Buen día

Tengo un café con leche en vasito de telgopor a mi izquierda, una ventana alta por donde entra el sol de la mañana a mi derecha, el teclado apoyado sobre una de las mesas que pinté de blanco y si giro en mi silla casi que puedo ver toda mi oficina nueva.
Estoy bastante sola gran parte del día pero tan ocupada que no me doy cuenta. Al nuevo portero ya le caigo simpática, me saluda Buen día, linda, cada mañana y me abre y cierra la puerta del ascensor porque a él se le ocurre. No lo hace con nadie.
Me gustó ir al cine el sábado a la noche y ver una película apoyada en un hombro y tapada con la campera porque indefectiblemente siempre muero de frío. Ando media desacostumbrada a las demostraciones públicas de afecto pero la oscuridad ayuda. El sábado a la mañana me dice que no entiende la mecánica del tejido con dos agujas (porque hablamos de cosas muy variadas, eso está claro)y entonces como la chica utilísima que soy, manoteo dos agujas del cajón, los restos de un ovillo de lana que sobró y pongo los puntos con técnica aletargada (a drede) en la aguja izquierda.
-Entonces pasás la aguja por abajo del punto, con esta mano hacés una lazada y la sacás así pasándolo a la otra aguja.
Hago sonar todo tan simple y él mira confundido. Es como todo un gran movimiento que no puede ser seccionado, algo así como el saque en el tenis. Después me acuerdo de esas clases en las que mi profesor me hacía tirar la pelotita incansablemente con la mano izquierda y atajarla, después apoyar la raqueta casi sobre mi omóplato y hacer el movimiento y tiempo después recién me dejaba pegarle. Yo lo único que quería era pegar el golpe y exhalar un UH! Le divido el movimiento en pasos: aguja, lana que envuelve, pasa a la otra.
-Son como nuditos? Me mira con cara de no entender nada y le doy un beso en el cachete. Enseñando a tejer en la cama un domingo a la mañana.
Hoy es un buen lunes y fue un buen viernes y un buen sábado y un buen domingo.