Coger
La calle Rosales siempre había sido cortada, igual que Alberdi, entonces se complicaba si decías que vivías en la cortada de Rosales y Alberdi, salvo que el Rosales que precedía indicaba que tu casa era sobre esa, haciendo intersección con la otra. De todas formas, cuando eras chico era más fácil llegar jadeando con tu bicicleta, señalar y decir “vivo acá, yo”. Si tu casa era sobre Alberdi, decías sobre la barranca y ya todo quedaba clarísimo.
La cortada estaba literalmente cortada por unos troncos largos que la atravesaban y más allá el jardín enorme de la quinta de los Cornejo Saravia que bajaba también en barranca llena de enredaderas hacia el río. Cuando el cuidador se distraía, podías treparte por el alambrado ayudándote de la pared de ladrillos bajita del costado y entrar a explorar. Con miedo. El castillito francés venido a menos como la familia era el paraíso perfecto para el programa de “casas abandonadas” de los 10 años.
Mis amigos de fin de semana eran los amigos de la cuadra. Nani, la hija de Florencia y Don Sosa, los porteros paraguayos de Rosales 2653, Marité que vivía en la esquina y su casa agarraba parte de la barranca, unas hermanas malísimas y algún que otro vecinito varón disponible que se sumaba.
Una tarde, parados todos en nuestras bicicletas, un pie en el suelo, otro en el pedal, aprendí la palabra coger. La escribieron con el jugo verde de unas de esas plantas pinchudas como el Aloe Vera sobre el salpicré del garage de Rosales 2653.
-¿Sabés lo que es?
Todos me miraron intrigados para saber si contestaba.
Ahí aprendí la palabra. Unos años después exactamente lo que quería decir. Y todavía un poco más tarde, lo bueno que estaba.
La cortada estaba literalmente cortada por unos troncos largos que la atravesaban y más allá el jardín enorme de la quinta de los Cornejo Saravia que bajaba también en barranca llena de enredaderas hacia el río. Cuando el cuidador se distraía, podías treparte por el alambrado ayudándote de la pared de ladrillos bajita del costado y entrar a explorar. Con miedo. El castillito francés venido a menos como la familia era el paraíso perfecto para el programa de “casas abandonadas” de los 10 años.
Mis amigos de fin de semana eran los amigos de la cuadra. Nani, la hija de Florencia y Don Sosa, los porteros paraguayos de Rosales 2653, Marité que vivía en la esquina y su casa agarraba parte de la barranca, unas hermanas malísimas y algún que otro vecinito varón disponible que se sumaba.
Una tarde, parados todos en nuestras bicicletas, un pie en el suelo, otro en el pedal, aprendí la palabra coger. La escribieron con el jugo verde de unas de esas plantas pinchudas como el Aloe Vera sobre el salpicré del garage de Rosales 2653.
-¿Sabés lo que es?
Todos me miraron intrigados para saber si contestaba.
Ahí aprendí la palabra. Unos años después exactamente lo que quería decir. Y todavía un poco más tarde, lo bueno que estaba.
Labels: Olivos
14 Comments:
Claramente la semana de los mejores posts del año.
a mí me explicó a los 9 un compañero de primaria. creo que no tuvo ningún encanto.
lindos textos charlotte. mucha pena haberme perdido el encuentro jugoso.
besos
Te extrañamos. estuvo bueno. el etílico contribuyó al encuentro, muchísimo. je.
Lindo momento. Lindo contado y GRAN memoria!
Mis casas abandonadas fueron más tenebrosas e incluso
habitadas. Y siempre la bici que ayudaba a la huida cuando el miedo acechaba.
Mi duda es si estaba escrita con G.
La habían escrito con G, coger con G.
La bici es a la niñez lo que General Lee a los Dukes de Hazzard. Je
Qué buenas piernas prima Daisy con esos shorcitos de shean!
jajajja, justamente la estaba googleando...
NAH! joda...También le gustaba?
"Coger" siempre me pareció la mejor de las palabras para referirse al intercourse porque en mi opinión tiene la connotación del sexo puro, duro y sin aditamentos superfluos. Es mucho más gráfico y por supuesto menos grosero que los otros eufemismos que andan por ahí. Más suave que "garchar", más fuerte que "fifar" (que además es una antigualla), y otras variantes.
Coger es coger, y ya que estamos, a coger que se acaba el mundo.
"Fifar" es lo menos, es de perritos, de whippets, de Yorkshire terriers, de "Fijate como fifan Tintín y la Lacey". A eso me suena, además de a una anticuité absoluta.
Hay otros peores, Charlottette... pero estamos en la mesa, querida... así que me va a dispensar del incordio, ¿sí?
Lo de "fifar", anyway, vendría a saer cacofónico, porque los tales Tintin y Lacey harían un ruidito como de fif, fif, fif...
Horror.
que buena la planta tiza.
me encantó! creo que es lindo saber la etimología de las palabras pero aplicada a nuestras vidas!
beso
A Retired Rat le gusta la palabra pirovar.
Y es antigua como Retired.
Retired Rat
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