Friday, November 18, 2011

A esta altura de la soirée


Comemos abajo de los árboles. Hay toda una guirnalda de lucecitas de colores que parece medir un kilómetro y estoy tentada de arrancarla, anudármela al cuello y huir sin que nadie note mi ausencia. Estaría absolutamente justificado; calzarían a la perfección en mi cocina de techos corredizos. Mi "hurto famélico". Como esa vez que casi les robamos el asado a los de una carpa (no tan cercana) porque Martín y los chicos no pescaban nada hacía horas y no teníamos más que arroz hervido y el agua del lado Fonk.
Cuando sugiere abrir un champagne soy la primera en decir que sí y cuando dice que es bueno, me pongo más contenta todavía y me hago la imbécil diciendo frases snob como “Estoy harta de los espumantes”. Me sorprendo que un abstemio tenga estas cosas en su bodega, o que siquiera tenga una bodega for that matter.
Hace frío y tengo un buzo prestado. Odio ser de esas minas que siempre tienen frío. No se me va ni con el champagne. Mientras lo servimos en esas copas de bocas anchas (prefiero las alargadas finitas) alguien cuenta la anécdota de Madame de Pompadour y dudamos de la veracidad del cuento.
-¿Vos decís que las copas estaban modeladas a partir de las tetas de la amante de Luis, cuál era, quince?
No puedo evitar mirar las propias y suponer que las cortesanas de la época serían apreciadas por la modestia de sus senos.


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3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

ahhhhhhhhh me acorde del patio de million ...y esasmesitasdemarmol...asi todo junto
lindo lindo jackie

5:18 PM  
Anonymous Anonymous said...

Vos tambien te vas? Que estará pasando? igual se que puedo encontrarte aca. Hasta pronto.

7:25 AM  
Blogger Charlotte said...

Gracias, todos.

10:55 AM  

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