Dos
Seguramente haya entre muchos, dos recuerdos tontos, casi insignificantes, que voy a recordar siempre de mis viejos cuando no estén.
Uno de mi madre va a ser ese en el que la veo apenas pudiendo lidiar con su vida preparándome unos sándwiches perfectamente cortados sin la costra de los costados y poniéndolos en mi lunch box para que tenga algo para comer antes de mi clase de baile. No es la imagen de ella preparándolos, es la sensación de abrir el lunch box solita y encontrarlos ahí con la Cindor al lado y tener una clarísima sensación de que ella había estado pensando en mí y no aguantar el extrañe hasta que pasase la larga hora de pliés y demi pliés y me viniese a buscar. Esa imagen me va a hacer llorar siempre. Yo era muy conciente de todo lo que ella no podía y sin embargo podía por mí.
¿La otra? El miércoles apenas y mi padre diciendo entre lágrimas “yo te esperé tantos años para que llegues” y las moneditas que junta y pone con cuidado (y dificultad) en tubos de cigarros cubanos viejos para mí, para que tenga para los colectivos. Aunque querría que tengas un auto.
Esos dos.
Uno de mi madre va a ser ese en el que la veo apenas pudiendo lidiar con su vida preparándome unos sándwiches perfectamente cortados sin la costra de los costados y poniéndolos en mi lunch box para que tenga algo para comer antes de mi clase de baile. No es la imagen de ella preparándolos, es la sensación de abrir el lunch box solita y encontrarlos ahí con la Cindor al lado y tener una clarísima sensación de que ella había estado pensando en mí y no aguantar el extrañe hasta que pasase la larga hora de pliés y demi pliés y me viniese a buscar. Esa imagen me va a hacer llorar siempre. Yo era muy conciente de todo lo que ella no podía y sin embargo podía por mí.
¿La otra? El miércoles apenas y mi padre diciendo entre lágrimas “yo te esperé tantos años para que llegues” y las moneditas que junta y pone con cuidado (y dificultad) en tubos de cigarros cubanos viejos para mí, para que tenga para los colectivos. Aunque querría que tengas un auto.
Esos dos.
Labels: Herencia
18 Comments:
Genial "mamu".
Bastaría que una hija recordara eso de mí para sentirme en paz con la vida.
llore, llore amor, llore emocion. y todo en la fucking oficina.
hermoso.
Pienso en mi pobre hijito llorando porque no se quiere quedar martes y jueves al workshop de la tarde y me dan ganas de no mandarlo al colegio nunca más.
Porque mi teoría es que esas son las típicas cosas que no te olvidás mas, me cago en mí y en la culpa materna.
Estoy que lloro!
Muy bien narrado, me matan los posts de tus padres, de tu padre sobre todo!
Saludos
Me hiciste emocionar.. son esas imágenes simples, gestos de incalculable amor lo que vale la pena conservar después de todo, y es hermoso ver cuanto lo entendiste..
Ay nena, ya sabés el efecto que tenés en mí con estas cosas...Toti me mata mal...Besos mil.
Así de movida vengo, así de movida estoy, así de movida soy.
me hiciste llorar, qué boluda, qué fuerte, mierda, qué fuerte
Yo también lloré. Pero lloré lindo, lloré de recordar ese gesto que después de 12 años es como si lo hubiera visto ayer. Gracias Charlotte.
Te iba a comentar algo pero no sé, creo que no tiene sentido... Sólo te puedo decir otra vez que a veces siento que sos una hermana y hablamos de los mismos padres, sólo que los míos ya no están más. Creo que además de lo bien y lindo que escribís, te leo porque vengo a buscar ésta identificación...
No, no estoy llorando. Es una basurita en el ojo nomás...
Brillante Charlote ! Toti me hace doler el corazon de la ternura y tu mama tambien !
que post tan beio
pero qué lindo lo que escribiste.
Siempe leo y me siento como colada en éste blog x eso no comenté nunca...hoy me hiciste emocionar mucho..es un placer leerte.
Beso grande
Pau
Gracias, todos. venimos sensibles.
Gracias pau, colate todo lo que quieras.
al fin al cabo nos llevamos estas cosas. Son las que justifican la vida, a veces ingrata
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