Roaring 40´s

Una fiesta de 40 más y no me quedan pasos. Y ojo que soy de agarrar la pista y pistear, de menear y sacudir, con brazo y cadera, hombrito y cuello. Aún así. Creo que no resisto una más y de solo pensar las infinitas que me quedan el año que viene me aterro.
Creo que voy a hacer lo siguiente para la mía. Contratar lugar espacioso. Escenario. Sillas o butacas. Guitarrista con onda. O toda una banda. Who knows? Otros ridículos con sed de estrellato pasajero, de rockstars de cabotaje. Se me ocurren nombres. Sentar a los seres queridos y hasta los no tan queridos pero seres al fin para que hagan bulto. La idea es público. Someter a todos a 35 minutos de mi. Hablar, cantar y contar. De repente te hago un stand up. En silencio y con aplauso. Mucho. Por todos esos trenes que me tuve que fumar, todos esos carnavales cariocas, esas listas terribles de regalos espantosos en Flox a $400 la ensaladera de plástico Guzzini en el 95 y esos Recibirán a usted después de la ceremonia en Capilla del Señor. No es en plan venganza, ni mucho menos. Para nada. Quiero darme el gusto yo. Gente que me quiera y me la reme, se sienten, chupen un poco, me escuchen cantar y aplaudan.
Estresha por un día.
Vayan haciendo la reserva.