Saturday, June 30, 2007

Served Chilled

En invierno, cruzar la 9 de Julio en taxi, mirar al sol con los ojos cerrados, ver naranja casi hasta que duele. Salir de la reunión y comprar unas medias de red con portaligas de pegote (un incordio y encima se caen). En el barrio más caca de las viejas paquetas me miran el tapado peludo con desaprobación y pasean perritos vestidos de Burberry´s. Claro, el mío parece hecho de perro. No me venga con la greenpeaceada. Nutrias fusiladas en los 50, no me hago cargo. Cuando yo era más chica y más boba (¿17? ¿18?) tenía una medalla que colgaba de un piolín negro con la cola de una ballena que decía "Save the Whales". Creo que todas teníamos una. Fue la misma que Rod Stewart le cambió a Vale por uno de sus aritos dorados ese año en Le Club, después que Vale le explicó que era de Puerto Madryn, where the whales go and have babies. Le voy a preguntar a Vale si lo sigue teniendo.
La vuelta a casa de noche es helada. Sólo te salva una tazota enorme de Earl Grey con un poquito de leche, siempre fría y siempre antes si viene de tetera. (MIF, milk in first diría diría una vieja inglesa que te sirve en Willows, como los que a mí me gustan). Tomar de a sorbos largos, agarrando con las dos manos para que el calor vaya entrando despacio, como cuando mirás al sol y ves todo naranja.

Thursday, June 28, 2007

Las razones por las cuales no puedo ser ni princesa ni presidente



The XXX files
No es así tan grave como para hacer una afirmación tan dura como "Mi pasado me condena" pero es enterarte que por lo menos hay unos X files dando vueltas por ahí.
-Vos no víste las fotos de ese día…
Y de ahí manotea el mouse y abre una carpetita que fue como un descubrimiento arqueológico, fue Howard Carter empujando la pesada piedra que cubría la entrada a la tumba de Tutankamon. Una seguidilla de fotos tremendas y una que claramente no terminaba con el clásico apellido Jotapegé.
¿Y ésta que es?
Esta era un videito, breve, musicalizado. ¿La imagen? Una mina de espaldas haciendo un bailecito con una silla. Ahora, si me acerco bien a la pantalla la mina soy yo y bailo y bailo y hay público y ¡es un cumpleaños for god´s sake!
Ella se va resbalando lentamente de la silla. La risa la puso débil. Entre las carcajadas repite como un mantra: Esto es tremendo, esto es tremendo. Esto se cobra, man, esto es tremendo.

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Monday, June 25, 2007

Chuff, Chuff, off you go, you lousy excuse for a bitch!

Estimada Mierda
La gente acá me dice que no tiene demasiado sentido perder tiempo puteándote y diciéndote lo que pienso de vos, o regodearme en todas las maldades que te haría o en pensar en los mil tormentos emocionales a los que te sometería. Me dicen que no. Y yo también me digo que no. Pero esta vez no la puedo evitar y pienso que me puedo dar la licencia una vez y después basta.
Enriqueta de mierda y la reputa madre que te recontra parió hija de una re mil puta. No me lo permití antes porque lamentablemente soy una defensora de la teoría del boomerang, de toda esa pavada de what goes around comes around y todo eso. Pero ando con unas ganas locas de tocarte el timbre o mejor aún, de poner tu dirección acá mismo para que cualquiera te toque el timbre y te diga una puteada a elección en la jeta. Y sabés que no estoy para entrar en discusiones abstractas acerca del pasado, las culpas, los 50% de las parejas y toda esa vaina. En esa ni me meto, justo en esa parte te la re tomo. Si querés discutimos sobre la gente y la gente de mierda. Pero tampoco, porque sos tan básica, tan elemental, tan necia, tan emocionalmente rudimentaria, y además tenés el pelo tan mal teñido y te cuento que no sabés hacerte un brushing decente. Atrás te quedan unos pelitos como de concha que no sabés dominar y vos no te los podés ver pero sabé que el resto de la gente sí y pensamos que quedan horribles. Casi tan horribles como ese lifting que te hicieron mal hace unos años. Quedó mal atado atrás de tus orejas como a Kenny de Micelis y las cejas te las depilás demasiado y ahora ya es irreversible, te las vas a tener que ir pintando con un lápiz marrón que vende Mac y es ca-rí-si-mo. Such is the curse I lay upon you, bitch, porque no quiero odiarte mucho más que esto, porque cuanto más te detesto más cercca te tengo y no quiero que me venga de vuelta. Y a vos te quiero lejos. Ni siquiera. Vos, lejos. Eso.
Sr Transferencia dice que mi cara aniñada, escondiendo notablemente unos cuántos años no es casual, que sintoniza perfectamente con mi historia, que en todo esto soy un niña aún. Cuando me encuentro en estos razonamientos tan maduros y centrados como los de hoy no puedo evitar confirmarlo. Solo me falta sacar la legua y ponerme bizca.
Pienso que puedo vender enfrascada una fórmula revolucionaria: Patologie Antiage. El último grito en terapia antienvejecimiento. Atrás quedaron los antioxidantes, el Q10 y el colágeno. Elabore mal su edipo, involucione a intervalos, enójese con su realidad y razone como una adolescente enfurecida. Un día mírese al espejo y confírmelo. Hasta la gente se lo dirá. ¡Diez años menos, diez! O le devolvemos su dinero.

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Friday, June 22, 2007

Panic and Prejudice. The Performing Arts

Ya habíamos arrasado con la picada. Yo me ensañé particularmente con un queso ahumado de cáscara amarilla que pedía a gritos que lo corte. M ya había traído las bandejas del horno, nos habíamos servido y estábamos hablando (a los gritos, como solemos hacerlo y peleando un poco como cada vez que nos encontramos las trece). Los novios y maridos suelen mantenerse levemente alejados. No se si somos intimidantes o ensordecedoras. Hay gente que se para, van a la cocina se sirven vino, persiguen a Tito el gato anaranjado que se cuela entre los invitados para ponerlo de patitas en el jardín. Nadie se escucha.
- Pasame las papas.
- La receta, quiero la receta de este paté...
- Coca light, please.
-¿Qué?
-Coca, coca light.
-¿Alguien sabe si Cha venía?
Y entre el ruido lo veo. Un señor (absolutamente descocido) se mueve disimulado entre los invitados. Cabe aclarar que conozco los nombres, apellidos, números telefónicos, sobrenombres, vicios y ñañas de cada uno de los invitados a este cumpleaños. A algunos los conozco hace más de 30 años. El señor es un extraño. Podría ser un ladrón organizando el robo del siglo y estar operando con la mayor tranquilidad. Cuando uno de los invitados se corre, lo veo bien. Mueve muebles. Tiene puesta una camisa blanca y un chaleco con un estampado de dudoso gusto y creo que un moño al cuello. Temo lo peor. Sospecho que es un payaso. Hago contacto visual con alguien que también lo vió pero me hago la tonta. Tal vez así lo inevitable no suceda y si todos nos hacemos los boludos el señor se vaya porque si nadie lo ve es porque no existe. Yo con los payasos no puedo. Con los mimos menos (me dan una mezcla retorcida entre violencia, pánico y vergüenza ajena, pero prima el miedo) y con los magos, bueno con los magos también la paso jodido. Yo sufro con que le salgan mal las cosas, con que se le atoren los conejos en la galera, se les incendie la paloma, me rompan posta los $100 que les prestás como una imbécil para el truco ese en el que rompen en mi pedacitos el billete o lo que es peor, que se manden esos chistes pedorros que no se los remás ni a tu mejor cliente en el momento que te está firmando el cheque. Este re daba look mago. Creo que hice fondo blanco con un tinto que manoteé de la mesa. Pensé en encerrarme en el baño. Total con la distracción del chow nadie notaría mi ausencia. El señor organizó un poco más los muebles y pidió silencio. Mago, mimo, mimo, mago, mago, payaso, mimo, payaso no, mago, mimo. Los segundos fueron interminables y mientras seguía debatiéndome acerca de la ocupación del señor del chalequito jodido, bajan uno, dos, tres, cuatro, ¡cuatro! personajes vestidos y se ponen a actuar. Ni mimos ni payasos ni magos. Actores y yo equívocamente sentada en primera fila.

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Thursday, June 21, 2007

Una neurosis llamada Barney

Cuando ya esto de atajar los lagrimones primero con los dos pulgares, después con los índices, anulares y así hasta que no quedan más dedos, deja de funcionar, miro a Señor Transferencia con cara de desahuciada.
-¿Me pasás un Kleenex, por favor?
Ahí (recién ahí) él manotea en la mesita que tiene al lado, hace ademán de pararse, yo hago lo mismo, estiramos la mano (casi como un espejo) y nos encontramos en el medio. Me da el paquetito entero, como para que me entretenga pero yo saco siempre de a una y uso la misma. Me gusta ir sintiendo como se moja y doblarla y desdoblarla varias veces mientas sesioneo. Es más, cuando me voy caminando por Charcas y la encuentro toda hecha un bollito en mi bolsillo pienso, Uy, cuánto laburo hoy, eh y no la tiro. En el bolsillo interno de la cartera ya encontré varias, resecas y casi crocantes como papel maché. Se acumulan ahí de una sesión a la otra y por algún motivo no las tiro. De repente a fin de año te armo una gran escultura y cobro entrada a la exposición. The Hours, the Tears. Crying your way into the second half. Me parece que sería un monstruo gigante, con look de dinosaurio pero sin serlo (Dios, ¿mi neurosis se llamará Barney?). Por la dudas le cambiaría el color violáceo por un verde oscuro, un Pantone 5747 U porque yo creo que el Kleenex te debe tomar como la cartulina mate.

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Wednesday, June 20, 2007

Gore Gallery

A la perra de "Vivi" se le ocurrió ponerse a escanear fotos viejas, fotos tan viejas que debían estar en una caja de zapatos de Pitti. Abrir esa caja tiene peores consecuencias que la cagada que se mandó Pandora. En una estamos todas tiradas al borde de la pileta en invierno en el mismísimo country de María Marta. Yo llevo un corte rubio carré que es casi para pedir la guillotina como medida de clemencia. M, me abraza en jardinero de jean (gravísimo), A lleva el corte de la mismísima difunta María Marta y L, un pañuelito anudado al cuello que es para ahorcarla.
Después me pasa una con el título "Acampantes" y ya me da miedo hacer click sobre el archivo. Lo recuerdo perfectamente, esa vez que nos fuimos a Bariloche manejeando solas en la Renoleta 12 Roja y dormimos en Lonquimay previo asado al mediodía en Carlos Casares. Hacían 200 grados centígrados. No hablamos durante todo el viaje porque como no teníamos aire andábamos con las ventanas abiertas. Así los 1600 K. En la foto, asomamos de una carpa (la única noche de camping efectivo, antes y después en la casa del cerro, cosa que daba más o menos lo mismo que quedarnos en Quintana y Callao). Yo tengo un palo en la mano, sin saber bien lo quiero hacer con él. ¿Auyentar predadores? ¿Detectar setas venenosas? ¿Abrirnos paso por la maleza? Pareciera que el pelo me lo peinó Gloria Trevi y que que fue por eso y no por la pedofilia que fue presa. Se ve que me lo había lavado en el lago (porque yo en un único día de campamento me lavo el pelo y me hago baño de crema) pero se chispoteó el efecto secador de pelo y se fue secando así a la que te criaste. Y se ve que me criaron para el culo.
La última, una de esas de época fake en la que L está vestida de monja, F de putita cabaretera con C, y M y yo de dos damicelas de época con sombreros enormes. Yo tengo cara de dolor porque poniéndome el traje me hice un rayon con el cierre desde la media pierna, pasando por el culo, hasta la espalda. Yo también tengo esa foto en algún lado. Cada tanto aparece entre los papeles y cuando la busco nunca la encuentro.

Sunday, June 17, 2007

Smells Like Teen Spirit




No se si es esta cosa del día del padre o qué pero caminás por la calle y cada dos pasos están estas minitas que reparten un pedacito de cartulina perfumada (ilustración mate de 300g para ser más precisos). Me doy cuenta porque quedan guardadas en el bolsillo y como tengo las manos heladas por el frío las toco cada dos por tres y se ve que aprendí a sacar el gramaje del papel con sólo dos dedos y te distingo hasta un 75 de un 90 gramos con cero margen de error. Hoy volví con un cartoncito de Davidoff Cool Water que huele muy bien (en el bolsillo derecho) y un Boss y un Bulgari en el bolsillo de la cola del jean. Es como tener un hombre en miniatura al alcance de la mano para sacarlo y olerlo.
Cuando era chica estaba fascinada con los perfumes de hombre o tal vez con el olor a hombre, no lo tengo claro. En una época hasta llegué a ponerme unas gotas en las solapas del blazer del colegio sólo para olerlo a intervalos durante la clase, cerrar los ojos y comerme la de que me estaba dando besos con Rob Lowe. Porque de chica yo soñaba que me daba besos con, ese era el alcance de mis precarias fantasías sexuales y el material masculino también dejaba bastante que desear. Si no era un miembro del Brat Pack era un Antony Delon que teníamos colgado en la cartelera del fondo en Senior 1A. Esa época venía claramente perfumada. Mi viejo olía a Paco Rabanne y mi madre tenía su propia versión de Diorissimo, Vetivert o Balmain, según su estado de ánimo. Después se pasó a L´Air du Temps de Nina Ricci que lo único que tenía de lindo eran las palomitas de cristal posadas sobre la tapa. Yo, por mi lado, olía a un aburridísimo Anais Anais que era el olor obligado de las pequeñas ninfas ochentosas y que pronunciábamos incorrectamente ané ané hasta que algún alma clemente- en mi caso mi madre-nos corregía. El olor en nuestros cuellos, muñecas y en ese algodoncito que nos poníamos-por recomendación de alguna abuela-entre las tetas, después degeneraría en los años siguientes en dos espantos de la perfumería: Paris y Poison que como una áspid engañaba con el envase y después te liquidaba bien muerta. Creo que el Poison me llegó a dar migrañas de dos días enteros combinadas con vómitos. Los chicos de mi adolescencia, por su lado, olían indefectiblemente a Drakkar Noir y Eau Sauvage sobre sus sweaters Legacy (¿o es suéteres?) y camperas de jean Levis y si tenías la suerte de que te los ofrezcan en una noche de frío, podías olerlos durante horas con solo doblar un poco la cabeza y acercar disimuladamente la naríz al cuello. Sumale a esto que sonaba "Heaven" de Alphaville en la pista de In the Grove y tenías todo para agarrarte la gran calentura adolescente.
La promotora del super me ofrece un Axe para la ducha que supongo será un gel de baño con olor a macho, a esos machos que se levantan desnudos en su loft a medianoche a buscar agua de la heladera y se la terminan tirando toda encima de sus abdominales (total alguien seguro que seca el piso después). Pienso que si me paso eso por todo el cuerpo abajo de la ducha hirviendo sería el material de la gran calentura treintañera. Desnuda y con olor a hombre por todo el cuerpo. Le digo que no, no, gracias con la mano a la promotora y sigo empujando el chango. Mis fantasías sexuales no se compran en el Disco.

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Friday, June 15, 2007

No hay yo que resista

Me automando mails y caigo inevitablemente en mi propia casilla de junk mail. Así no se puede construir sobre la solidez del yo. Entonces quedo toda dubitativa y mando un mail a un cliente con vocabulario tan pero tan sofisticado que después de apretar send se me da por chequear cada palabrita en Wikipedia para veridicar que no he patinado. Ya le dije al Sr. Transferencia que si tengo que salir de todo esto transvestida y paracaidista profesional con especialización en danzas tribales y orientación en aeromodelismo, yo estoy dispuesta. Esos niveles de certeza te manejo.

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Thursday, June 14, 2007

Doble o nada

El Señor Trasnferencia ha decidido subirme a dos sesiones semanales. Miento,, el Señor Transferencia no decide, el es todo un caballero, el propone. Me entusiasmo, digo que sí. Me habla de contratos y compromisos, sigo diciendo que sí. Le cuento a mi amigo.
-¿Y es mucha guita?
-Like a zillion dollars…
-Ha! The price you gotta pay to fix your srewed up mind.
-¿Leíste una temporada con Lacan? Bueno, más o menos así.
En el camino de vuelta por Charcas hago las cuentas porque soy tan rubia que no pueda hacerlas en el aire sin usar los dedos durante la sesión. Es una millonada y sumado a lo que estoy pagando a las “damas de companía de mi padre” creo que me voy a fundir. Ensayo la forma adulta en que voy a encarar a mi padre con el tema para que se las pague él. Alguien sabiamente me dijo que probablmente no pueda cuidarse solo hasta que vea lo que tiene que pagar por la jodita. El razonamiento mental suena a esto.
El tema es así. Si lo pago yo ahora, te ahorro guita a vos y pospongo el momento en el que vengas sin un cobre a pedirme, en unos meses más. Pero la cuestión es que dos sesiones semanales más todo esto me dejan en la bancarrota y pienso que entonces tomo una sesión sola y te bajo de un tiro resentido cuando vengas en unos meses a pedirme plata porque la bronca no la voy a haber elaborado un carajo. ¿Se entiende? Entonces concluyo que adelanto el momento en el que me vas a pedir plata (haciéndote pagar esto ahora) pero contemplo que dos sesiones semanales me van a hacer llegar a ese momento un poquito más armada (de carácter, no de armas). Vos perdés un poco de plata un poco antes pero ganás que no te baje a escopetazos cuando me encares. Yo no se bien qué gano, pero creo que gano. Y por otro lado esto no se trataba de plata, ¿no? ¿O sí?

Wednesday, June 13, 2007

Arrested Development

-Me tengo que encontrar a tomar algo con un cliente.
-¿Dónde, en Rond Point, en Excedra?
-Boludo, Excedra es de gatos...
Ahora que lo pienso, cuando le daba clases al abogado penalista nos tomábamos cafés en Excedra que tiene esos mozos clásicos de Buenos Aires que se acuerdan de vos con nombre y apellido y te saludan cada vez que entrás. Y sí, puede que hubiese uno que otro gato pero había más mafioso que otra cosa.
Cuando era muy chica lo pasábamos a buscar a mi viejo por Rond Point y yo me trepaba a una banqueta en la barra a comer maníes y aceitunas negras y a hacer dibujos en las servilletas de papel con el lápiz Cross de Toti hasta que terminase. No tengo muy claro qué hacía en Rond Point pero me acuerdo que una vez mamá se pasó toda la noche despierta porque mi viejo no llegaba y ese día no había filmación ni nada. Eran los setenta y hacía como cuatro meses que Entel nos había dejado sin teléfono y no había manera de enterarse. Mamá pasó de la bronca al pánico, de nuevo al odio y a la histeria en pocas horas. Creo que se vió engañada, abandonada, viuda y asesina. Yo me desperté a la mañana y ella seguía sentada en el living con las luces encendidas, un café en la mano y cara de pánico. Al rato escuchamos el Taunus Coupé que subía a la vereda. Mamá no sabía si llorar o agarrar un cuchillo. Toti se bajó del auto con la corbata y el cinturón en la mano.
-En cana por averiguación de antecedentes. Toda la noche.
Mamá lo abrazó y creo que le dijo algo así como lareputaqueteparió. Yo salí encantada a la puerta y me prendí al abrazo.
-¿Puedo faltar, puedo faltar?
En mi casa no se faltaba al colegio.
-Es que no yo no dormí nada anoche, Ma. Y si me duermo en clase ¿qué digo, eh? ¿que my father was arrested by the police last night?
Era de esperar que semejante anuncio en el Norlan tuviera su efecto en mi madre.
-Hasta el mediodía. A la tarde vas.

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Tuesday, June 12, 2007

La Boa y La Cuca. La constricción de la Boa

LPD tiene su costado obsesivo. Tirados en la cama, chequea los mensajes de su Blackberry, contesta, pide wake up call, tunea su ipod, lustra compulsivamente sus zapatos y hace zapping sin piedad por todos los canales de deportes. Después de una noche movidita creo que nos quedamos dormidos, yo primera y con el fondo de alguna transmisión de ESPN y mimos de LPD en mi espalda.
LPD se baña, se viste, se perfuma y se va a trabajar porque había planificado sendas reuniones con sus clientes locales. Lo saludo con un beso en la puerta y un dejo de desilusión.
-Pedíte algo para comer, tomar, hacé lo que quieras mi amor y todo cargalo a la habitación, ya?
LPD termina muchas de sus oraciones con ya, que es más bien un . Sonríe, sonrío. Intuyo una leve desesperación por huir. Yo que soy bastante perceptiva puedo reconocer a 100km a un hombre atorado. Es bastante obvio. Con el tiempo me lo admitió, le pega ese síndrome de Lobo Estepario. No era la primera vez que veía a un hombre en esa situación y no sería la última. Ahí estaba, solita con todo un día por delante en el hotel como una de esas corporate wives salvo que sin el marido y sin el shopping y en un rol que no me pega nada de nada. Suelo ser yo la que sale apresurada a las reuniones. Ahí estuve, vagabundeando por Bal Harbour. Probé todas las opciones. Playa. Jubilados italianos flotando. Me hice íntima de los jubilados, por supuesto y floté con ellos hasta el mediodía. Me aburrí. Saqué mi auto del parking y salí a manejar por ahí. Volví. Pasé a la pileta con libro. Cargué un vodka tonic al sol al Room 1210, please. Volví al cuarto. Me bañé. Me encremé. Ni señales de LPD. Debía andar por ahí aireándose.
Cuando registrás el atore ajeno tenés dos opciones, encarar y rajar o callar. Callé. Faltaba una noche más y yo me iba a NYC. LPD volvió efectivamente aireado y la cuca y la boa se amigaron a la hora de la siesta. La boa se desenrosca en la cama. Es cuestión de tunearle la música correcta en su ipod y como buena encantadora de serpientes hacer que se ponga a bailar, hacer que despacito salga de su canasto y se menee.

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Monday, June 11, 2007

La Boa y La Cuca. Ceremonial y protocolo

Volvimos despacito. Era tarde y hacía calor, estaba bueno para caminar por Miami y fumarse un último cigarrillo antes de entrar en el mundo nonsmoking del hotel. Yo tenía unos Marlboros argentinos. A LPD le gusta todo lo argentino. Le recuerdo los Havannas que estaban en la valija. Nos dimos unos besos por el camino. A esta altura parecía que nos conocíamos de toda la vida. Entramos al lobby de la mano, esperamos el ascensor callados, subimos callados. LPD se metió en el baño. Yo manoteé el teléfono y la llamé a A a Palm Beach.
-¿YYYYYYYYYY?
-Nada que se yo…fuimos a comer. Acabamos de llegar.
-¿Pinchaste?
-Jaaaaaaaa, no boluda, te digo que acabamos de entrar.
-¿Pero qué onda, nena...buena onda o cero?
-Sí, sí la mejor. Veremos, qué se yo.
-Please llamame mañana. ¿Pero estás bien?
-Sí, si, todo ok. Corto porque está saliendo del baño.
Tiempo de descuento. La boa venía al ataque arrastrándose sigilosa por la alfombra y LPD con sonrisa mafiosa en cara y caminando despacio como John Wayne saliendo de la cantina del pueblo.
LPD me da besos en el cuello, muchos como a mí me gusta y me saca la remerita Prada que me había regalado Chuchi. Verifico que caiga bien parada en el sillón (no me la quiero olvidar y menos tener que reponerla). Sigue su trabajo. LPD es de los que sacan el corpiño con dos dedos. Yo no soy nada mala en lo mío tampoco. La primera impresión: un CK blanco, esos con elástico arriba y de algodón. Bien. Finalmente el encuentro que se venía posponiendo hace un mes. Fue casi una presentación formal, una reunión cumbre. "Esta es la Boa. Boa, esta es la Cuca".
-Nice to meet you.
-Nice to meet you too.

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Friday, June 08, 2007

La Boa y La Cuca. Room Service



El cinturón puesto y tener que girar levemente a la derecha para desabrocharlo fue la excusa perfecta para sacar la mirada y distraerme por lo menos unos segundos. El chico del parking me seguía retando y el hombre del lobby se acercaba caminando.
Abrí la puerta del auto, saqué una sandalia. Saqué la otra. Me paré y recién ahí nos miramos a los ojos. Hice un scan rapidísimo. Sí, era el.
LPD tenía unos jeans, una remera de manga corta verde militar con el dibujo de lo que creo que era una granada a punto de explotar en el frente y unas zapatillas. Venía caminando despacio y sonriendo. Me gustó.
-Hola, Charlotte.
-Hola nene.
Creo que me reí un poco, como con vergüenza. El se acercó un poco más y creo que nos abrazamos, después nos alejamos y enseguida nos acercamos de nuevo y nos dimos un beso largo, largo de telenovela mejicana. Fuimos retrocediendo, en realidad era yo la que retrocedía y él que avanzaba tanto que terminamos tirados contra el capot del auto, LPD arriba mío, literalmente. Los segundos antes de un beso son impagables, yo no necesito bunjee jumping ni paracaídas ni F1. Yo me quedo con esta adrenalina toda la vida. El chico del parking lot seguía ahí. Ya había confirmado que yo efectivamente esperaba a alguien y ahora tenia al alguien básicamente encima y a los lengüetazas.
Debemos haber tardado unos minutos en despegarnos, los suficientes para dar un pequeño show. Sin aplausos creo que nos paramos y me acomodé un poco el pelo revuelto, la remera y esperé instrucciones. No tenía muy claro cómo seguía todo esto.
LPD dio las instrucciones, valet parking a cobrar a la habitación, abrió el baúl, sacó mis dos, si dos valijas (después de estos días volaba directo a New York) y me agarró de la mano. Cuando subíamos las escaleritas del lobby me miró y me dijo.
-Te registré como Charlotte. No sabía tu apellido, boluda.
Supongo que eso era un detalle, un detalle importante que no contribuiría a la tarea del equipo de CSI Miami para reconocer mi cuerpo asesinado en el Sheraton Bal Harbour. Decido correr el pensamiento. Si a los de CSI se les complica será que a mí ya no me compete. Sonrío, agarro mi tarjeta para entrar y lo sigo.
Creo que nos dimos más besos en el ascensor. ¿Este tipo pensará entrar al cuarto y lanzarse encima mío? ¿Es tarde para la pacatería? ¿Qué le digo, charlamos un rato?
LPD es un gentleman. Me abrió la puerta 1210, me dio unos besos larguísimos, me tiró en un sillón, me dio más besos y dijo.
-¿Nos vamos a comer un sushi por acá?
-Dale.
Caminamos calientes y de la mano por unas cuadras, nos metimos en cualquier lugarcito que encontramos y nos sentamos uno al lado del otro como esas parejas de viejos. Salvo que nosotros queríamos mucho beso y toqueteo. No comí, me tome un vaso de vino blanco. LPD toma Coca de dieta. Charlamos, nos escuchamos las voces en vivo, nos abrazamos y caminamos despacito de vuelta al hotel. La noche recién arrancaba. 1210.

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Thursday, June 07, 2007

La Boa y La Cuca. Get your kicks, on route 66. Or I95 for that matter



Me levanto temprano y me visto para el bautismo. El "gangsta suit" blanco con las rayas negras. Sostengo a mi adorable ahijado en brazos, renunicio al mal, al demonio y varias cosas más. Pienso que de repente a esa misma noche estoy cogiendo con un desconocido. Corro los pensamientos, me concetro. Antes de salir a la capilla había sonado el teléfono.
-Cuca, divina, ya estoy saliendo para allá.
Point of no return. Auto alquilado, 70 millas a 55 mph separando West Palm Beach y Miami por delante, sola, sin la companñía de un Marlboro siquiera, sin teléfono, radios que no enganchan ni un buen tema y termino clavada con una seguidilla de éxitos latinos durante una hora veinte. Las instrucciones escritas en un papel y un mapa desplegado enorme en el asiento de al lado. Manejo y me repito: East y después todo South. ¿Cuán difícil puede ser? Yo me pierdo dándole una vuelta a la pirámide de Mayo. Todo puede ser difícil. Tacos eternos (unas sandalias marrones regalo de mi amiga A cuando llegué) y un pie izquierdo aburrido que no puede embriagar. Pie derecho frena y acelera, frena y acelera. Insoportable. South, south hasta A1A, hasta el mar. El hotel a tú izquierda como venís. No te pases.
Cada tanto un semáforo clemente para chequear el make up. La crema esa con brillitos seguía en su lugar, me la veía en los antebrazos. Chequear el reloj en el tablero. Tardísimo. Bueno que espere. De repente, las palmeras y zaz, el Sheraton y obvio ¡me pasé. U turn. Amamos los U turns, perfecto, retomo. Nervios. Nervios ceden y no come ninguna. Nervios, nervios ceden. Canto la de Barbra.
Will he like me, who can say?
Oh, this evening seems a million years away
It's insanity to worry so all day
I'll try not to
Will he like me?
He's just got to
¿Y si no te gusta a vos? Bueno, le decís todo bien, pero sacáme un cuarto separado. Si no te gusta no vas a coger de compromiso. Cuando me encuentro hablando sola la cosa es preocupante.
Sheraton, lo veo, a esta altura solo distingo palmeras, cielo y logos. Una última chequeada en el espejito retrovisor. Ya hay poca luz. Son casi las nueve de la noche. Agarro el drive in y subo en mi autito blanco. En los sillones, afuera, hay un tipo fumando solo, esperando. ¿Es, no es? Imposible saberlo aunque estoy casi segura que es.
-Miss, miss, you can´t park here.
El pibito del estacionamiento me tapa la visual. Quiero abrir la puerta de golpe y tumbarlo.
-I´m meeting someone here. Just five minutes, please. Please?
¿Cómo explicarle los últimos veinte días a este chico? ¿Por dónde empiezo? No me jodas por favor y dejame estacionar antes de que me arrepienta y salga arando. O llevate el auto y estacionalo, quemalo, qué se yo.
El señor sentado afuera del lobby se para y empieza a caminar hacia mi auto. El chico del parking no me deja ver bien. Creo que es. Sí, es.

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Wednesday, June 06, 2007

La Boa y La Cuca. When in doubt buy, when in debt, borrow

El plan era un bautismo en Palm Beach en el que oficiaba de madrina y de ahí volar a New York por una semana. Amigas, amigos, recién nacidos. Un amante en Manhattan claramente no estaba en los planes. Esto modificaba todo: repensar la ropa, encontrar un método de depilación que se mantenga durante el largo de un viaje, comprar bombachitas, corpiños. Si todo venía más o menos simple, se había transformado en una larga lista de To do’s para cumplir en el curso de casi un mes.
Las amigas, las benditas amigas siempre ayudan en estas cosas y en otras.
1. Tapadito y tiene que ser tapadito, no un tapado porque los tapados son de vieja. Tapadito es fashion, abrigado, no abulta y lo podés usar para caminar por el Soho y para salir de tacos a la noche. Porque el señor había dicho "tacos", había dicho que le gustaban los tacos. El mío de piel arroja onda pero temí ser hueveada por los de Greenpeace así que suspendí. Salvó Chechus. Tapadito negro entallado, gran cuello, un poco de look de soldado ruso, largo exacto de piernas, ¿un 3/8?
Los llamados y los mails compulsivos cruzaban las américas. Cada vez más entusiasmo, cada vez más hot.
-¿Cuándo llegás mi amor?
-Ay, no se, mi amor, falta un montón.
Los descerebrados se llamaban "mi amor". Mientras tanto llegaban fotos post bunjee jumping, fotos con caras, con ojos y salían de mi mail fotos mías que no respondían a los pedidos de los pedidos desucbicados de LPD. Después de todo en algún momento tenía que repetirme que este era un cuasi absoluto desconocido.
Un día sonó el teléfono en la oficina. Después de pedirme la remera oficial de Boquita de Nike (sumando al To do list, imaginando dónde se compraban estos productos, corriendo mentalmente hasta la esquina de Corrientes y Florida), escucho:
-Cuca, te voy a buscar a Miami. Nos encontramos ahí. No esperamos nada hasta New York.
-Pero vos estás loco, nene. Nonononononononono…
Creo que le debo haber dado unas horas de vueltas que no fueron muy efectivas porque antes de cortar lo último que escuché fue: Domingo 2 de abril a las 7pm en el Sheraton de Bal Harbour. Te espero.

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Monday, June 04, 2007

La Boa y La Cuca: The Phone Call

Creo que era marzo. V me pasa una llamada.
-Piden por Charlotte.
V tapa el tubo y me dice con la boca un nombre que no conozco. Igual atiendo. Pienso que es un llamado laboral. Me equivoco.
-Hola Charlotte. Soy LPD, amigo de X. Se que venís a New York en abril y soy el responsable de pasearte y entretenerte. Ya mandame tu foto, bebé.
Efectivamente X era un amigo en común y le había dado mi teléfono pero todavía faltaba como un mes para mi llegada y encima de todo me molestan los pibes que te clavan bebé así de una.
-A, sos un desubicado, B no me digas bebé, C, ¿quién te creés que sos, nene? D, ni en pedo te mando una foto.
E no se la dije, pero ya me había hecho reir con el tono de voz desubicado.
LPD me manda un mail con una foto suya. Lo único que puedo concluir de la foto era que tenía dos piernas y dos brazos porque en la foto está haciendo bungee jumping en pleno salto y de espaldas y otra que decía "en las cataratas entre Zambia y Zimbabwe".
Desde ahí fueron trescientos mails diarios y el mismo número de llamados. LPD me despertaba cada mañana; él congelado en la estación por tomarse el tren a Manhattan, yo agobiada en mi cama con lo que quedaba del verano en Buenos Aires. Charlábamos un rato hasta que llegaba su tren y yo me hacía un café con leche.
Después de darnos mucha pero mucha manija, propuso el lugar del encuentro: un bar que me encanta en la 17 y Park, un poco trampa, típico para romper el hielo.
¿Qué iba a decir, que no? A esta altura arrancaban mis veinte días para pensar en qué me iba a poner esa noche.

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Sunday, June 03, 2007

Involuciones



El fin de semana me agarra clavándome una mala película que pasan en loop en cinecanal y que ya había visto en el cine. Parece un continuado y me encuentro pensando exactamente lo mismo que hace dos años. La pasan a toda hora y la veo una y otra vez, el sábado a la tarde, desvelada a la noche con comida árabe que me cae como una bomba en el estómago, en el desayuno del domingo y en alguna siesta. Lloro en las mismas partes cada nueva vez (partes que en otras circunstancias serían inllorables). La película no es buena.
Irremediablmente, quinceañeramente enamorada de Sean Penn. Invadida de nuevo por ganas de tener sus niñitos irlandeses corriendo por la casa y despertando a la mañana para ver ese ceño fruncido y esa cosa rara que hace con la boca. Ganas de darle mucho besos en esa boca. Compasión por Nicole porque no le toca darle ni un beso en toda la película. Pena. Desperdicio.
Concluyo que hay un tipo físico que me puede. Concluyo que tiene que ver con las narices imponentes. Hilo: Sean, LPD, Dr. Mc Splendid y la lista sigue...

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