On Bitches

-¿El chiquitín es un Jack Russell?
El paseador frena en seco y creo que piensa que me lo estoy tratando de levantar. Tilinga que camina despreocupada por Juana Manso en pleno horario laboral y conversa con peatones sobre pichichos. No sabe que salgo de dos reuniones y que arranqué a las 7, casi tan temprano como la obra de enfrente de casa.
-Sí.
-¿Es cachorro o ese el tamaño final? (Siento que estoy hablando de un brochure, díptico tamaño cerrado A4).
-Ya queda así. Las hembras un poco más chicas.
-¿Y de humor cómo vienen?
-Y, son medios nerviosos. Las hembras más tranquilas.
El Jack Russell pega saltitos circenses y trata de masticarse su popia cola. Un neurótico.
Espantosa Enriqueta ha decidido dejar a mi padre, ella dice separarse, yo digo abandonar. Pensé que un perro sería buena compañía, otra perra, así no extraña. Encima una perra que dice "Yo soy Jack Russell". Tengo que meditar la idea. Puede llegar a ser pésima y un día puedo levantarme con un Jack Russell en forma de frisbee que se me vuelva en contra y saliendo por las noches a pasearlo y a juntar heces con palitas mientras freno a vomitar cada dos o tres cuadras por el asco espantoso que me da. Sin contar los costos del Proplan, Eukanuba, las visitas al veterinario o que la muy puta se me embarace de un caniche toy de la cuadra de enfrente o del cuzco de la esquina. Porque la verdad es que mucho Jack Russell pero de pinta parece un cusquito simpaticón. Odio la gente que no se sabe las razas de los perros y dicen "Yo tengo un Lassie" o "Los de enfrente tienen un Benjy" o "Los Rintintín me dan miedo".