Sunday, July 02, 2006


Salimos de ver la francesa del mafioso devenido pianista, del pianista devenido mafioso. Mis clases de piano también eran una tortura. Margarita, la profesora venía a casa semanalmente. Unos años antes me había encaprichado con el piano -o eso leyeron mamá y papá- y compraron un Steinway & Sons vertical, viejísimo pero en excelente estado a un vecino que se iba a vivir afuera. Debe haber salido una fortuna y me acuerdo no haber estado demasiado emocionada cuando llegué una tarde del colegio y lo vi ahí instalado en el living contra una pared. Se lo tomaron en serio, creo que pensé. Mamá se había recibido del conservatorio (sometida por mi abuela) y después nunca más había vuelto a posar las manos en el piano hasta ese momento cuando retomó sus clases después de mi hora de tortura con Margarita. Ella suponía que más adelante yo me arrepentiría también. Yo lo había dicho bastante claro. "Yo, cuando sea grande quiere tener uñas largas y que me dejen pintármelas de rojo todo el tiempo y no sólo para jugar". Cada vez que viajábamos yo me compraba un set de uñas postizas ni bien entraba a un lugar y me acercaba al mostrador y decía "Do you sell fake nails?". Me compraba un paquetito, me las pegaba así larguísimas y nacaradas como la de las cajeras del super y andaba así por todos lados. Mamá miraba para el asiento de atrás del auto, suspiraba pero no decía nada. La paciencia llegaba hasta que había que estar los tres en cuatro patas en el piso buscando una de las uñas que se había despegado porque yo simplemente no iba a seguir así con un dedo desparejo. Si no se encontraba la uña había que esperar a despegar las otras nueve para seguir. A mí me parecía absolutamente normal andar por la vida a los 8 o 9 años pareciendo Barbra Streisand y agarrando las cosas sólo con las yemas de los dedos. Por las cosas me refiero a las Barbies, los conos de helados o mi billetera de Hello Kitty.
No sólo era la clase en sí, si no ejercicios de solfeo y clave de fa en una cuaderno pentagramado alargado donde yo completaba los ejercicios, anotaba los tonos y semi tonos y practicaba anotando la nota que correspondía a la clave de fa. Con la memoria que suelo tener, nunca logré aprendérmelas (igual que con las tablas) y cada vez que leía hacía un lentísimo cáclculo mental re, mi fa y ahí apretaba. Después opté por machetear la nota justo abajo, cosa que se complicaba en las corcheas y semicorcheas porque no me daba el espacio y además en una clase Margarita me agarró y armó tamaño escándalo llamando a mi madre y todo. Mi carrera de pianista se venía en picada. Diez años y ya me me había aburrido del ballet, el tennis... La única solución, aprenderme en el menor tiempo posible la pieza de memoria para no tener que seguir la música de la mano izquierda en la partitura. Con la clave de sol no había problema, una facilidad total, como mi drive. No teniendo que concentrarme en la lectura, terminaba tocando muchísimo mejor pero Margarita obviamente se daba cuenta cuando yo no daba vuelta las páginas de la partitura, a drede me frenaba y con un dedo largo, flaco y de uña corta me decía: acá, retomá de acá. Retomá de acá era equivalente en mi cabeza a buscá en esta tablita de jeroglíficos una sustancia cuya masa molecular relativa equivalga a la masa molecular relativa de los cristales del sulfato de cobre.
Después de fingir varios ataques repentinos de fiebre y otros de migraña justo antes de cada clase, mamá concluyó que mi odio por el piano estaba declarado y que insistir no tenía sentido alguno.
Igualmente, cada vez que tenía la oportunidad me acercaba a un piano y tocaba las dos o tres piezas caballito de batalla con las que podia lucirme y después cuando el público pedía más yo fingía un poco de mosdestia y prometía dejarlo para otra occasión. Un poquito parecido a lo que hago con el francés.

18 Comments:

Anonymous Anonymous said...

bella película.

el super anonymous ritornato

6:55 AM  
Blogger Daniel C. said...

Cómo te envidio, Charlotte. Y pensar que yo a los 6 años pedí, rogué, imploré estudiar música y no me dejaron, tratando de evitarme una vida de bohemia que luego, como periodista, igual tuve.

7:26 AM  
Blogger Charlotte said...

uy, hola super anonymous! no se si "bella" sería la palabra.
bueno, no me envidie, mis ambiciones eran bastante básicas, uñas largas y glamour (pero claro, yo vengo de una flia de bohemios y no me entusiasmaba demasiado el tema)

7:50 AM  
Anonymous Anonymous said...

Lindo relato Charlotte, le film de Audiard está en cartel?

7:59 AM  
Blogger Loli said...

WOW!!!!!! CÓMO TE ENTIENDO, AMIGA!

Eso de machetearme la clave de fa!!!!

Los acordes eran complicados.

Igual, si tuviera que citar una tortura, seguro mencionarìa "El Czerny"
o "El Diabelli".

8:04 AM  
Anonymous Anonymous said...

Fui la unica de 5 hermanos que no tuve clases de piano porque no quise y me cuesta. La billetera de Hello kitty y el anhelo de unas ugnas largas como las segnoritas de la registradoras en el Sears tambien los tuve. Solo que no se me ocurria comprar las plasticas sino que me las ponia de plastilina ;)

8:24 AM  
Blogger Charlotte said...

sí anonymous.
EL CZERNY, ME ACUERDOOOOOOOOO. ERA MAS CHIQUITO YQUE LOS OTROS Y MUUUUUUUY HIJO DE PUTA.

8:27 AM  
Blogger Charlotte said...

Yo también tuve las de plastilina. jajajaja!

9:53 AM  
Blogger Unknown said...

yo moría por tener y aprender a tocar la bateria, pero mis padres consideraron que seria demasiado ruidoso. me acuerdo que la q yo queria valia 600 pesos/dolares en el promusica de unicenter. durante un año fui ahorrando todo centavo, pero cuando mis padres veían que estaba cerca de la cifra, subrepticiamente me afanaban algo. nunca pude comprar mi bateria. y juro q es verdad.

10:50 AM  
Blogger Charlotte said...

le robaban la plata???? jajajjajajaja. un horror!

10:57 AM  
Anonymous Anonymous said...

bonito, chamemal, pero convengamos en que esa no es una razón con mayúscula para no empezar a tocar un instrumento. si lo detuvo eso, es que no había tanta decisión suya en el asunto...

11:50 AM  
Blogger Unknown said...

exactamente, un horror.
es cierto calandraca, y es por eso que hoy performeo el único instrumento provisto por la naturaleza y mi hmno me esta enseñando a tocar la guitarra (con la suya obvio).

12:50 PM  
Blogger Charlotte said...

cuando ud habló de instrumento provisto por la naturaleza yo pensé en una guarangada total. lo confieso.

12:59 PM  
Anonymous Anonymous said...

usted finge con el francés charlotte?

2:44 PM  
Blogger Charlotte said...

calaveras? wow!

4:49 PM  
Anonymous Anonymous said...

Carlota,

Reconcíliese con ese piano. Sáquelo al patio una noche lluviosa y bajo las gotas interprete alguna canzonetta del film "Top Gun". Se sentirá mejor.

11:13 AM  
Blogger Charlotte said...

el piano quedó en lo de mi madre. en mi casa actual sería el piano o yo.

3:59 PM  
Anonymous Anonymous said...

No podemos comparar las tediosas clases de piano con las bellísimas clases de idioma francés !!! :))
Nada tan hermoso como ese idioma...
Besos!

8:55 PM  

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