Connie
Yes: I have re-entered your olden haunts at last;
Through the years, through the dead scenes I have tracked you;
What have you now found to say of our past —
Thomas Hardy, After a Journey
Me pasa cada tanto, soñar con la casa de Olivos, de noche, apagada, oscura. El jardín que bajaba hacia el río, que terminaba en las vías así tal cual yo lo veía desde mi cuarto, apenas con el farol ese debajo de la palmera cerca de la parrilla en la que Toti hacía los asados. Es como que tengo que volver, cada tanto, a resolver algo, a entender un poco mejor las cosas. Y me veo, nos veo, caminando, haciendo las cosas de todos los días, anoche hasta con los vecinos, interactuando. Y cada vez entiendo un poco más.
Muchos años antes de que yo naciera, Toti y mamá se habían encariñado con Connie, mi vecina. Era una rubiecita diminuta que veía tele con ellos los domingos por la mañana y que cuando Toti la tenía en brazos decía: si algún día tengo un hijo, me gustaría que sea que sea una hija, y que se parezca a Connie.
Parece que las cosas salieron más o menos así, que Connie y yo fuimos igualmente adorables de niñas y a Toti se le hizo sencillo el destrone (muy para pesar de Connie) y se enamoró instantáneamente de mí. Puede que a mi vieja le haya pasado lo mismo. Ahora viene de visitarla en Miami, de llenarse la boca acerca de sus lindas hijas y de alegrarse tanto porque su primer hija adoptiva haya salido tan bien. Me alegro aunque un poco ajena a todo.
Me hablan de un tiempo en el que no existí y cuando nací nunca sentí que venía a destronar a nadie, muy por el contrario. Sin embargo Connie andaba por ahí, tan por ahí que parece espiaba desconfiada mi cuna en la Clínica Santa Ana un 10 de octubre, tal vez el 11.
Anoche los vi a todos en sueños, el mismo jardín que se conectaba por un cerco de ligustrina que tenía un agujero de tantas idas y vueltas de un ajrdín al otro, las mismas piedras que bajaban hacia el final del jardín y mi vieja pasando de un lado al otro y Connie entrando en casa y yo en la de al lado.
Y nadie pidiendo permiso.
Through the years, through the dead scenes I have tracked you;
What have you now found to say of our past —
Thomas Hardy, After a Journey
Me pasa cada tanto, soñar con la casa de Olivos, de noche, apagada, oscura. El jardín que bajaba hacia el río, que terminaba en las vías así tal cual yo lo veía desde mi cuarto, apenas con el farol ese debajo de la palmera cerca de la parrilla en la que Toti hacía los asados. Es como que tengo que volver, cada tanto, a resolver algo, a entender un poco mejor las cosas. Y me veo, nos veo, caminando, haciendo las cosas de todos los días, anoche hasta con los vecinos, interactuando. Y cada vez entiendo un poco más.
Muchos años antes de que yo naciera, Toti y mamá se habían encariñado con Connie, mi vecina. Era una rubiecita diminuta que veía tele con ellos los domingos por la mañana y que cuando Toti la tenía en brazos decía: si algún día tengo un hijo, me gustaría que sea que sea una hija, y que se parezca a Connie.
Parece que las cosas salieron más o menos así, que Connie y yo fuimos igualmente adorables de niñas y a Toti se le hizo sencillo el destrone (muy para pesar de Connie) y se enamoró instantáneamente de mí. Puede que a mi vieja le haya pasado lo mismo. Ahora viene de visitarla en Miami, de llenarse la boca acerca de sus lindas hijas y de alegrarse tanto porque su primer hija adoptiva haya salido tan bien. Me alegro aunque un poco ajena a todo.
Me hablan de un tiempo en el que no existí y cuando nací nunca sentí que venía a destronar a nadie, muy por el contrario. Sin embargo Connie andaba por ahí, tan por ahí que parece espiaba desconfiada mi cuna en la Clínica Santa Ana un 10 de octubre, tal vez el 11.
Anoche los vi a todos en sueños, el mismo jardín que se conectaba por un cerco de ligustrina que tenía un agujero de tantas idas y vueltas de un ajrdín al otro, las mismas piedras que bajaban hacia el final del jardín y mi vieja pasando de un lado al otro y Connie entrando en casa y yo en la de al lado.
Y nadie pidiendo permiso.
8 Comments:
a mi me pasa de soñar y ver videos o imágenes, de la casa de¨ Los Olivos¨ (la calle)... me dan ganas de volver, de pasar y espiarla, pero la tiraron abajo.
Mi casa de Olivo también fue tirada abajo. Por eso se ve que tengo que volver en sueños.
Yo a veces paso x mi casa de Olivos y la veo mucho más chiquita, es raro.
Me acuerdo perfecto de tu casa...subiendo las escaleras a la derecha tu cuarto con tooooooooodos los Paddingtons (Timo tiene también un estante con los mismos!!!!) y abajo (pero bien abajo) ese lugar donde jugabamos a la maestra con pizarrón y todo!!
Ay, Titi, que linda sorpresa tu comment! Los Paddingtons! Es verdad, el más grande tenía botas que casi me entraban. Ja. Te imaginarás que los recuerdos de mi infancia te tiene por todos lados. Me acuerdo de tu casa, del altillo, de Brujo. Todo, Maldita memoria! Beso enorme.
y también me acuerdo de Connie ... toda una historia, otra historia, otra Connie, o la misma o Connie, o María, o María Constanza ... y pienso DH Lawrence y en myself
Qué lindo post! Creo que a todos nos pasa un poco, volver y revolver el pasado y la niñez...
sentiras que tenes que destronala a connie nuevamente?? mmmmmmmmmmmmmmmmm
nosenose.
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