Wednesday, July 25, 2012

Pero hay días

En los que me río a carcajadas y mi risa se escucha del otro lado de condado. Ojota.

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Monday, July 23, 2012

No hay mal que

Cuando le llevo unas cosas a mi viejo no resisto ese abrazo que me quiere dar siempre (y yo mantengo alejadito como haciendo una palanca disimulada) y me dejo abrazar. Y lloro. Y en mejores palabras le digo que le agradezco que no me rompa las pelotas y me deje cuidar a mi vieja como lo está haciendo. Y el abraza más fuerte que de costumbre (supongo que feliz de que me deje y lo deje actuar de padre), me deja llorar, llora un poco sin ruido y me dice algo así como "cuánto te quiero yo a vos, carozo" y después me dice gracias, por cuidar a mi vieja. Que raro es todo.

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Thursday, July 19, 2012

Gesundheit

En los tiempos muertos me escapo al bar de la esquina. No aguanto los olores. En el bar no puedo ni abrir mi libro y manoteo las revistas colgadas. Opto por una Cosmo que me enseñará todas esas cosas que siempre quise preguntar acerca del sexo. Son como 100. ¡100! Incluye dudas como si los monos se masturban (aparentemente sí, y también los ciervos) o sugerencias de cómo evitar el dolor de mandíbula durante el sexo oral. También amplía mi vocabulario con términos como “puerta trasera”, “zona sur”, a la vez que ilustra “lo que sienten ellos cuando están adentro tuyo” sugiriéndome que coloque un dedo en mi boca y lo succione. Maravilloso. Es una fuente inagotable de sabiduría hasta que (¡oh, albricias!) encuentro la respuesta a una pregunta que según veo me vengo preguntando desde el 2006. ¿Por qué estornudo cuando me caliento? Bueno, la redactora no lo pregunta así pero explica que la nariz y tu “zona sur” están hechas del mismo tejido y ambos, bueno, se dilatan en ese momento y bueno, estornudás.

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Wednesday, July 18, 2012

Patience, the mother of all virtues

En los niveles más altos de malcrianza invernal, se me esperaba con una toalla caliente (calentada en la estufa del pasillo) cuando salía del baño. Se me envolvía como un verdadero "niño envuelto" y enrollada como una oruga con pies que asomaban, se me paraba frente a la estufa. Yo cooperaba poco y me resistía a ir a ningún otro lado interrumpiendo el paso de todos. Parada sobre la toalla que se había puesto en el piso, chorreaba un rato inmóvil hasta que me recuperaba del mal trago de haber sido sacada del agua (lo disfrutaba más que una sirena) y conservaba una cara de culo pasajera hasta que se me acercaba un cepillo. Ahí, me desenrollaba lentamente, sacaba una mano y empezaba a desenredar el pelo desde las puntas hacia arriba. No dejaba que nadie me toque porque todos me hacían doler. Mamá perdía la paciencia y desde su pelo corto tipo Mia Farrow tironeaba y me ponía un producto de Jonson & Johnson’s (No more tangles) que rara vez funcionaba. Pocas cosas más indignantes que la tironeada de pelo.
Mamá se cortó el pelo bien bien cortito otra vez, demasiado para mi gusto y creo que es en preparación para lo que vendrá. Le digo que exagera, que dijeron “debilitamiento”. No dice nada y sé que es una de sus preocupaciones centrales. Es maravillosa la coquetería femenina batiéndose a duelo con la muerte. Gana la coquetería. Siempre.
En la sala de espera hablamos de cosas, le sugiero que adopte el tejido para las largas horas de espera. La gente que llega a hacerse sus rayos durante semanas siempre viene al mismo lugar y al mismo horario todos los días. Se conocen, se saludan, se preguntan, se van tejiendo esos lazos entre pelucas, corticoides y comentarios sobre la última tapa de Caras. Todo es tan natural de repente. Es un horario de pocos hombres, casi ninguno. Los apellidos resuenan en un alto parlante y a la hora de haber estado esperando vas conociéndolas una a una. Mamá es todavía una outsider pero ya se irá haciendo de amigos. Entre las cosas que le quiero contar es que fui a la peluquería y yo también me corté bastante el pelo y después cambio de idea, mejor después. Suena su nombre. En estos días me pasé diciéndolo: “Soy la hija de Elena…” para presentarme. Médicos, pre-pagas, consultorios, turnos, aprobaciones y la burocracia de la enfermedad. Estoy siendo mucho "la hija de" estos días. Una hora más sentadas. Las salas de espera de los consultorios médicos le dan toda una nueva dimensión al significado de la palabra paciente.

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Thursday, July 12, 2012

Atención selectiva

Las gotas caen insoportablemente lentas. Mamá las mira caer con tanta concentración y cara de tedio que me hace reír.
-Dejá de mirarlas así que no es un reloj de arena.
Revolea los ojos. Todo es tan raro. Pasado el shock inicial en dos segundos uno se hace habitué de lugar, el box de la quimioterapia, las enfermeras que entran, la señora del box de al lado que escucha Utilísima un poco fuerte y un segundo más de Choly Berreteaga que puede llevarme a la locura. Mamá tiene un librito de García Márquez en la falda. Debe ser una de las pocas veces en mi vida que la veo leer en castellano.
- They say he´s out. Won’t write again. Chemo, le hicieron y lo dejó así.
- Bueno Ma, he’s 80 anyway…
La veo hacer cálculos mentales y el "veneno este". No es una persona con demasiado humor, eso más bien me lo debo haber llevado yo en su embarazo, pero ahora está con una acidez que es entre tierna y graciosa. La cuido en una forma muy natural, hago lo que hay que hacer (a veces más también), estoy parada al lado, acompaño. Nada es un esfuerzo. Estamos al día. No tenemos cuentas pendientes; las que tuvimos (enormes) se saldaron increíblemente bien hace tiempo.
La veo chiquita en su sillón. Tiene una brazo extendido sobre el costado y se queja de que tiene la mano fría. Me acerco y meto su mano adentro de la manga de mi sweater así con la palma toca mi brazo llegando casi al codo y se calienta y la lana la cubre por encima. La siento helada. Pensamientos nefastos, cosas innombrables. De a poco el calor va pasando y en algún momento nos igualamos y tenemos la misma temperatura. Ya está. Saco su brazo con cuidado para no joder la vía que tiene y la tapo con una pashmina que tiene ahí.
-Encima tengo que hacer pis cada dos minutos.
-Vas dos litros, ¿qué esperabas?
-Bueno, pero esto va a la vena no a la vejiga...
Estamos por tener una de esas conversaciones Medicina 101 pero se da cuenta antes y se levanta al baño empujando cancherísima el suero en su mástil rodado. Como nos tenemos que comer el volumen de la de al lado, también pusimos Utilísima y Choly hace cocina fácil en estéreo. Para compensar le cuento del menú de Tegui de la otra noche con Gaston y los malfatti que cociné para los chicos.
-¿Náuseas?
-Cero. I feel fine. Not a thing. Pero tampoco sentía nada antes. Es tan raro esto de andar con el enemigo adentro.
Por suerte se siente bien. Alguien interrumpe y reemplaza una bolsita. Pregunta qué es y yo me acerco y leo. Pasa lentamente.
Cuando caminamos por la calle hace frío y nos sentamos a tomar un té en Tea Connection por ahí cerca. Hay una mujer con su hija, la mujer tiene un turbante hecho con un Hermes. Las miro. ¿Siempre estuvieron ahí? Digo, esas hijas con esas madres y el enemigo rondando. Atención selectiva pienso.
Y pienso que he vuelto a escribir. Eso también.

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