God's curse upon Man

“Cursed is the ground for thy sake…till thou return unto the ground; for out of it wast thou taken: for dust thou art, and unto dust shalt thou return" Y mientras tanto caminarás por Florida.
Florida tiene olores y no exactamente floridos. La primer cuadra de Rivadavia hasta Diagonal huele claramente a chorizos al paso y siempre me da miedo que se me pegue el olor al pelo. Porque puede pasar ,por ejemplo, que en la próxima cuadra me encuentre con el amor de mi vida y que nos reconozcamos así de solo mirarnos y cuando me abrace para besarme huela olor a choripán en mi pelo.
Más adelante son los sonidos, el grupito jujeño que toca Emerson, Lake and Palmer en "versión quena" y a veces Vangelis con esos instrumentos de viento puntanos. Se mezclan enseguida con la freak que toca el arpa en el medio de la peatonal y al muchachito tanguera que atrae a los foráneos. Atropello tursitas cariocas, camino como un toro enfurecido y voy juntando agresión a cada paso, corro el riesgo de descolocarme el hombro porque golepeo dura contra los peatonesy agarro la cartera firme con mi mano derecha. La izquierda la uso para saludar. Porque yo en Florida soy una celebrity, te clavo un promedio de 3 a 5 saludos desde Rivadavia hasta Plaza San Martín.
Para cuando llego a Córdoba, estoy harta. Pasa un bonbon en un Audi con los vidris bajos y tengo ganas de gritarle, lleváme, invertí en mi pymes, invertí en mí, adoptame, manteneme, no juego más, quiero ser un ama de casa desesperada pero mantenida. Pero me dura poca, cuando cruzo Córdoba ya manoteo en la cartera buscando el llavero de entrada a mi oficina. Florida se termina. Llego a Paraguay, doblao a la izqierda y me hago la firme promesa de almorzar unos pimientos del piquillo la semana que viene en Tancat.