Las putas y la Gestalt
El otro día me di cuenta que mi oficina se inserta en plena zona de puticlús y cabarulos tobaras. Nada de Black en la zona, más bien putas con pocos dientes y cafiolos vestidos de zapato blanco como el de la puerta del de Marcelo T. Se suma a la fauna del barrio, una serie de seres infradotados que confunden los pisos en los porteros eléctricos, como la señora de recién. ¿Octaaavvvooo? Rara vez un segundo piso puede confundirse con un octavo en la chapita metálica. Te la tomo si por puro vicio gestáltico me completaste lo que falta al 3 y te comíste que era un 8, pero tampoco...
posted by Charlotte at 9:52 AM
8 Comments:
Perfecto título, como siempre.
Por acá agobian los artesanos, con sus trenzas, sus cueros, los 'armados', y esa sonrisa particular, inconfundible, acompañada del meritorio enrojecimiento ocular - evitemos sensibilidades.
Infaltable el "Beatle" perdido que "canta" por fonética sin tener la más pálida idea de qué dice - patrimonio nacional, ponele.
Acá en Chacalermo lo que florecen son los talleres mecánicos.
Asisto mesmerizado al espectáculo de los arreglos callejeros, gente tirada en el asfalto reparando chasis o tuneando fititos.
Pero algo se nos pega. Ahora lavo el Twingo a los baldazos, en la vereda. Ah, soy tan del pueblo.
mesmerizado. va a ser mi nueva palabra, gracias.
je je .. la gestalt, que tema.
Tengo una teoría para explicar el habitual error de apretuje de botonera en los porteros eléctricos:
1er hecho: miopía; senil o crónica, tanto da.
2do hecho: no se sabe si el conteo empieza de abajo o de arriba (hay de los dos tipos de portero eléctrico) y eso genera mucha inquietud. Por eso algunos simplemente se tiran un lance: "¡Empieza por arriba!" se dicen y le dan al segundo botoncito. Y si no es correcto, como en 'Domingos para la juventud", cambian de estrategia y rezan para no haber perdido el viaje a Bariloche.
Y en cuanto a la inserción del hogar y/o trabajo en ciertas zonas destacadas, resulta que viví doce años en Azcuénaga entre Las Heras y Vte Lopez. Hay algunas malas lenguas que se preguntaban si mi casa era el último de los telos de la cuadra o el primero de los cabarutes. Yo siempre creí que era más bien un anexo del cementerio.
En breve tocarán su timbre y desde abajo alguien dirá "tengo turno con Yésica a las 15 hs., completo".
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