Yo perdí mi virginidad (por elección) tardíamente, en un Volkswagen. La elección no fue por lo del Volkswagen (no creo que nadie elija ese auto para ser desflorada) ni por lo tardío. Esas dos variables simplemente se dieron. Lo que decidí fue ponerle fin al estado. Faulkner dijo ¨Virginity is only a state in which the others are left”. Yo siempre fui una gran lectora de The Sound and The Fury, lo de "gran" me lo adjudico no por las veces que leí la novela (las dos primeras veces a los 17) sino por como la mastiqué, deglutí, soñé y obsesioné, tanto que puedo recordar al menos tres páginas enteras así de memoria, con los puntos y las comas, con los tonos de las itálicas cuando cambia el tiempo del relato, con las voces de los personajes rondándome. Yo también pensaba que era un estado. Había que modificarlo. No se si lo decidí una noche, una tarde o una mañana pero tomada la decision se tornó impostergable.
Creó que dolió, un poco (a pesar de mi
himen complaciente y todo). Creo que fue divertido, poco traumático. Creo que fue sobre una de las calles que rodean al cementerio de Olivos, pero no sobre Pelliza. En los muchísimos años que pasaron desde ese día nos hicimos íntimos amigos. En el frente de mi heladera, agarrado con un imán que dice Sex, nice guys finish last (por purísima casualidad) está la participación e invitación a su casamiento.
Cuando el mozo preguntó tinto o blanco, el tipo al lado mío sacó sonrisa socarrona y le comentó al amigo.
-Tinto, claro. El blanco es para pintar paredes.
No se si me molestó el tono o si efectivamente tenía ganas de un Chardonnay.
-Yo blanco, por favor. La cuestión es saber tomarlo.
Levanté cejas, copa y di mi primer trago de lo que iba a ser una larga noche.
-¿Y vos sos amiga de la novia, rubia?
Siempre hay un pelotudo en los casamientos. Y cuando fuiste a muchos, en más de una oportunidad te tocó sentarte al lado. Al tipo le cambian la cara, el color del traje y parte del guión de evento a evento pero siempre, siempre es igual de pelotudo. Este hablaba de su mágica vida después del divorcio, de sus prácticas fundamentalistas de soltero empedernido, de cogerse la mayor cantidad de minas posibles y enamorarse de ninguna y además, por el mismo precio te daba tips de cómo vivir la vida. Cada dos o tres frases clavaba un “lo que pasa es que a las mujeres les gusta tal o cual cosa”. Y al rato “lo que les pasa a las mujeres es...”. Mucho
las mujeres. El gordo chanta después te comparte detalles de su vida íntima que no querés escuchar y te cuenta de su última relación, de cómo le informó a su chica “así todo hecho un dandy en zolsilloncas escoceses con el fuego de la chimenea que me calentaba el traste, que yo no estaba para profundizar la relación, ¿vistes? y se lo dije justo después de hacer el amor”. Porque en varias oraciones me entero que ellos
hacían mucho el amor.
-¿Vos hacés el amor? Creo que lo dije con cara de haber encontrado una babosa en el filet mignon que estaba cortando. A mí lo de
hacer el amor me molesta al oído, no se si tanto conceptualmente.
-Yo me cansé de coger, rubia.
Y sin ningún derecho abusó del "rubia" nuevamente. Porque hay tipos que lo saben usar y otros que no.
-Yo me cansé de coger.
A mi izquierda una veinteañera escuchaba espantada nuestra conversación y me agarró las caras. La miré cómplice y mientras me agaché a levantar la servilleta le dije:
-Y yo me cansé de este gordo tirapedos. ¿Me la remás al baño o afuera a fumarnos un puchito?
La joven remadora me acompañó al baño. Fumamos trepadas al mármol al lado de las toallas. Ella se mira al espejo y se arregla el vestido.
-Estoy
going commando hoy.
Con las dos piernas colgando de la mesada del baño primero pensé si trataba de un término bélico y revisé en el disco rígido desde M.A.S.H, Swat, Platoon, Combate, Saving Private Ryan, Black Hawk Down, Apocalypses Now (con las partes cortadas) y nada, en blanco. ¿De qué me habla esta mina?
Entonces me muestra el vestido de saten de seda que había sido un camisón de su abuela y me habla de la imposiblidad de usar ropa interior. Le digo algo de la costuras al bies y cómo marcan las bombachas.
-Claro, tal cual, por eso estoy
going commando.
Quería largar un Ahhhhhhh largo e iluminado pero hubiese sido admitir una derrota idiomática total. Opté por dar una pitada y seguir.
-¿Y de adelante no se te transparenta nada?
-Wax total, nena.
-Ah, sabés que total total me da impresión. Yo ponele que un cachito me dejo.
-Sí, de una, lo que no da nada es el bush.
-No, cero. La concha ochentosa. Un espanto. Sí, demodé.
-Mosquito runway a full.
Volvimos a la mesa. Southmerican gigolo había encontrado otra víctima. Le hablaba de vinos. Ella estaba encantada.
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