Wednesday, August 31, 2011

Big Love

Soy como el señor de la casa salvo por los muchísimo más bajos ingresos y las tetas. Llego a casa en horario justo para comer, una noche hasta demasiado tarde. Las luces están encendidas, está calentito, la comida ya está hecha y apenas hay que poner la mesa, abrir el vino y sentarnos. Ni platos me dejan lavar.
Totalmente desacostumbrada a esta convivencia; yo que siempre soy la que cocino, sirvo y oficio de Geisha estoy de lo más encantada de tenerlos a Tito y Bety circulando por la casa y bajar en robe porque ya hay olor a café y tostadas a la mañana.

Monday, August 29, 2011

Debería

En el día del abogado, saludar al mejor abogado de todos, el más lindo, más sexy, más talentoso y con más onda que además es mi amigo N. My personal Petrocelli.

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El cosito ese para la bicicleta

En Twitter pido uno de esos asientitos para ponerle encima a la bici.
“Gato” se llama gato me dicen.
Dudo.
Como esa vez que a Flo la mandaron al Once a pedir Tela Zampo y ella pidió chocha frente a los ojos atónitos del vendedor. Más o menos en la misma línea que cuando preguntás a ¿Qué fiesta? o ¿qué Marcelo? Sí, agachate y conocelo.
La gente se divierte gratuitamente con esas cosas y ojo que soy rápida pero muchas veces caigo.
Le pido a mi amigo Shoni el cosito ese para la bici, para el culo.
-No es el Tour de France, mami, son veinticinco Ca.
Maltratada.
Segundo llamado.
-Bueno, eso es para la gente que empieza. Yo no tengo. Hay un lugar cerca de tu oficina que lo vende...
Culo amateur. Segundo desprecio del día y sigo acá buscando la bicicletería que lo venda.
Eso y un vestido bobo de flores. Largo. Para caminar por Roma. Así te lo digo. Tengo las sandalias, los anteojos de sol y un sombrero.
Posso pagare con la carta di credito?‎ Esa me sale impecable. Algo así como una Loren rubia. Somebody stop me.

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Friday, August 26, 2011

Por allá


El balcón tenía una baranda con barrotes lo suficientemente separados como para no pasar por el medio pero sí como para colocarle estratégicamente la cabeza y quedar atrapada ahí un rato. Con la lógica esa de que todo lo que entra, sale, creo que mamá maniobró hábilmente y me sacó. Durante un tiempo se me vedó el balcón. No demasiado. Nunca fueron buenos con las penitencias, tampoco creo haber dado grandes motivos. Después de la baranda estaba el jardín, más allá las vías del tren ese que interrumpía las conversaciones y te llevaba a Tigre, o Retiro claro, y más allá el río marrón que se asomaba entre dos Tipas lejanas sobre Libertador. Por ahí La Nelly, los barquitos y en algún momento una playa en la que creo que mamá tomaba sol en bikini y después todo ese otro lugar al que no me dejaban ir.

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Thursday, August 25, 2011

Una vez

Mi socia me dijo:
-Sos como esos obreros de la construcción que después del mediodía, con el asadito, vuelven en pedo y no te levantan la medianera.
Estoy tan estresada que me tomo una copa de vino blanco y vuelvo "rosy cheeks" y con cara de contenta.

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Tuesday, August 23, 2011

Los peligros del feriado con frío

Friday, August 19, 2011

Bullion Market


A esta altura, por lo único que me levantaría de mi asiento es para verificar que haya efectivamente oro al final. Todo lo demás una ñoñería de colores, ni que fuera una Pantonera arqueada.
-Estoy muy suceptible se ve.
Todo me irrita, todo me molesta, todo me lastima. Mi personalidad hoy me acompaña como un corpiño incómodo con el alambre que se te clava por debajo de las lolas.

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Wednesday, August 17, 2011

Captain my Captain


Ese año nos habían llevado a escucharlo a Jacques Cousteau con el colegio. Era un teatro, no sé si era el Coliseo. No estaríamos más que en cuarto o quinto grado y Cousteau hablaba en francés y en inglés pero no en ese castellano con acento francés con el que lo doblaban en la serie. Desilusionada por momentos. Creo que estaba el hijo también, (¿Jean-Michel era?) que aparecía siempre nadando al lado de el en la serie. Yo pensaba que esa era una familia con suerte, vivir en el Calypso, nadando debajo de los mares del mundo, siempre quemados y con el pelo clarito, clarito como se me ponía a mí en los veranos eternos. Yo, por mi parte no había tenido tanta suerte, un padre publicitario director de cine y una madre profesora de matemáticas pero en realidad amante de la literatura. Comparado a la vida en un arrecife de coral, la mía me parecía injustamente seca.

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Monday, August 15, 2011

I could (if I wanted)

Send you to go fuck yourself. But I won't. You wouldn't even want to go fuck yourself. That pretty much says it.

A todos los demás, los quiero por leerme hace tantos, tantos años.

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Tuesday, August 09, 2011

El índice True Love

Los chicos del San Andrés pasaban por la puerta de casa en Olivos cada mañana, arrastrándose. Al mediodía bajaban a la estación pero yo rara vez los veía porque a esa hora estaba en el colegio a menos que tuviese el salvoconducto “Out for lunch” en forma de una tarjetita redactada y firmada por madre, padre o tutor. Nunca tuve tutor en mis boletines hasta que decidí tutelarme a mí misma en quinto año e inventar el nombre de una señora que me cuidaba y podía firmar mis boletines de inasistencia. No fue exitosa la tarea.
De muy chiquita, en esas épocas en que los varones te generan una fingida repulsión que lamentablemente duró muy poco, el chiste en casa era que cada vez que yo salía de bañarme o hacía algo ridículo Toti me gritaba “Ojo que te ven los chicos del San Andrés, eh”. Los chicos del San Andrés entonces se convirtieron en una suerte de leyenda suburbana y toda mi vida crecí sabiendo que estaba ahí y alguna vez le daría un beso a alguno.
Me gustaban por turnos "Los chicos del San ANdrés", a veces sólo de verlos pasar con sus remeras celestes por la puerta de casa. Escribía sus nombres en la agenda con un arco iris cachísimo de colores que iban rodeando a las letras globo (una tipografía de la que abusábamos en la adolescencia) y el mío al lado. Si no, calculaba nuestro índice de True Love que se hacía sumando los valores de las letras de nuestro nombres y haciendo algún cálculo matemático tan complejo que siempre me las ingeniaba para que me dé no menos de 87%. El índice True Love era importantísimo; definía de antemano tus chancees de una relación de puro amor eterno. Además, era infalible. Y si te daba bajo, recalculabas usando el apellido además de practicar tu firma de casada, claro.
El primer chico del San Andrés al que besé fue demasiado tarde en mi vida, cuando ya había dejado de ser un chico del San Andrés y casi no tenía gracia. Nunca calculé nuestro índice True Love, pero después resultó que fuimos Best Friends Forever. BFF.
Que tampoco estaba mal.

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Friday, August 05, 2011

"Tía"

Cuando éramos chiquitas, con Malaque circulábamos por los eventos arrancándole los pelos a los tapados de piel de las viejas. Después nos mostrábamos los manojitos de pelos de zorro colorado y nos reíamos.
En el invierno, vendíamos las mandarinas imposiblemente ácidas que se caían de los árboles de Ricardo Guitiérrez en unos cajoncitos de madera. Por supuesto nadie nos compraba nada. Otras veces hacíamos chupetines con caramelo derretido y les poníamos nombre y tenían hasta un jingle de promoción. En el verano nos pasábamos el día entero buceando caracoles gigantes abajo del agua hasta la noche, hasta que no se veía más, hasta que te ardían los ojos del cloro.
Cuando nuestros padres se iban a comer juntos a Súbito o El Hueso perdido, nosotras preferíamos quedarnos en la casa de Malaque con "Tía". Tía no tenía nombre, o sí, pero yo no lo sabía. Tía era tía de alguien seguramente, hablaba en inglés, era más vieja que las colinas y bastante sorda (o tal vez medio ciega).
Con Tía podíamos hacer cualquier cosa como agarrar las milanesas con la mano y revolearlas por el aire si estaban calientes. Con puntería podíamos engancharlas de la enorme araña que colgaba del comedor, treparnos a buscarlas y Tía podía no enterarse. Jamás.

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María Teresa

Esta edad rara en la que se mueren amigos. Estas cosas les pasaban a "los grandes".
Mi mamá tenía una amiga (María Teresa) que se había muerto antes de que yo naciese, o al menos no tengo recuerdos de jamás haberla conocido. María Teresa siempre fue un nombre de alguien que había sido, algo que se escuchaba en mi casa. María Teresa tal cosa, María Teresa tal otra. En definitiva era la única muerta que conocía (sin conocer) y su hija la única hija de una muerta.
En mi infancia, los amigos muertos de la adultez se llamaban María Teresa. Un nombre, una mujer de la que se hablaba cada tanto y mi vieja con la mirada perdida un día del año.

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Wednesday, August 03, 2011

Kurt Says

Tu blog es como Dadá, volvés años después y sabés que vas a encontrar algo bueno. (¿O dijo "lo mismo"?) Charlotte Papers es una antiguedad, una paja viejísima.

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