Malcriadita del orto
En un radio de 100 metros, hay tres casas de sombreros; lugares que debés haber pasado a diario sin siquiera darte cuenta que existen. A veces camino por una calle y me digo, "mirá, esta es la primera vez en tu vida que estás caminando esta calle". Cosas así pienso.
Mamá le tiene idea a la peluca, le da vueltas, que tiene más pelo que ella, que muy largo acá, que le voy a decir al peluquero que me la corté acá, ¿ves? Y se agarra unas patillas no tan a la garçon como las que ella suele usar que le asoman por el gorrito de lluvia Burburry´s que según me informa tiene unos 40 años. Quiero robárselo y reemplazarlo por un muleto de Chinatown.
El proceso es así: en la casa de sombreros yo me pruebo y ella aprueba. Después, se los prueba ella y los va separado. De ese le gustan los colores, de este otro la forma y ese en particular le gusta porque tiene azul. Mi madre es muy de gustarle el azul. Y los verdes. Pero hay uno de morirse que es rosa. Me lo pruebo. Innegablemente perfecto. Le encanta. Se lo prueba. Nos encanta. Lo aparta. Probamos otros más. También los separa. Por momentos nos olvidamos de por qué estamos ahí, digo, más allá de comprando sombreros. La lógica del cáncer, quimio, pelo, peluca, sombrero se nos escapa. Miro el rosa como esa Barbie que no vas a tener.
-¿Te gustó éste a vos? ¡Pero, llevátelo!
Y me calza el sombrero en la cabeza, me dice que me queda divino y me lo cede sin mediar más que eso. No me llega a dar culpa que enseguida me entusiasmo con que me gusta. Yo, que soy más culposa que una tía abuela de Woody Allen. (Que maravilloso el egoísmo de los hijos, pienso). Con el sombrero puesto encuentro otro que es perfecto para ella, uno que puede llegar a compensar el que me cedió y hasta superarlo en tonos. Lo probamos. Impecable. Mientras paga me agarra mirándome al espejo con mi Pink floppy hat. Se ríe. (Que maravilloso el amor de los padres, pienso).
Parezco Goldie Hawn en alguna película muy vintage con Chevy Chase por ejemplo. La chica que atiende el local nos saca una foto, cada una con el suyo. Nos estamos riendo las dos. Se la mando a Flo.
-Nunca tires esa foto.
-Ni loca, contesto.
Mamá le tiene idea a la peluca, le da vueltas, que tiene más pelo que ella, que muy largo acá, que le voy a decir al peluquero que me la corté acá, ¿ves? Y se agarra unas patillas no tan a la garçon como las que ella suele usar que le asoman por el gorrito de lluvia Burburry´s que según me informa tiene unos 40 años. Quiero robárselo y reemplazarlo por un muleto de Chinatown.
El proceso es así: en la casa de sombreros yo me pruebo y ella aprueba. Después, se los prueba ella y los va separado. De ese le gustan los colores, de este otro la forma y ese en particular le gusta porque tiene azul. Mi madre es muy de gustarle el azul. Y los verdes. Pero hay uno de morirse que es rosa. Me lo pruebo. Innegablemente perfecto. Le encanta. Se lo prueba. Nos encanta. Lo aparta. Probamos otros más. También los separa. Por momentos nos olvidamos de por qué estamos ahí, digo, más allá de comprando sombreros. La lógica del cáncer, quimio, pelo, peluca, sombrero se nos escapa. Miro el rosa como esa Barbie que no vas a tener.
-¿Te gustó éste a vos? ¡Pero, llevátelo!
Y me calza el sombrero en la cabeza, me dice que me queda divino y me lo cede sin mediar más que eso. No me llega a dar culpa que enseguida me entusiasmo con que me gusta. Yo, que soy más culposa que una tía abuela de Woody Allen. (Que maravilloso el egoísmo de los hijos, pienso). Con el sombrero puesto encuentro otro que es perfecto para ella, uno que puede llegar a compensar el que me cedió y hasta superarlo en tonos. Lo probamos. Impecable. Mientras paga me agarra mirándome al espejo con mi Pink floppy hat. Se ríe. (Que maravilloso el amor de los padres, pienso).
Parezco Goldie Hawn en alguna película muy vintage con Chevy Chase por ejemplo. La chica que atiende el local nos saca una foto, cada una con el suyo. Nos estamos riendo las dos. Se la mando a Flo.
-Nunca tires esa foto.
-Ni loca, contesto.
Labels: Me adorable me, Mother
24 Comments:
Maravillosa! Maravillosas!
cómo te quiero yo a vos.
Qué lindas que son!
AC
Me encanto el post :)
Me hizo acordar al libro de Jan Berenstain "Old Hat New Hat"
Me encantó! ♥
Amor absoluto.
Gracias, gracias, gracias.
nunca tires esa foto, nunca borres este post, nunca dejes de reírte en estos momentos
sos grosa nena eh, q polenta tan sutil, delicada, divertida
great, ch.
me encanto el post. Es lindo cuando a pesar de las diferencias, desencuentros o bobadas y sonseras o zonzeras ... un acto tan simple como ir de compras scon tu mama se transforma en algo especial y des-demonizan toda la situación quimio-peluca.Me encanta tu estilo. Saludos. Mariana
Sonrisa y lágrimas todo junto, lo has logrado.
Nat
Sigo con las gracias a mato, Lau, Nat, Mariana. Gracias en serio, es bueno poder seguir escribiendo.
FAV a este post.
Ja, Me copan los FAV bloggers.Gracias.
QUE lindo post!!! A seguir adelante. Te leo en silencio. Hoy no. Genial, genial, genial.
Besos. Lau
Admiro tu forma de enfrentar las situaciones que la vida te va entregando. Las transformas y generan estos relatos exquisitos. Muchas fuerza (aunque sospecho que seguramente la tenes) besos...
impecable charlotte, como siempre
flawless. besos. Annit
Lau, Maru, Nicolás, Annit dearest: gracias.
Gracias Charlotte por generar este espacio donde entrar y encontrarse con estas preciosuras.
Gracias a vos por ese comentario divino, dani en dc. Dan ganas de seguir escribiendo.
Sos mi idola sabes ?
Te admiro.
Me copa como escribis !!!
Lo bueno de Charlottita es que es como que no le cuesta, que sale así. Sólo a quienes saben relatar les pasa eso. No importa que algunos vendan millones y a estos blogs algunos miles les pongamos los ojos encima. Historias como éstas tenemos todos, pero no todos sabemos còmo contarlas. Besos.
Así, como si nada, vuelvo. Al azar. Leo dos o tres post, después de mucho tiempo.
Y veo que todo está intacto. La pluma, las ideas, el humor, el amor por madre.
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