que lo pidas y te lo den.
Obviamente no sucede: zonas 1 y 4, multizonas, lee fotos, conecta directo al USB, marca pindonga versus de marca. Demasiada información.
Temo el momento de llegar a casa y morir enredada en cables. Las instrucciones fueron simples. Rojo con rojo, blanco con blanco en esta filita de acá, ves?. Ni lo intenté. DVD esperó guardado en su caja en un rincón la llegada de un hombre.
El macho llegó y como en una sesión de cirugía de ER yo iba pasándole a Carter el instrumental. Cablecito, cablecito. Triple, triple. Disco, disco. Control remoto, contro remoto. Y observé paradita al lado como cablecito entra en agujerito. Las hembras rojas y blancas esperan pasivas la entrada del pituto. Macho, hembra, macho hembra. Conectado. Yo me limito a poner Play y sonrío triunfante cuando aparece la imagen en color y con sonido. Lo miro y suspiro. Soy tan fácil de impresionar.

Sunday, October 15, 2006

Measure for measure

El chocolate debería derretirse más o menos a unos 212 grados Fahrenheit o bien 100 grados Celsius. Los vinos tintos deberían servirse entre los 15 y los 19 grados, un espumante a 7. 3 a 1 es la proporción de la lágrima. 90, 60 90 definen a un bombón argentino.
Mi medida claramente es 2 Apple Matinis y 1 Vodka Tonic, ahí me tenés a punto de caramelo seguro.

Friday, October 13, 2006

La maldición de Marcelo Marcote

A veces me doy cuenta que para mi padre sigo teniendo unos 12 años. Soy como uno de esos niños prodigios que nunca crecieron, aún en su adultez más tardía, algo así como Marcelo Marcote o Shirley Temple.
12 mensajes en mis contestadores varios con voz de ultratumba preguntando sobre mi paradero "porque son las 12de la noche y no estás en tú casa y estoy preocupado y no atendés los teléfonos" a mis 36 años, me sorprenden.
Pierdo los estribos y doy respuestas del estilo"es que estaba peteando a 25 marineros noruegos en Dock Sud y no podía atender por que tenía manos y boca ocupadas, OK?!" que no son las adecuadas.

Wednesday, October 11, 2006

Correr con lobos y coger con bosteros

Yo siempre dije que los bosteros cogen distinto. No distinto a los de Racing o a los de River, si no que distinto, cogen como bosteros. Yo digo que el de Independiente no coge como hincha de independiente pero el bostero no puede escindirse de esa personalidad bostera y la lleva a todos lados, a la cama inclusive. El bostero es de mirarse mucho en el espejo, de mostrarte abdominales (los tenga o no) porque el bostero que no se cree mil simplemente lo está disimulando. El bostero coge bien. O eso cree.
Anoche ahondé en el tema con el tachero, no acerca del bostero y el sexo pero del bostero y la vida; esa soberbia adorable, esa cosa de llevarse el mundo por delante, de no comerse ni media, eso de creerse todo y más. Puedo citar más de diez ejemplos clarísimos y justo me tocó un tachero bostero que era el contraejemplo que me faltaba. Mi adorable tachero amigo le echó la culpa a Alberto J. Armando. El parece haber sido el culpable de la “famosa era del fútbol espectáculo, junto con Don Antonio Vespucio Liberti, el de River". Parece que fue ahí nomás, el momento en que se tendió la fama sobre la que todos los bosteros se tiraron a dormir. O a coger. Yo de fútbol no se nada. Con chico de Racing al lado canté Yo de pendejo me enamoré, me enamoré de La Academia y con la misma facilidad me escapé a una final del Abierto en Palermo, un partido de bochas en una plaza, una tribuna de sol de la Davis o me puse una bombachita bordada con lentejuelas Xeneises. Por suerte después hablamos del amor.
-Yo estoy con ella hace 31 años...¡31 años!
-Bueno, y ella con usted.
-Ah, no… ella cada tanto se separa.
-Corríjame si me equivoco, señor, pero para mí las parejas que funcionan son esas en las que el hombre ama y la mujer se deja amar. Cuando yo amo me sale para el culo. El hombre es muy mierda con ese poder, ¿o no?
-Mirá, yo lo único que se es cuando llego a casa, así nomás de tocarle el brazo a Ñata (y me hace el gesto largando el volante y tocándose el antebrazo) se me ponen todos los pelos de gallina como el primer día…
-Ay, no me diga, señor, que lloro. Yo quiero eso…
Y pienso que quiero ser Ñata y tener uno como este en casa, uno al que se le paren los pelos después de 31 años conmigo.
-Mirá nena, los hombres perdemos todo por las mujeres rápidas y los caballos lentos…
-Y por la azul y oro, ¿o, no?
-Ah, por esa también, nena.

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Tuesday, October 10, 2006

Yo llevo los globos, relajá



Lo de siempre: Toti diciendo “10 del 10 a la 10 menos 10, de ese año, el día más felíz de mí vida” recién arrancada la mañana. Mamá con su propio relato del día del evento a la hora del almuerzo, en un restó micrecéntrico con K, mi socia. “Oficialmente hija mía, todavía no has nacido. Eran las doce y algo del medio día y pensé, Uy, me hice pis. Pero no, había roto bolsa. De ahí en más empezáste a hacer cosas molestas hasta las diez menos diez de la noche. Tú padre andaba hecho un boludo por todos lados, cagado hasta las patas como si él fuese a tener que hacer algo...”. Amo su relato desmaternizado de madraza reprimida.
Lo nuevo: todos los llamados que hubiese esperado recibir y los que no esperaba también. Amigos, amigas, exes, clientes, conocidos, ex amantes, locales y exiliados. Ningún llamado de las abuelas muertas.
Comida con las chicas en Bendito y esta tortura que cargo de no mezclar el ganado y convertir mi cumpleaños en unas auténticas bodas de Caná, no por el vino si no por los días que lo pienso prolongar. La culpa: Buenos Aires no tiene ningún lugar lo suficientemente grande como para que la gente, mi gente (¿unos 50?) circule con comodidad sin tener que sentarse uno al lado del otro. Si a mí que soy la reina del mingling y del socializing me molesta, no quiero pensar a los fóbicos sociales. Me hago cargo, lo revisaré en terapia, cuando la retome, si la retomo (primer planteo de los 36). Mañana otro plan, el jueves otro, viernes uno divertidísimo y así hasta el fin de semana.
Llego a casa con unos Absolut Mandarin encima que me traicionan el paso firme con los tacos y Sick Boy fuma su cigarillo a oscuras en el balcón mientras me ve llegar. Las chicas chiflan, silban y me despiden desde el auto. Una colilla encendida en el balcón me dice: Felíz cumpleaños, Charlotte.

Monday, October 09, 2006

Things I wouldn´t mind getting for my birthday


No me molestaría nada (de regalo de cumpleaños) una comidita con velas y con vos.
No nos enrosquemos con el lugar que eso no es problema, ni con la comida, ni el vino, ni las velas para el caso. Una mesa, dos sillas o sin mesas y sin sillas también está bien, en el suelo o con bandejas en la cama o en la cama sin bandejas. Y no te vuelvas loco con lo que te vas a poner tampoco. La camisa esa celeste no es lo que más me va pero no importa, después nos ponemos cómodos. ¿El regalo? No seas sonso, no traigas nada, vos sabés que soy una mina sencilla. ¿Un libro? Bueno sí, me encanta pero traé música mejor, algo jazzie pero tranqui, con escobilla. Yo voy cambiando las sábanas… y vos manteneme el gestito ese con la ceja levantada hasta mañana, uy así, así tal cual. Listo. Felicísimo cumpleaños para mí.

Sunday, October 08, 2006

Mi mamá olía a Sapolán Ferrini

Los veranos tienen olor. Hoy leía la revista de rock siguiendo con detenimiento el texto, comprobando las palabras de mi traducción y los pocos cambios que habían hecho los peridiodistas al material y me dormí complacida al borde de la pileta. Soñé, creo que soné con algo que no recuerdo pero me desperté con un olor en la naríz. Era olor a la espalada de mamá en los veranos; una mezcla inconfundible de Sapolán Ferrini y Nude Bronze, un bronceador setentoso de Revlon al que siempre se le pegaba arena en la tapita. Conozco ese olor. Cuando mamá tomaba sol de espaldas con enormes anteojos negros para poder leer (siempre leía y siempre de espaldas o de costado y a veces hasta haciendo algún ejercicio casi inconsciente con una de sus piernas) yo me mojaba con la manguera o me metía en la pileta y después corría y me sentaba arriba de ella, muy chiquita con una pata a cada lado como en un caballito y le daba algún beso en la espalda de tiras de bikini desabrochadas y olía el Sapolán Ferrini. Y ella estaba caliente del sol y pegaba un grito de ay, ay, ay, estás helada y se daba vuelta con el cuello y me decía tirate acá al lado mío y golpeaba la toalla violeta con la mano y volvía a su libro. El libro siempre era (casi seguro) un Penguin anaranjado y blanco con letras en negro y el logito del pinguino en la parte de abajo del lomo. Yo les pasaba el dedo a todos en la biblioteca y eran distintos a los de Toti, los Penguin eran en inglés y eran los libros de mi mamá.

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Friday, October 06, 2006

I have heard the mermaids singing, each to each

No me acuerdo si fueron todos ese mismo año pero estoy casi segura que sí. Leímos The Small Miracle de Paul Galicco, el de Pepino que montado en su burra Violetta iba hasta a Roma, The Snow Goose, The Lion the Witch and the Wardrobe y The Silver Sword. Este último, de Ian Serrailer, si mal no recuerdo era bastante denso, más para quinto grado, para Junior 5B. Mrs Cee llegaba a la clase, flaca, de couffeur impecable. Agarraba el registro, tomaba lista y manoteaba su copia de The Silver Sword que veníamos leyendo hace un montón y parecía interminable. Ya estábamos agotadas de la historia de la familia polaca en tiempos Nazis, de Joseph y los campos de concentración y Jan y el silver sword… leíamos y contestábamos quizzes y reading comprehension exercises y vocabulary check ups y resumíamos y leíamos en voz alta o la escuchábamos a Mrs Cee mientras leía y seguíamos la lectura con los ojos o con un dedo o con una regla. En un acto de absentmindness sin igual, llegando al final del libro, las últimas, últimas páginas, L levanta la mano.
-Mrs, Cee…what is sword? O bien: Missis. Cee, whach is suord?
Parece que Mrs. Cee le puso un par de ordermarks por colgada. Esas pavadas en el mundo de las kilts eran intolerables. Yo no me acordaba de la anécdota, me la recordó L anoche. Sí me acuerdo de S, que en quinto grado afirmó “I want to marry an abogator with a lot of guit” y otra que pidió “Miss, can you abroch me the sweacher?”o la que dijo, "un toco we did in the field trip, eh" porque claro, en el reino de las kilts, hablar Spanglish era toda una osadía.

Thursday, October 05, 2006

From cradle to tomb...


Me llega esta foto por mail ayer a la tarde. Cinco años, concert del jardín. Miss Susan tocaba la guitarra y cantábamos Be sure it's true, when you say I love you, it's a sin to tell a lie. Se ve que siempre me gustaron las plumas y las lentejuelas cabareteras aunque ese día no las llevaba con demasiada soltura. Mamá y Toti estaban de viaje y sólo habían ido a verme mis abuelos, claramente no era lo mismo. Mamá había cosido los flecos a la pollerita y me había prestado varios collares para colgarme. En realidad, ahora que lo pienso andaba por la casa así la mayoría del tiempo, disfrazada y en tacos altos (unos de Minnie en tonos rosas y turquezas que te mataban los pies pero que yo toleraba estoicamente como la mujer que soy). El maquillaje era mío. Aunque había exagerado un poquito con el celeste de la sombra, con el tiempo todo se aprende.

Tuesday, October 03, 2006

Putting Pantone Paint Palette on Palermitan Panoptic


Si alguien me decía que pintar una casa era ésto, yo no lo hacía. Algo como un tratamiento de conducto, un cólico renal o mudar el obelisco a Palermo. El concepto loft se redimensiona. Se redimensiona y se redefine: un espacio donde todos los cachivaches estarán indefectiblmente -aunque no lo quieras- en el mismo ambiente en forma permanente; un lugar donde mover es arrinconar pero nunca dejar de ver; un panóptico desordenado y en mi caso, diminuto.
Mis amigas miran sorpendidas. Pintar "por ambientes" es otro concepto. Muevo del comedor al cuarto de los chicos, del playroom al living, de la cocina a la baulera.
De todo el catálogo Pantone elegí un color visón o eso repetía, salvo que nunca vi un visón vivo y el de los tapados parece mucho más oscuro. ¿Serán mis paredes color suricate? ¿nutria depilada? Alguien la otra noche anterior sentenció camel. Yo estoy contenta, aunque ahora que lo miro pienso que podría haber sido mucho más oscuro de lo que me atreví. La luz de la casa lo permite. En la sección Pantone Moods mi color del día no aparece. Sería un rojo sangre pero con un toque más de negro y se llamaría Bleeding, aching and bitchy red. Mi madre dijo: Cualquier cosa el próximo año te mandás con un color así como más osado. Me limité a mirarla por encima del marco de los anteojos mientras seguí tipeando.
Esta noche duermo en mi cama una vez más; en mi cama entera toda para mí, sin ropa apilada, ni cajas, ni libros clavados en mi nuca. Y si miro alrededor concluyo que el de las paredes es una mezcla de blossoming con aware, approachable, attentive, analytical y adaptable. Pero había que elegir uno, bueno, todos esos en uno.

A mal puerto vinieron a caer, pinches machos


A mí lo pre menstrual me pega de una de dos maneras, la depresión o una perrez agudísima. Esta vez fue la segunda. Elijo enfocar en el objeto de mi odio y éste se presenta así solito en forma de cartas, una se deslizó por debajo de mi puerta y la otra a mi casilla de mail.

Monday, October 02, 2006

Ver para creer

Y así de la nada, abriéndose torpemente paso entre la maleza de bambú, apareció. El Gran Osos Panda.
En el último encuentro habíamos ido a comer a Sarkis. El viernes yo tenía ganas de árabe, de comida árabe. Sugiero pero Chams propone otro, más cerca, más rico, más barato. Suena una combinación perfecta y además elimino el riesgo de topármelo. Pero se ve que los viernes la dieta del panda incluye keppes porque bajó de su auto con balizas a buscar su pedido, atravesó el salón con un andar patológico, saludó amablemente y siguió de largo. Cuando lo vieron, Chechus y Chams coincidieron, apetecible, pero con problemas. Ahora me creen, pensé aliviada.
Ahora digo, hay algo con las leyes de probabilidades porque basta con que me quiera encontrar con uno hace meses y que jamás suceda y cuando trato de esquivar el destino, paf! en la jeta.