Monday, October 19, 2009

Fetichist


Docampo toca timbre y bajo a abrirle. Todos los sábados más o menos la misma historia.
-¿Dejamos la Blackberries o llevamos?
Docampo está muy apegado a sus mensajes y a sus mails. Tiene todo el vicio del soltero y no larga el aparatito ni para salir a caminar. Yo sufro una leve dificultad para ejercitar el desapego pero puedo apoyarla en la barra de la cocina y salir únicamente con las llaves en la mano. Para mí, todo un milagro: ni espejito, ni lipgloss ni teléfono ni nada. Es casi como salir desnuda pero a las pocas cuadras la manejo y dado que terminamos caminando hasta Plaza San Martín hasta creo que estoy en condiciones de volver a viajar a Europa de mochilera. Mentira. Altamente dependiente. A la vuelta, cruzo el umbral de la puerta y Docampo corre a su teléfono y yo al mío que titila red anticipándome que hubo actividad en mi ausencia. En un acto de constricción absoluta aguanto y me acerco antes a la pantalla de mi Mac y chequeo los mails “a la que me importa”. Docampo se va amablamente explicando amablemente que deja para que yo pueda dormir mi siesta (proyecta y el que siestea es el). Antes se sienta en el sillón y me repite lo mucho que le gusta mi casa.
-Vibra bien, digo yo.
El domingo la Blackberry se confunde y me marca una hora menos. Doy vueltas desde las 830 y la espero a madre que accede a movilizarse a Capital evitándome el transe de ir a Acassuso. En compensación la llevo a almorzar a Petanque y caminamos por las callecitas de San Telmo.
-Jueguemos a que somos dos turistas noruegas y a ver cuántas veces nos tratan de cagar en 100mts.
-Nice game, dice madre. Let´s play Trinny and Susannah and ask that lady if she borrowed those boots from a hooker in Jersey.
En un recoveco de la casa de los Ezeiza encuentro dos libritos Penguin, quiero uno nada más, el de Saki, vintage naranja como los que había en Olivos.
-Venían juntitos, linda, no te los puedo separar.
Pago el precio de rigor y no regateo. No sirvo para eso. Una tal Hilda Melamud los compró en Pigmalion sobre Corrientes y todavía puede verse la firma en tinta azul apetrolado. Uno en febrero en 1958 y otro en el 54 sin especificar mes.
-Mirá, Ma. ¿Vos habías visto el logo así alguna vez?
Madre desconoce el logo y yo creo que los compré por la tapa naranja y el logo del piguino desacatado y el “one shilling and sixpence”. A veces hago cosas que no tienen mucha explicación.

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7 Comments:

Blogger La Peor de Todas said...

Difícil tarea la de ejercitar el desapego de artefactos tecnológicos en los tiempos que corren... O correr sin ellos! jeje

11:25 AM  
Blogger Guillermo said...

"ask that lady if she borrowed those boots from a hooker in Jersey" Looks like mother can be harsh sometimes.

Y si, la BB es adictiva... Empiezo a creer que las hacemos así a propósito!

11:37 AM  
Blogger Protervo said...

sin mi blackberry no soy yo.

que buena caminata pegamos, amiga.

11:40 AM  
Blogger Charlotte said...

Bueno, confieso que yo lo había dicho antes y madre simplemente propuso cambio de juego, eh. jejejejej.

Prot, tenemos que trabajar tu dependencia con el gadget, nene. hay que hacer relato de lso brazucas con camiseta de la mesa de atriki. Cobra!

12:22 PM  
Blogger La Oveja said...

el del 37 está como si le hubieran dado una piña...

3:06 PM  
Blogger laura said...

está bueno hacer cosas q no tienen explicación, pero me pa q este no es el caso. tenerlos es motivo suficiente.

4:20 PM  
Blogger PFH said...

Ah, Saki: recuerdo haber encontrado "The Lumber Room" en uno de esos textbooks de mi benemérita institución.

http://haytom.us/showarticle.php?id=78

7:28 PM  

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