Tengo un libro a mitad de camino que no se sabe si es una novela o qué. Empieza triste y no sé si termina mejor y da un poco de miedo porque tiene bastante de mi vida metida ahí adentro.
Hago reír a mis amigos y me encanta cuando me lo dicen.
Ay, nena, me hacés reír.
Soy una impaciente de mierda, tolerancia cero.
Soy torpe. Tiro cosas, vuelco copas, rompo vasos.
Me la pasaría cogiendo una tarde de lluvia como ayer sin necesidad de salir de casa para nada de nada. A puro edredón y delivery sé sobrevivir.
Soy buena mina, creo. Antes me parecía inocuo, hoy creo que suma.
Dormía boca abajo y me dolía la espalda por las tetas. Ahora de costado y con miedo a arrugarme por la posición.
Sufro si pienso que se van a olvidar de mí.
Manejo todo lo bien que una mina puede manejar. Ojo que la luché pero ahora ya lo asumo y no me molesta nada. Porque hay cosas que las hago como nadie. Una de cal y una de arena. De eso se trata.
Me doy cuenta si un libro me va a gustar después de las 2 primeras páginas. A veces me equivoco pero nada me gusta más que un buen comienzo.
No paro antes de los 80 nudos; me mando y después me banco el crash landing.
Compro en el chino de la vuelta porque no aguanto las colas del Disco.
Hago lo que hay que hacer con mi viejo, si hago de más siento que me demandan y fagocitan (aunque lo haya decidido solita) y si hago de menos termino indefectiblemente con culpa. Siempre mal negocio.
Soy mala negociando. Muy.
Me gustan los besos en el cuello, los abrazos y los mordiscos en la espalda no necesariamente en ese orden.
Quiero una casa más grande pero me da pánico no encontrar una tan linda como la mía.
Sufro de brotes de vergüenza ajena incontrolables como si todas las pelotudeces que se dicen en una mesa reflejasen exclusivamente sobre mí; aún cuando no salen de mi boca. Sr. Transferencia me hizo concluir solita que es otro aspecto del narcisismo.
Narcisismo con un twist. Estuve de acuerdo.
Me relajo con el primer vodka tonic. Con el segundo soy un
chow.
Tengo una memoria asquerosa que te deja a dos milímetros del resentimiento si no la manejás.
Cuando quiero, quiero en serio.
Soy una enfermita del control. Me da miedo la velocidad si no manejo y yo y que Hernán no mire para adelante cuando volvemos en la lancha. Yo te escucho, vos mirá para adelante que me pongo mal. Después de 20 años de amistad me la sigue remando.
Lloro; lloro fácil y atajo lágrimas con dos dedos.
Creo que todo pasa. Tarde o temprano. A veces más tarde que temprano pero pasa.