Esos árboles sin foco
Y la cosa es que cuando las ves a lo lejos (y no tan lejos también), las casuarinas parecen estar fuera de foco. Permanentemente. Los bordes borrosos, difusos, astigmáticos. Así veo yo a la distancia cuando me saco los anteojos. "Astigmatismo meópico contra la regla" creo que era el diagnóstico. Contra la regla, se ve que hasta para ver a la distancia me rebelo un poco. Los chicos se traumatizaban cuando les ponían anteojos. Yo me senté un día en cuarto, abrí el estuche y miré a los costados y al frente. Fin de la cuestión. Se ve que fui una niña bastante segura de mí misma. Nunca nadie dijo nada y yo siempre consideré que me quedaban muy bien.
-Te dan mucha personalidad, creo que decía mi viejo.
Esas pelotudeces que dice la gente creyendo que uno necesita consuelo. La personalidad la tuve antes. Creo.
-Me calientan esos anteojos.
Alguien.
El astigmático ve el mundo como los mortales ven las casuarinas siempre.
-¿Es agua que corre?
En realidad no se lo digo como pregunta, más bien lo afirmo porque creo estar segura que es el ruido del arroyo que pasa al final del jardín, pero cuando nos acercamos caminando me doy cuenta que no, que es el viento que pasa por las casuarinas y hace ese ruido a agua que corre. Raro. Esos árboles sin foco.
El viento recién se calma a la tarde, cuando empieza a caer el sol. Antes me trabo en una lucha cuerpo a cuerpo con la Nación y concluyo que es una tarea imposible y la abandono. Opto por mi libro nuevo. Empezar un libro siempre es un gran momento para mí. Lo levanto como para tapar el sol que me da en la cara. El viento paró y las casuarinas se callaron.
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