Friday, March 30, 2012

Ayer

Nunca me acerco mucho pero el otro día me asomo a la ventana y al diminuto balcón, miro y ahí abajo veo a Varela que me saluda desde la calle. Nos hacemos señas, charlamos dos segundos moviendo las manos. Un clásico "te llamo, llamame" y un saludo que le hago en el balcón como Evita y le soplo un beso a mi amigo que camina hacia Florida.

Tuesday, March 27, 2012

The Week in Short

Me alegro que existas.

Fue lo mejor que me dijeron en lo que va de la semana. Y es martes, ojota.

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Monday, March 26, 2012

Niagara

Tengo cuentos tristes de mi padre. Cuentos en los que es chiquito y el único de tres hermanos que cuida a su madre. Diminuto, se sienta a su lado a verla tejer y agarrarle la mano porque sabe que sufre. El del medio. Es el que sube las escaleras de la casa (¿Malaver era?) a los 4 años y pregunta emocionado “¿Hoy ya es mañana?” porque había no sé que promesa para mañana.
Mi abuela me contaba los cuentos con ojos de madre y de abuela y creo que me trataba de decir que a a mí me había tocado el más sensible de todos. O puede que no me haya querido decir nada, sólo eso, que era el que se quedaba las noches en vela al lado suyo cuando lloraba. Consolándola.
Hay más cuentos tristes. Pero estos me los hizo mi madre acerca de mi padre. Ella me los hace con la intención de que comprenda y perdone, comprenda y perdone, comprenda y perdone. Yo comprendo y perdono, no entiendo un carajo y no perdono una mierda. Por turnos. ¿Todo hay que comprender y perdonar? Eso parece.
Lo estoy acompañando ahora a operarse de cataratas, esas sombras blancas en los ojos que hacen que no veas claro. Yo me acuerdo de cuentos tristes para tener paciencia. Comprender y perdonar y también ver las cosas más claras.

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Thursday, March 22, 2012

The Serenity

God grant me the serenity.
Sí, to accept the things I cannot change y todas las otras y la sabiduría y la paciencia y la re mil puta que te recontra parió. Pero sobre todo respiraciones hondas y paciencia. Así las cosas.

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Wednesday, March 21, 2012

Anoche

Descorcha el nuevo Chandon que entre lo que veo en la etiqueta y lo que siento en la boca intuyo es para minas. Tenemos esta larga discusión acerca de si es más dulce o no y es obvio que yo tengo razón. Si tuviese una monedita por cada vez que tengo razón en algo sería millonaria. Pero claro, son de esas moneditas que entran por acá y salen por otro lado con todas las veces que una se equivoca. Millonaria claramente no. ¿Break even?
Lo que sí tiene es gusto a poco, tanto que abrimos un rosé que seguimos tomando pecaminosamente en la misma copa y S habilita unos Lindt que trajo de su viaje y hablamos de la vida y de la gente y de los vivos y de los muertos.

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Ayer escribí

Un mail imposiible de mandar.

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Monday, March 19, 2012

Figured it out

I was high and low and everything in between.
I was wicked and wild, but baby you know what I mean.
Till there was you, yeah you.

Y nadie sabe por qué me la paso cantándola.

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Wednesday, March 14, 2012

A veces


Lo único que necesitás, es que venga tu amigo N con una botella de tinto abajo del brazo (a los 40 los niños vienen así), a último minuto con un BBM de por medio en el que anunciás que estás por comer, tirar unas pastas en una olla (tirabuzanes más enroscados que una), pisar un ajo brutalmente con un cuchillo (más aplastado que el humor propio), picar un perejil, cortar un tomate, un chorro de aceite de oliva, prender esa velita que larga perfume (¿a damasco y coco es?) y hablar de boludeces. Hacerle un stand-up de muchas boludeces. En fila. Recrearle lo más alto de la tilinguería argentina. Tantas que se agarre la cara con una mano (muy linda, por cierto) y repita "sos una hija de puta, sos una hija de puta" mientras larga carcajadas audibles.
Y así sabés que le díste en el punto justo. A la pasta y al cuento.

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Death of Fathers (*)

El padre de mi amiga se apaga en un cuarto acá cerca, a unos pasos nomás atravesando esas puertas de vaivén tan clásicas de los hospitales. Está en un lugar al que yo no entré y sin embargo imagino por los cuentos que vuelven de la gente que atraviesa esas puertas y más que nada de la boca de mi amiga que me cuenta cómo está cada vez que sale, cuando se sienta al lado mío, me agarra de las manos y llora, lloramos. A veces me repite alguna de las frases que dijo y pensamos que son realmente brillantes. Cada tanto la abrazo y pienso que yo no debería ser tan sensible y dejar el lagrimeo y el llanto a los que les compete.
Creo que me dice algo como “no sé cómo es el mundo sin papá” y no me habla necesariamente o sólo del suyo, me habla también de eso de vivir en el mundo sin padre. Es hija única como yo y creo que eso nos hermanó. Hace días que trata de decirme "cosas", quiere atajarme y que yo ataje antes de la caída, que yo piense mi mundo sin papá y repare antes de que sea tarde. Cuando la gente habla de sus “papá” yo tengo que traducir a Toti, tengo que pensar que cuando dicen “papá” la gente está sintiendo Toti. Sintiendo Toti, suena una locura pero necesito decodificar. Es raro, yo nunca lo llamé así y sin embargo asumo que no por eso es menos padre. ¿O sí?
Cada tanto mi amiga agradece cosas y nos volvemos a abrazar. Después desaparece por esas puertas vaivén y yo me siento en un sillón y escribo. Me imagino lo que hace ahí adentro de ese lugar que sólo me llega por cuentos. Me quedo con primos ajenos que no conozco pero después de varios días de sostener carteras, sacos y papeles uno ya se conoce. La gente alrededor se abraza, llora; a los varones les cuesta más, disimulan, las mujeres tienen menos pruritos y se largan. Es difícil que yo vea gente llorar y no llore, me pasa como con el vómito pero no es físico. Yo también sostengo un bollito de Kleenex blanco apretado en la mano izquierda que cada tanto me llevo disimuladamente a los ojos y freno ahí. Pienso cosas como que el dolor es muy privado, no me gusta mirar demasiado. Cuando ves a alguien llorar en serio es como haberlo visto medio desnudo y después nada es exactamente igual. Como coger.


(*) For what we know must be, and is as common

As any the most vulgar thing to sense,

Why should we, in our peevish opposition,

Take it to heart? Fie! 'tis a fault to heaven,

A fault against the dead, a fault to nature,(105)

To reason most absurd, whose common theme

Is death of fathers, and who still hath cried,

From the first corse till he that died today
William Shakespeare. Hamlet. Act I, Scene ii. (A room in the Castle)

Siempre odié a Claudius, cuando reducía todo al absurdo, cuando minimizaba el dolor ajeno. De todas formas, siempre me vuelven así de la nada esas palabras sueltas que terminan siendo títulos perfectos, robados, claro.



Wednesday, March 07, 2012

Puedo

Acordarme más o menos de todas las letras de las canciones que escuché en mi niñez y adolescencia, por lo menos 3 sonetos de Shakespeare, 2 poemas de Edward Thomas, muchos de Hardy, las partes de Claudius y Hamlet respectivamente y Julieta. También de todas las partes de todos los personajes de Les Miserables y Miss Saigon. Y cosas como "llamaremos ecosistema a toda unidad de seres vivos e inertes que interactúan en forma estable". O "un descendiente de los Incas llamado Tupac Amarú levantó una gran insurrección en la zona del Cuzco..." y más datos que no sirven absolutamente para nada.
Enrular la lengua, maquillarme sin espejo, emocionarme por la cosa más pelotuda, dibujar mariposas compulsivamente, leer en espejo el libro que tiene alguien del otro lado de la mesa (por mis años de profesora de inglés), fingir un acento español casi a la perfección y un neutro salido de CNÑ (William Wallace me sale bien), atajarme las lágrimas con los dedos índices antes de que caigan y me corran el rimmel, sacarme el corpiño por la manga, hacer buenos masajes y dormir con impresionantes cantidades de luz entrando a mi cuarto.
Puedo un montón de cosas inútiles.

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Monday, March 05, 2012

Andar de Geisha

No sé si resista un llanto más. Ajeno, digo, de mi padre básicamente. Los míos los manejo, salen pero no desbordan, los interrumpo justo antes de que se me vayan de control. Cierro compuertas.
Si alguien alguna vez me pidiese la redacción de un manual de detección y evolución de la enfermedad podría decir cosas como “en su estadio avanzado el paciente se desplaza con el caminar de una Geisha atrapada en su kimono con obi incluido, con esas incomodísimas ojotas de plataformas y medias; pasitos diminutos, minúsculos, arrastrando los pies sonoramente pero sin la gracia de la Geisha, claro”.
Pero nadie me pide que escriba un manual. Me lo escribo mentalmente a mí misma, esas escapadas creativas que tengo en el medio de la tormenta. Me evado y lo voy redactando.

-Aguanto cualquier cosa menos el llanto. Que no llore, Luis, please. Con eso no puedo.
Lo miro a Sr. Transferencia desde mi lado de la neurosis y le pido que haga que mi padre no llore más, como si fuese a algún médico brujo, please le digo. Como los que piden lluvia. Bueno, yo pido lo contrario. Después concluimos que al final uno puede más o menos con todo, que las cosas pasan.
Tengo pesadillas y me despierto con las piernas flojas y aterrada, con la certeza de que si me parase me caería irremediablemente al suelo, desplomada y no podría escapar. ¿De qué? Me quedo en la cama con los ojos abiertos. Mis pesadillas siempre son en la casa de Olivos, es de noche y está todo oscuro. Siempre un peligro inminente afuera y la oscuridad.
Pasitos de geisha. Ahí la última entrada de mi manual.

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