Tuesday, August 27, 2013

Si nos vieses

Caminando por los pasillos del Sanatorio Las Lomas, ella en robe (para no hacer la gran Jack Nicholson) y yo vestida de negro, no ese negro de luto si no el de "a las rubias les queda bien el negro". Miramos a los doctores que circulan, le hago chistes del tipo "Desssscomponete acá mami, así viene el doctorcito".  Se ríe.
Después le pierdo totalmente la paciencia porque parece olvidarse que anda atada a un suero y se enreda toda y no presta atención a las instrucciones. Entonces me para en seco, casi como lo hacía cuando era chica. Y yo le hago caras burlonas en la espalda con ganas de mandarla a la mierda, casi como lo hacía cuando era chica.
En el pasillo, haciendo la recorrida de ejercicios indicados para hoy, me lo cruzo al Doc Joe, todo espléndido él como siempre, saliendo de cirugía. Nos abrazamos, lo presento con mamá, le doy alguna excusa por la pinta impresentable que tengo y nos da otro beso, uno a cada una y otro abrazo a mí. Es lindo encontrarte amigos en las situaciones más increíbles. Son lindos los amigos increíbles. Estoy llena. Vienen, pasan, frenan, mensajean, cafetean, abrazan, escriben.

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Thursday, August 22, 2013

Round 4



Tengo un Red Label cuyo destino es básicamente el whiskola con Coca Zero hasta que aprenda a tomar whiskey como una mujer que se precie, como corresponde, como una Joan Crawford furiosa de cejas espesas. Nada de eso, el whiskola nomás, sin vasos revoleados por ahí ni fotos en conjuntitos que hacen "pendent" con el empapelado.
Cuando leí Mommie Dearest de la pobrecita de Cristina Crawford (hija adoptiva de la monstruosa Joan) estaba en plena época de rebeldía con mi vieja. Ella un día entró en mi cuarto y en plena pelotera me tiró "You're stuck with me. At least I'm better than her" y la señaló a Joan, ahí en la tapa del libro. Mucho mejor, claro, pero así era la adolescencia parece.
Me falta bastante para convertirme en esa mujer. A veces pienso que me falta bastante para convertirme en una mujer, punto, que sigo siendo una niñita (malcriada a veces, por mí misma ahora). Mi analista parece coincidir y cada comportamiento de mierda que tengo tiende a adjudicarlo a “esos aspectos infantiles que tenés a veces”.  El eufemismo psicoanalítico para pendeja de mierda tal vez.
Hay turno de cirugía. Una primer cirugía preparatoria este lunes en la que el cirujano intentará cortar los vasos sanguíneos del estómago, salvo por su irrigación principal y poder ver así en unos días, cómo respondió el estómago de mi madre para lo que sigue. Luego sacará el esófago (por completo, cortando donde marcaron hoy) y usará la parte más saludable de ese estómago para unir a lo que quede ahí arriba. Anastomosis.  Me aprendí la palabra. Como unir dos mangueras.
Nicolás estuvo sentado a mi lado durante la explicación.
-Vení con tu marido.
Eso había dicho el doc. 
-No tengo marido y no creo que pueda conseguirlo para la semana que viene pero tengo un buen amigo que puede hacer las veces de.
Parece que el cirujano no es exigente con los vínculos y aceptó. Nos sentamos en su escritorio y dibujitos de por medio explicó todo el procedimiento que yo entendí a la perfección, mejor que Nicolás creo, que preguntó si no había un tubo que pudiese colocarse en reemplazo. 
Porque soy yo la que puede decir anastomosis así de corrido y saber lo que quiere decir.
Y esofagectomía. Pero eso es una semana después. Y nada de hacerse la niñita. Llegó la fecha. Llegó el round 4.

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Friday, August 02, 2013

Revisionismo histórico: I Am the Captain of My Soul


Parece que vio Invictus el otro día en la tele.
-No que me interesase demasiado la película pero dado que tu padre jugó tanto al rugby y me comí tantos partidos...
La frase queda colgada en el aire, como autoexplicándose y disculpando su interés por un deporte que le trajo tantos dolores de cabeza. Ella prefiere el fútbol, el europeo de ser posible. Consume Champions League y puede dejar su lectura de Joyce por un Milan-Inter.
-El fútbol europeo es tanto más lindo, tantos más pases…otra cosa.
Supongo lo compara al local que también consume, aunque menos.
Me adjunta un mail con un poema, una frase de Morgan Freeman en la película le llama la atención y googlea. Le gusta la voz de Freeman (¿a quién no?) y la sorprende la tardía sensibilidad del bonito de Clint.
-Mirate los puentes de Madison si no…
No son de pasársele desapercibidas las palabras, como a mí. O a mí como a ella. En estos tiempos de revisionismo histórico es importante todo esto del huevo y la gallina y cada vez me encuentro más gallina, vine después de todo, llegué al mundo con una madre que ya había leído Joyce, Dh. Lawrence, Hardy, Fitzgerald, Faulkner y todos esos que yo iría descubriendo y releyendo con los años. Como dice una amiga, de un conejo no sale una gallina o tal vez es otra metáfora con otro animal. Pasan estos días y voy encontrando más cosas que nos hacen irremediablemente parecidas y otras que nos separan irremediablemente también. Soy un bicho raro a veces, a sus ojos. Le asombra un poco mi libertad, la celebra y a veces edita y baja línea. La ignoro, la obedezco, la escucho, le grito. Todo internamente y en silencio. Revisionismo histórico.
¿Qué serán otras de las grandes cosas que me quedarán de ella? Las maravillosas dedicatorias que escribió en cada uno de los maravillosos libros que me regaló.  De puño y letra, bien pensadas, bien escritas, bien dichas, cortas y al punto.
Ah, porque se ve que mi madre y yo, también podemos escribir.

El poema que me mandó esta mañana.

Invictus

OUT of the night that covers me,
Black as the Pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
 My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds, and shall find, me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.


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