Yo también sepulté una boa
Como todos los años, T llega de Londres con un libro. Generalmente alguno shortlisted para el Man Booker Prize, últimamente, alguno de maravillosas escritoras mujeres. Ayer me regala The Inheritance of Loss y me imagino un posible enamoramiento como con The God of Small Things o Zadie Smith y On Beauty.
Cuando éramos chicas, en lo de T había además de perros y gatos, un mono tití que viajaba en el bolsillo del pijama del padre, un puma (Daniel), una iguana y una boa constrictora a la que había que alimentar con ratones. Vivos. La tarea de alimentar a la boa no era grata para ningún miembro de una familia de bicheros, casi tan grato como preparar morcillas para un vegetariano. Tal vez para evitar la escena del ratoncito sacudiéndose aterrorizado y pataleando por sobrevivir de la boca enorme de la boa, fue que probaron alternativas dietarias para el reptil. Fallaron. Una noche la boa murió y días más tarde la boa olió, a podrido. El segundo hermano varón y propietario estaba ausente así que yo me até un turbante de toalla sobre mi nariz y boca y levanté el metro y medio de manguera gruesa muerta. Increíblemente, el reptil muerto toma temperatura, todo al revés. Alguien afuera hacía un pozo.
En lo de los D enterré una boa, canté todo el soundtrack de Calles de fuego con un Rexina como micrófono, me enamoré perdidamente, aprendí a manejar una Honda XR100, memoricé el alfabeto aeronáutico entero como si fuese un piloto (Si tuviese un avión y pudiese elegir se llamaría Lima Victor, Fox trot November Wisky) y me puse mi primer O.B una tarde de calor en diciembre que obligaba a la hazaña.
Anoche en lo de los D la casa no parecía tan grande. Ya no hay monos que saltan desde las lámparas, ni pumas ni boas. Hay fotos de ese tiempo por todos lados, fotos de caras que conozco de memoria y nombres de parientes de parientes que también conozco como si fuesen de mi familia. Quiero a esta gente, a esta casa de muchos hermanos.
Me llevo en la cartera mi nuevo libro. The Inheritance of Loss dice en la tapa. Pienso que es un buen título.
Cuando éramos chicas, en lo de T había además de perros y gatos, un mono tití que viajaba en el bolsillo del pijama del padre, un puma (Daniel), una iguana y una boa constrictora a la que había que alimentar con ratones. Vivos. La tarea de alimentar a la boa no era grata para ningún miembro de una familia de bicheros, casi tan grato como preparar morcillas para un vegetariano. Tal vez para evitar la escena del ratoncito sacudiéndose aterrorizado y pataleando por sobrevivir de la boca enorme de la boa, fue que probaron alternativas dietarias para el reptil. Fallaron. Una noche la boa murió y días más tarde la boa olió, a podrido. El segundo hermano varón y propietario estaba ausente así que yo me até un turbante de toalla sobre mi nariz y boca y levanté el metro y medio de manguera gruesa muerta. Increíblemente, el reptil muerto toma temperatura, todo al revés. Alguien afuera hacía un pozo.
En lo de los D enterré una boa, canté todo el soundtrack de Calles de fuego con un Rexina como micrófono, me enamoré perdidamente, aprendí a manejar una Honda XR100, memoricé el alfabeto aeronáutico entero como si fuese un piloto (Si tuviese un avión y pudiese elegir se llamaría Lima Victor, Fox trot November Wisky) y me puse mi primer O.B una tarde de calor en diciembre que obligaba a la hazaña.
Anoche en lo de los D la casa no parecía tan grande. Ya no hay monos que saltan desde las lámparas, ni pumas ni boas. Hay fotos de ese tiempo por todos lados, fotos de caras que conozco de memoria y nombres de parientes de parientes que también conozco como si fuesen de mi familia. Quiero a esta gente, a esta casa de muchos hermanos.
Me llevo en la cartera mi nuevo libro. The Inheritance of Loss dice en la tapa. Pienso que es un buen título.
17 Comments:
Y se mandó otro de los buenos, nomás. Cómo la quiero, Charlotte. La puta madre!
¿Tenían un puma?
Yo me acuerdo que cuando iba a mi primaria en Olivos había una casa que tenía un tigre en la puerta con rejas altas. Pero quizás fuera un puma. No lo sé. Tampoco recuerdo la casa. Lo cierto es que cuando lo conté nadie me creyó y todos piensan que de chiquita imaginaba cosas y confundía un gato con un tigre. Pero yo sé que eso es imposible. No hay confusión.
Y ahora que leo tu relato pienso...¿por qué no?
beso,
Que bien escribís,rubia.
Que bien escribís,rubia.
Que bien escribís,rubia.
Así ; como mantra.
Y si la memoria no me traiciona, creo reconocer la casa, Flor.
En la casa de mi abuela pasaba de todo; ella, con más hijos que dedos en las manos, no lo pudo evitar: mis tíos menores lograron introducir un puma en la casa. Los nietos (casi primos, por la poca diferencia de edad)agradecidos. Nos turnábamos para darle la mamadera, pasearlo por la plaza, o dormirlo acariciándolo. Hasta que creció, lógicamente.
Un buen día, apareció embalsamado...
me emocioné...
Qué lindos son esos recuerdos de la casa de tu gran amiga de la infancia/adolescencia. Yo también los tengo de la casa de Lau... aunque ella no se acuerde.
Ayy.. me encantó Charlize, pero al final, con el título del libro, y la libre recreación de caras y gestos del pasado, me agarró una nostalgia ineludible.
Snif!
de qué casa hablan? De una sobre Pelliza al fondo, llegando a una cortada, creo?
Ay, jb, yo ayer también un poco.
no esnifee, carla.
te descubri hace poco, a traves de una amiga que le encanta leerte… vivo en mx, soy argentina y sinceramente iba leyendo y me sentia ahi en BA, me haces acordar mucho a mis amigas cuando escribis!!
me meti a chusmear algunos viejos y si me das piel de pollo!!! ya te tengo en mis favoritos, un palcer conocerte charlotte (si siento q te conozco!)
mariana.
ché, en olivos, todos chapa, esas casas raras...tan llenas de gente y cosas y enredaderas y animales...y la mía tenia cancha de paleta, que antes, era del barrio, de todos.
¿pelliza al fondo? ¿el fondo es "la via muerta"?
Volví
Lima Victor: arg.
Whisky Romeo Zulú bajón, peli de mi cuñado.
Qué bien escribís! (yo también tipo mantra)
Después cuénteme del libro, Charlotte. Tenemos gustos literarios parecidos y toda recomendación suya es bienvenida. Besossss.
sí, laura. antes de la vía muerta, junto enfrente del san andrés antes de la cortada...
después le cuento, mer. arranqué hoy. promete.
No sé dónde quedaba la casa. Yo estaba en primaria (ni idea de las calles en esa época) y veíamos la casa en el trayecto del bus que nos llevaba al campo de deportes.
Pero se ve que había varios en Olivos que tenían un puma.
nononono, igual lo que quedaba en Olivos era mi casa y su Tigre. El puma de mis amigos estaba en otra zona. Olivos era raro, sí.
vivias en pelliza?????? te veíamos al salir del cole? zona de mucha historia esa cortada...
No, no vivía en Pelliza. A pocas cuadras.
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