Las leyes del desierto y el mar
Hay una ley entre los beduinos, en el desierto, que indica que al menos por tres noches con sus días, uno debe dar de comer y beber a cualquiera que lo pida, aún tratándose del enemigo. Al cuarto día uno puede matarlo si quiere, pero no antes.
Tirados en la arena (no del desierto sino de la playa) amigo me cuenta la historia.
-Me queda una noche más y me liquidás entonces...
Z se extiende mucho más allá de la ley que rige en el desierto, mucho más que un beduino y me quedo en su casa 7 noches.
Amigo Z conoce la ley del desierto y la ley del mar. Todas las mañanas se acerca al bañero y hace sus consultas. No tengo idea de lo que hablan pero lo hacen un rato y siempre vuelve con información.
-Hay que meterse acá, te arrastra hacia allá, salís como 100 metros hacia José Ignacio. Hay un banco acá nomás. Si nadamos hacia adentro y pasamos la rompiente nos paramos en el banco. ¿Lo ves? Más allá de los surfers. El agua ahí te llega hasta la rodilla.
Cabe aclarar que su acá nomás es una medida relativa. Amigo está monotemático con la rompiente como solo puede estarlo un varón y no me deja leer más de 15 páginas seguidas sin arrastrarme al mar. Pasar la rompiente se torna en su obsesión.
-¿Y qué pasa de este lado de la rompiente, no nos podemos quedar acá flotando?
De repente me he vuelto una cobarde. Esto de mi miedo al mar es nuevo. Trato de hablar en el intervalo que hay desde que la ola se aproxima, que la tengo que encarar de frente y mandarme un rato abajo del agua hasta que pase (porque no está bueno salir antes y que falte mitad de ola por pasar) y que saco la cabeza hasta que me revuelca la próxima. Es breve. Hablo poco. El mar es caótico y estoy en un pozo sin opciones. La ola me revuelca y Z estira una mano y me lleva hasta donde está el. Yo miro agradecida y confirmo todavía tener la bikini en su lugar.
-De este lado de la rompiente chupás pija. ¿Te gusta chupar pija?
Z está conforme con que el mismo mar me ha enseñado la lección. Si te quedás acá como una tarada, chupás pija. Más allá de la rompiente, la paz. Asumo que la metáfora aplica exclusivamente a esta situación de la ola reventándote repetidamente encima mientras tratás de flotar, con la imposibilidad ya sea de nadar hacia la costa o flotar tranquila. Asumo que si de esto se trata, la respuesta a su pregunta sería que no, no me gusta.
Tirados en la arena (no del desierto sino de la playa) amigo me cuenta la historia.
-Me queda una noche más y me liquidás entonces...
Z se extiende mucho más allá de la ley que rige en el desierto, mucho más que un beduino y me quedo en su casa 7 noches.
Amigo Z conoce la ley del desierto y la ley del mar. Todas las mañanas se acerca al bañero y hace sus consultas. No tengo idea de lo que hablan pero lo hacen un rato y siempre vuelve con información.
-Hay que meterse acá, te arrastra hacia allá, salís como 100 metros hacia José Ignacio. Hay un banco acá nomás. Si nadamos hacia adentro y pasamos la rompiente nos paramos en el banco. ¿Lo ves? Más allá de los surfers. El agua ahí te llega hasta la rodilla.
Cabe aclarar que su acá nomás es una medida relativa. Amigo está monotemático con la rompiente como solo puede estarlo un varón y no me deja leer más de 15 páginas seguidas sin arrastrarme al mar. Pasar la rompiente se torna en su obsesión.
-¿Y qué pasa de este lado de la rompiente, no nos podemos quedar acá flotando?
De repente me he vuelto una cobarde. Esto de mi miedo al mar es nuevo. Trato de hablar en el intervalo que hay desde que la ola se aproxima, que la tengo que encarar de frente y mandarme un rato abajo del agua hasta que pase (porque no está bueno salir antes y que falte mitad de ola por pasar) y que saco la cabeza hasta que me revuelca la próxima. Es breve. Hablo poco. El mar es caótico y estoy en un pozo sin opciones. La ola me revuelca y Z estira una mano y me lleva hasta donde está el. Yo miro agradecida y confirmo todavía tener la bikini en su lugar.
-De este lado de la rompiente chupás pija. ¿Te gusta chupar pija?
Z está conforme con que el mismo mar me ha enseñado la lección. Si te quedás acá como una tarada, chupás pija. Más allá de la rompiente, la paz. Asumo que la metáfora aplica exclusivamente a esta situación de la ola reventándote repetidamente encima mientras tratás de flotar, con la imposibilidad ya sea de nadar hacia la costa o flotar tranquila. Asumo que si de esto se trata, la respuesta a su pregunta sería que no, no me gusta.
Labels: El campo y el mar
6 Comments:
Que bueno que volviste escribiendo así. te extrañé.
juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! no señor, no me gusta.
beunísim post charolaine. el mar te inspira, dijo Birabent
genial
Genial. De acuerdo. La expresión "chupar pija" es tremenda.
Ahhh Sharlot!! Nuestros destinos rozan uanséguén...justo shegado de aquellos lares: poco clima, mucha paz!
Leyes del desierto? Habrá Ud, leído uno de mis mas preciados libros Desert of Deserts de Wilfred Tessiger? Sino la invito, un josha de insondable besheza....
Sin mas, le auguro buen retorno a nuestra own Bagdad y muchos éxitos en su nueva étapa actoral, la cuál esperamos vivamente :)
Sh.F.Clú
PS Aún habiendo contextualizado correcta&precisamente, una Srta. (máxime con los prejuicios que acarrea la benemérita, even post-Escudero)JAMAS, repito, JAMAS deberá declarar públicamente su disgusto a tan delicada y, por nos apreciada, práctica; a lo sumo, el nunca bien ponderado: " graciassss, gussto pero me privo" :)
Sh.F.Clú de mi corazón, no leí eso. Intentaré encontrarlo.
Nos curzamos uansagén?
Lo de Bagdad me dejó pensando. Tenemos que hablar usté y yo.
La contextualización es todo. Yo no declaré disssgussto, por favor! Y menos aún privación. No me haga aclarar que oscurece y mucho.
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