Carbon Fourteen
Cuando íbamos al campo que no era mío pero tenía mi nombre, nos tirábamos en las lajas calientes después de salir de la pileta helada cargada con agua de pozo en la que no te podías quedar más de un rato (durante diciembre) antes de tener los labios violetas. El cuerpo helado, boca abajo, extendido contra las lajas y hasta algún cachete apoyado para ir recuperando la temperatura que llegaba rápido. Después quedarse panza abajo y con un dedo mojado ir pintando las lajas buscando despacito y con atención los fósiles que habían quedado atrapados ahí hacía miles (¿millones?) de años y gritar cada vez.
-¡Acá! Encontré uno.
Y apoyarle el dedo mojado para que quede más oscuro y se reconozca la forma de arbolito clarísima.
La otra tarde, en otra casa, en otra pileta, miles de años después, encontré más.
-Te digo que es un fósil, nene. No me discutas cosas que yo sé. Desde chiquita que los busco. Y los encuentro.
Labels: En pleno ejercicio de mis capacidades neuróticas, Misplaced Childhood
7 Comments:
pasé mi infancia calentandome en piedra laja después de la pileta. pero nunca, nunca se me ocurrió mirar fósiles. no pasaba de jugar un ta te ti con una piedrita. qué pocas miras las mías!
Buen post. M encanta como escribís.
En el patio de mi abuela estaban esas lajas y sí.. era eso, salir de la pileta y sentados en el borde buscar formas.. y tendríamos mucha imaginación porque más allá de plantas veíamos fósiles de caracoles y algún que otro intento de dinosaurio.
Muy lindo post !
en olivos nos hacían salir a buscar lajas con imprenta de fósiles en biology. día de alegrón, porque íbamos al patio del colegio de varones, imaginate
Linda historia. Yo he vivido como visitante experiencias térmicas como esa en estancias cercanas a Bahía Blanca, cuando era pequeño. Agua fría como pocas, lajas calientes como pocas.
Nunca una inclinación por el pasado, sin embargo. En cuanto recuperaba la temperatura, a jugar a la pelota con los otros muchachones.
Lo que cuenta Laura, lo de la búsqueda de fósiles en el patio de varones, visto desde el presente, y si nos ponemos en jodidos, se presta para el chiste fácil...
Las toallas en casa estaban prohibidas!! eran para maricones: el único modo de ponerse rosita de nuevo era con las piedras de afuera de la pileta
Es cierto. Mi viejo me enseñó que a lo sumo con la toalla te secás la cara para que no te molesten las gotas que caen del pelo. Pero el secado es al sol/viento. El toallón es para nenas.
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