Make a mountain out of a molehill
Me obsesiono con unos lunares que cuento detenidamente todas noches. Uno, dos, tres, cuatro...y así. Les voy a apoyando un dedo encima pero de repente me agarra la duda si estoy pasando por el mismo lugar y pierdo la cuenta. Igual, opino que son muchos. Saco turno con médica dermatóloga. La dejo que halague un rato mi piel y después coincida conmigo que pueden sacarse. También me encaja las cremas millonarias de La Roche que pago. Beauty is expensive.
-Son herencia paterna- le digo.
Me explica el procedimiento y le comento que necesito una semana para mentalizarme. Entiende. Saco otro turno, me clavo un 0,5 y voy. Toti dice estar en zona y me acompaña. Yo creo que la genética le da culpa. Se sienta conmigo en la sala de espera. Me charla.
-No me charles que estoy nerviosa. Tomá, leé de Wanda Nara.
-¿Quién es Wanda Nara?
-No importa. Vos mirale el culo.
Me llaman por el apellido. Correctamente nos paramos los dos.
-¿Vas a entrar?
-Sí, obvio. Me quedo al costadito.
Me saqué la remera y me quedé en musculosa (estaba mi padre y no somos finlandeses) para que la doctora trabajase cómoda con su lapicito de tortura. Ruido y olor a quemado, a pollo quemado. En términos generales no duele, particulares, ponele que un poquito. Pero es tan relativo. Menos que un pinchazo y dolor de ovarios, más que quemarte apenas con el cigarrillo, parecido a prender mal un fósforo. Qué se yo. Inexplicable. La semana que viene voy por más, ahora como que me envicié. Pero voy sola. Como una nena grande. Y esta vez no lloro.
-Son herencia paterna- le digo.
Me explica el procedimiento y le comento que necesito una semana para mentalizarme. Entiende. Saco otro turno, me clavo un 0,5 y voy. Toti dice estar en zona y me acompaña. Yo creo que la genética le da culpa. Se sienta conmigo en la sala de espera. Me charla.
-No me charles que estoy nerviosa. Tomá, leé de Wanda Nara.
-¿Quién es Wanda Nara?
-No importa. Vos mirale el culo.
Me llaman por el apellido. Correctamente nos paramos los dos.
-¿Vas a entrar?
-Sí, obvio. Me quedo al costadito.
Me saqué la remera y me quedé en musculosa (estaba mi padre y no somos finlandeses) para que la doctora trabajase cómoda con su lapicito de tortura. Ruido y olor a quemado, a pollo quemado. En términos generales no duele, particulares, ponele que un poquito. Pero es tan relativo. Menos que un pinchazo y dolor de ovarios, más que quemarte apenas con el cigarrillo, parecido a prender mal un fósforo. Qué se yo. Inexplicable. La semana que viene voy por más, ahora como que me envicié. Pero voy sola. Como una nena grande. Y esta vez no lloro.
Labels: Herencia
5 Comments:
todavía estoy llorando un hermoso lunar que tenía cerca del ombligo y la perra de la dermatóloga se encaprichó en sacarme.
Uno en el dedo del pie que dicen que es peligroso y pieso en si sacarme o no otro que tengo en la panza. De chica, mis moretones competían con los lunares.
Uno en el dedo del pie que dicen que es peligroso y pieso en si sacarme o no otro que tengo en la panza. De chica, mis moretones competían con los lunares.
qué grande Toti,
A Homero no le da culpa nada de lo que me heredó, y le aseguro que es más grave.
Me sacaron una berruga una vez. Me quedó marca, pero al menos no tiene tanto volumen.
yo hace un par de años me envalentoné (sobre todo porque no sabía a lo que me exponía) y me quemé manchas de sol en la cara.
Fui sola y casi me muero pero del espanto cuando ví que el médico aparecía con un matafuegos negro de punta finita y ffffsssttt ffffsssst me quemaba las mánchas. Me quedaron bárbaras, pero debería volver.
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