Heirdoom

Mi padre me heredó en vida una serie de maravillosos regalitos. Nací por ejemplo, con un lunar al costado izquierdo de mi frente que es casi marca registrada de ese lado de la familia. Me dejó unas cejas gallegas que sólo una pasada por Staff Cerini corrigen y convierten en interesantes. No debería olvidarme de un acidísimo sentido del humor que compartimos, ni tampoco olvidarme que si soy más mismosa que un cachorro de Golden Retreiver de dos semanas es exclusivamente por su culpa. O que si dibujo razonablemnente bien es por una contrubución compartida por madre y padre por igual. Pero por sobre toda las cosas, Toti me ha dejado una herencia difícil de deshacerse. Con el tiempo me he convertido en una hipocondríaca leve con altas chances de convertirme en una Ana O cualquiera..
Sólo por citar un ejemplo, hace días que vengo convencida de sufrir incontinencia y ando navegando internet en busca de esos ejercicios que no sólo la mejoran notablmente si no que catapultan la vida sexual por el dominio absoluto que se logra de los propios músculos vaginales. Los ejercicios Kegel. Salvo que yo busqué The Heimlich Manouver que sirve más bien para rescatar a la tía cuando se atraganta el domingo con un raviol.