Efecto Dominó

Llego temprano al microcentro casi con tanto tiempo como para tomarme el perfecto café en el Segafredo de Florida y Bartolomé Mitre y después caminar hasta mi reunión. Ultimamente no tolero esos cafés de máquina que me encajan las ambles secretarias en las oficinas. Deben ser radioactivos.
Cuando llego a la esquina con San Martín, donde se juntan el Río y el Citi, me encuentro de casualidad con amigo microcéntrico en zona. Nos ponemos a hablar junto a las motos de lo motoqueros, las que dejan ahí estacionadas mientras hacen sus entregas, una al lado de la otra, prolijitas, prolijitas. Me distraje un poco moviendo mi pelo rubio y como me pesaba la cartera me apoyé en una. Era chiquita, con poco equilibrio y bueno, se cayó hacia un costado sobre otra también chiquita tipo scooter que cayó sobre otra y ahí temí lo peor. No quize ni darme vuelta para ver pero por suerte se trataba de una tremenda Onda XR250 que se mantuvo firme como corresponde e interrumpió el efecto domninó sobre todas las restantes. De más estar decir que mi despedida fue rápida y mi huída veloz. Tanto glamour desaprovechado.