Silvestre y el mar
Hay gatos que son gatos y hay gatos que son más perros, gatos que te saltan como un Golden Retriever cuando te ven. Silvestre cuidaba un negocio de muebles en La Barra, cuidaba al negocio de las ratas supongo, porque de guardián no tenía nada. Este fue el día en el que Silvestre se enamoró de mi, de mi pierna y decidió no soltarme por un rato largo. Se trepó, se agarró y después se dejó resbalar despacito con ronroneo constante durante todo el descenso.
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4 Comments:
ay, es muy lindo, te lo hubieras chafado!!!
ff
horror. horror.
y sígala pasandoselo pipa, Charlotte.
saludos,
No es de lo más lindo que vi. Además un gato con actitud de perro es raro, un engendro de la naturaleza...
AH, Juan, yo me enamoré de Silvestre. Pero sí, muy perruno el.
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