Thursday, November 22, 2007

It was the nightingale, and not the lark,that pierced the fearful hollow of thine ear

Supongo que están siempre en los árboles de acá afuera, los que se ven desde mi ventana, pero se los escucha más por las mañanas con sol. Arrancan antes de que haya luz, a eso de las seis y no es precisamente cantar lo que hacen. Es un chirrido intermitente y contagioso. Arranca uno y después se ponen a cantar en masa. En un momento se vuelve casi enloquecedor y dan ganas de salir con una gomera y empezar a calentar el agua de la polenta.
“Alimañas” me dijo, no se si una mañana con cara de sueño o durante el día cuando se pagan las consecuencias del sueño interrumpido. Roberto Carlos hubiese dicho “un coro de pajaritos” pero claro, el no durmió en mi cama ni escuchó los chirridos del otro lado de la ventana con el primer rayo de sol. Así cualquiera. Alimañas. Y cuando ya hay que efectivamente despertarse y salir, se callan.
En Olivos mi cuarto daba a un jardín largo en barranca que terminaba en la vía, no la muerta (esa estaba en Rioja y Alberdi), la muy viva. La que dejaba pasar el tren cada diez minutos de un lado y del otro y algunas otras hacía que se crucen justo a la altura de mi casa. En esos momentos había que dejar de hablar o leerse los labios. Las visitas un poco desconcertadas miraban intrigadas las pautas de conducta de los locales. Había que hacerles un gesto de “ya pasa” con la palma de la mano levantada y los ojos cerrados un poco más que un parpadeo para explicar que era solo cuestión de segundos para que pasase el tren y poder retomar una vida normal. Y así no se cuántas veces por día, tantas y por tantos años que uno deja de escucharlo y llega a escuchar claramente entre el ruido ensordecedor, una puerta de entrada que se abre o la Misha arañando el mosquitero de la cocina para entrar. Y después el talento pulido para distinguir entre una locomotora que vaga sola sin parar en las estaciones de Retiro a Tigre en el medio de la noche o el tren de carga que suena tan distinto. Tanto que podría reconocerlos hoy así diez años después, con solo cerrar los ojos.

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10 Comments:

Anonymous Anonymous said...

"...Tanto que podría reconocerlos hoy así diez años después, con solo cerrar los ojos."
el cuerpo tiene memoria, decia mi maestra de canto.

no va que si!

6:53 AM  
Blogger laura said...

Es puro entrenamiento haber vivido ahí.Sí.

zafatse.end.basta.no more.

¿y ahora las alimañas?

¡Piedad para charlotte!

9:10 AM  
Blogger Charlotte said...

"El cuerpo tiene memoria" es muy frase de profesora de canto, sí, sí.

Malditas alimañas Lau. Sí que fue entrenamiento Olivos, che. Vos al menos zafáste de la vía ruidosa, vos vivías ahí nomás de "la muerta" y yo al final donde Rosales era "la cortada". Puf.

9:32 AM  
Blogger l said...

me gusta como escribe...pero algunas palabras no las entiendo, debe ser por esto de las diferencias de paises y esas cosas...

la verdad yo no tengo muy buena memoria...pero creo q no olvidare seguir pasando por este blog..
espero se pase por el mio

7:47 PM  
Anonymous Anonymous said...

sobreviviste al tren y te molestan las alimañas? Plop!

7:34 AM  
Anonymous Anonymous said...

yo uso tapones para los oídos para esos pájaros del orten que no me dejan dormir

3:12 PM  
Anonymous Anonymous said...

Ch, yo vivo a 2 cuadras de la misma vía. cuando tenía 7 años y vinimos a vivir acá desde Córdoba, durante muchas noches no podía dormirme (tenía 7, me dormía temprano, cuando todavía hay servicio!) por lo molestos que me resultaba el tractractractrac del tren... hoy NI lo siento, y son mis amigos de Córdoba que cuando vienen a dormir a casa me dicen "y vos podés dormir con el ruido este del tren?!?!?!... Bueno, en realidad lo mismo que los zorzales y las calandrias, ni las siento... el humano se acostumbra a todo!!!

5:23 PM  
Anonymous Anonymous said...

ahhhhhhh! mirá, yarlot, yo vivo también cerca de la vía. pero a la noche, sólo se escucha a la vía muerta.
en mi barrio también hay una vía muerta. pero en realidad no está tan muerta; el tren pasa de noche, y es re pero re largoooo; pasa con un montón de carbón.
pasa y hace un ruido re re re fuerte, porque como no tienen barreras ni rejas, tiene que tocar la bocina todo el tiempo.
a pesar de todo esto, hasta hace muy poco me levantaba no con estos ruidos, sino con los de la cuchilla eléctrica del carnicero del super de abajo de mi casa. por suerte ahora no está más.

8:38 AM  
Blogger Mari Pops said...

estoy leyendo tu blog lentamente y me intereso. Soy Ms. Mary. Revisa mi bolso cuando quieras y enhorabuena por los reelatos que lei

1:36 PM  
Blogger notansoez said...

'dan ganas de salir con una gomera y empezar a calentar el agua de la polenta'

jua!

5:28 AM  

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