That a set of numbers
Julian Barnes. Love, etc.
Yo no se de qué se sorprende.
Si cuando eras una adolescente te pasabas escribiendo el nombre del que te gustaba en la agenda y solo verlo escrito te llenaba de mariposas la panza. Y después, años más tarde pasabas los contactos del celular y frenabas en ese número porque ya el 4344 te paraba un poco el corazón cuado lo veías en la pantallita. Y cuando dejó de sonar por lo menos podías torturarte un rato viéndolo ahí, todo maldito y abandónico en sus ocho dígitos.
Pero bueno, el flipside, una dirección de mail con un nombre así en bold esperando en tu casilla, todavía te puede llevar al desmayo y una electricidad que sube desde algún lugar en el final de la espalda hasta la nuca. ¿O baja?
Y otra, otra tan insoportable que preferíste mudarla a una carpeta que dice "Otros", así inespecífica, inofensiva, para pasarla de alto, para que no duela. Tug at my heart y es así, como un tironcito ponele, no mucho más, pero se siente.
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